Capitulo 5

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Había avanzado bastante en su trayecto, pero algo le decía que haberse ido fue un error, quería regresar en busca de Aome.

Si, ya llevaba una semana de haberse ido, pero ese día, ese día tenía un mal presentimiento, sentía que lo necesitaba.

Y entonces, lo sintió, el cosmos de Aome, cerca de dónde estaba él, y también le llegó el olor a veneno.
Uso la capacidad de los piscis, comunicarse con las plantas, que le dijera lo que veían, y entonces, la encontró, arrodillada frente a una mujer vestida de negro, rodeada de un especie de neblina azul.

Y sin dudarlo un solo segundo, corrió en su ayuda.

En algún punto cercano a Albafica

Habían seguido con su búsqueda, Aome no hablaba con Inuyasha, y cuándo sentía algún fragmento, se lo comunicaba a Sango o Miroku, y Shippo siempre iba con ella a todos lados.

Habían avanzado bastante, Inuyasha los hacia caminar largas distancias, esperando que por lo menos eso hiciera que Aome le reclamará, pero ni así volteaba a verlo.

Sin embargo, llegaron a un lugar bastante extraño, Inuyasha de inmediato noto el olor a veneno por todo el lugar, combinado con una fragancia agradable.

Shippo y Kirara fueron los primeros en caer inconscientes, por lo que Aome los encerró junto Sango y Miroku en un campo de energía.

- Así que ustedes no caen tan fácil en el veneno. - la sacerdotisa llamo la atención de Inuyasha y Aome - Yo soy Rubina, es una lastima que hayan venido a mi jardín. -
-  Es una sacerdotisa oscura. - dijo Aome, llamando la atención de Inuyasha -

De un momento a otro vieron las flores aparecer, flores que claramente eran camuflajeadas por una especie de ilusión.
Inuyasha se sintió un poco aturdido, pero Aome comenzó a marearse, aún así, hizo su máximo esfuerzo para mantener firme el campo de energía que mantenía a salvó a sus amigos.

- Sacerdotisa. - hablo Rubina, acercandose a Aome - Sabes que no soportaras mucho tiempo el veneno, tampoco tu amigo. -
- Vas a pagar por todo esto. - Inuyasha protesto, viendo los cadáveres en un punto de ese jardín - Has asesinado a muchos. -
- Son un bien abono para mis flores, eso hace que el veneno se fije a sus raíces. - Rubina se burlo al ver sus rostros horrorizados.
-  Debería darte vergüenza usar flores tan bellas para esparcir veneno y lastimar a los demás. - la azabache reclamó al ver algo así, le parecía algo imperdonable lo que esa sacerdotisa oscura hacía.
- ¿A caso conoces a alguien que use las flores para algo bueno? - Rubina volvió a cuestionar con ese tono burlón.
- Ella tiene razón. - hablo Albafica, apareciendo en el lugar - Debería darte vergüenza usar a las flores para dañar a alguien que no lo merece. -

Llegó al lugar, usando su armadura, y con pasos rapidos y seguros, avanzo hasta quedar justo frente a Aome, dando a entender que estaba ahí por ella, para protegerla.

- Albafica. - Aome susurro antes de toser y ponerse aún más pálida. -
- Llévala a la barrera. -  dijo Albafica mirando a Inuyasha - ¡Ya! -
- Tú a mí no me ordenas. - Inuyasha protestó mientras sacaba a colmillo de acero y miraba a la Sacerdotisa.
- ¿Estás dispuesto a dejarla morir por el veneno? - cuestionó el peli celeste  y viendo con sorpresa la negativa de Inuyasha para moverse - Idiota. -

Se acercó a Aome para alzarla y llevarla a la barrera, estaba pálida, era claro que el veneno la estaba afectando, pero en el fondo, estaba agradecido de no ser él el causante de que ella estuviera así.

- ¿Quién eres tú? - Rubina pregunto un poco asustada al ver que el peli celeste estaba como si nada - ¿Quien demonios eres tú? -
- Soy el veneno mismo. - Albafica respondió con seriedad y algo de arrogancia.

La sacerdotisa oscura saco una especie de rosario, y al agitarlo, las flores desprendieron aún más veneno, haciendo que Inuyasha se tambaleara, e incluso soltara su espada, pero Albafica estaba como si nada.

- ¿Crees que eso me afectará? - Albafica pregunto con ironía - Ni yo en mis años de preparación liberaba un veneno tan patético. -

La neblina azul fue desapareciendo poco a poco, al punto de que ya no quedaba ni rastro, y al poco tiempo fue reemplazada por una neblina de color rojo que emanaba del cuerpo de Albafica, algo que hizo que la sacerdotisa oscura retrocediera.

Pero no solo eso, algunas rosas aparecieron al rededor del caballero, rosas tan bellas y brillantes que solo indicaban lo letales que eran.

- Eres una deshonra para quienes tienen como aliadas a las flores. - dijo Albafica,  al tiempo que aumentaba su cosmos. - Y sobre todo, no debiste meterte con ella. - refiriéndose a Aome - ¡Espinas carmesí! -

La sacerdotisa ni siquiera vio el ataque, únicamente lo sintió, pero Inuyasha si, el si alcanzo a ver cómo miles de espinas en color rojo se dirigían a la sacerdotisa oscura, pero ella seguía en pie.

No fue hasta que una flecha con un brillo rosado paso a un lado de Albafica, dándole en el pecho a la sacerdotisa oscura.

El peli celeste volteo a ver de dónde había salido esa flecha, y se encontró con que Aome estaba fuera del campo de energía, aún sosteniendo el arco.

- Después de todo... Ella tenía que ser purificada. - explicó Aome, viendo como Albafica la miraba con sorpresa.

Después de esas palabras, cayó inconsciente, y Albafica fue corriendo en su ayuda, claro, después de hacer que esa parte de su sangre que había usado para las espinas carmesí, regresará a él.

Cuándo llegó con ella, reviso su pulso y su respiración, estaba viva, y eso le agradaba, pero cuando sintió su frente caliente, supo que el veneno seguía actuando en ella, pero también en sus amigos.

Con su cosmos, trato de llamar el veneno que ellos tenían en sus cuerpos, lo cuál logro, pero Aome seguia inconsciente.

- Perdón por llegar tarde.  - Albafica le susurro cuándo la alzó para llevarla con él. - No te volveré a dejar. -
- ¿A dónde la llevas? - Inuyasha protesto cuando vió que se alejaba un poco.
- A ponerla en un lugar cómodo, ya que tú ni siquiera te preocupaste por alejarla antes de que el veneno le afectará más de lo que le hizo. -

Las palabras de Albafica dejaron petrificado a Inuyasha, era verdad, por querer imponerse a lo que había dicho el peli celeste, dejo desprotegida a Aome, y no solo eso, ni siquiera pudo salvarla a ella o sus amigos, había sido el caballero quien prácticamente había terminado con todo.

Amor entre RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora