El gran día llegó.
Su padre le había brindado uno de los caballos del establo y los ministros se encargaron de guiarlos hasta el lugar del bosque en que se llevaría a cabo la ceremonia. En todo momento, Taehyung estaba un poco distraído.
Era inevitable. En pocas horas estaría encontrándose con Jin otra vez. Tal y cómo lo hacía en su infancia, Taehyung estaba empezando a alegrarse con cada oportunidad que se les brindaba a ambos para encontrarse.
Pero, a pesar de su distracción, Taehyung no dejó que los otros yangban pudieran ganarle en la competición. Taehyung era competitivo, y disfrutaba de ver los rostros de frustración en los demás mientras él le daba a todos los blancos distribuidos en distintos puntos del bosque.
—Ellos no están felices —mencionó Jimin, una vez que Taehyung llegó al centro de descanso y bajó de su caballo, acariciando este con cariño y sonriéndole a su amigo —. Estás haciendo un buen trabajo.
—¿Mi padre?
—Satisfecho —respondió entre risas, tendiéndole un paño a Taehyung para que pudiera limpiar las gotas de sudor de su frente —. Serás la envidia de todos una vez que entres y trabajes en el palacio.
—Lo dices como si fuera algo bueno.
Jimin rodó los ojos y bajó la voz —. Ya, ¿cuándo llevarás a cabo tu plan?
—Planeo perderme durante la siguiente ronda.
—¿Estás seguro de que funcionará?
—Funcionará.
Ambos habían planificado todo la noche anterior. Jimin sabía lo que debía hacer y Taehyung sabía durante qué bloque del día aparecer en el lugar donde lo encontrarían.
Sus manos, sin embargo, empezaban a sudar debido a los nervios que se le presentaban.
Todo porque vería a Jin.
—¿Cuándo vas a quitar esa sonrisa tonta de tu rostro?
Taehyung lo miró de mala manera —. ¿Sonrisa tonta? Claro.
—Tienes que contarme todo en cuanto regreses a la residencia —susurró Jimin, golpeándole el brazo con amistosidad —. Mucha suerte.
Taehyung sonrió. Si había alguien que conociera de forma genuina su personalidad, ese era Jimin. El muchacho lo escuchaba horas y horas hablar sobre Jin, aun cuando ni siquiera lo conocía. La paciencia que Jimin tenía era inigualable.
Y su amigo podía saber lo emocionado que Taehyung estaba de que su amigo de la infancia y adolescencia regresara.
La siguiente ronda siguió su curso natural. Taehyung cabalgaba en su caballo mientras su mirada estaba concentrada en buscar los sitios a los que debía disparar. Alzaba sus brazos y tiraba de la cuerda, atinando en todos los objetivos sin problema alguno.
En cuanto notó que los yangban empezaban a dispersarse, Taehyung sabía que debía empezar con su plan.
Intentó ubicarse en el sitio y cabalgó hasta donde habían acordado encontrarse. Taehyung estaba emocionado, habiendo contado los días para volver a estar frente a Jin aún cuando su simple presencia lo ponía nervioso.
Era la misma emoción que sentía en su adolescencia. Siempre que se tratara de Seok Jin, Taehyung ansiaría el poder verlo, el poder estar con él.
—Espera aquí —murmuró Taehyung al caballo, acariciando su lomo y sonriéndole.
Luego miró a sus alrededores. El muelle estaba ahí y una pequeña casa descuidada estaba a su costado. Taehyung sabía que no era el mejor punto de encuentro, pero al menos el lugar estaba alejado de la vista y podían estar ahí sin ser descubiertos.
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The Longest Time; Jintae
FanfictionEn cuánto Kim Seok Jin, un chico noble de otro clan, se mudó a la casa vecina, Taehyung no dudó en hacerse un buen amigo de él. Adoraba pasar tiempo con él, escucharlo hablar de cualquier tema y, sobre todo, adoraba lo atento que aquel muchacho era...