Final.

689 98 54
                                    

La vida era muy diferente.

Taehyung podía notarlo incluso desde la noche en que escaparon juntos. La noche, probablemente, más larga de toda su vida. Una donde los nervios y el pánico le acompañaron por horas y horas.

Incluso, después de que salieran del centro de Hanyang, Taehyung no podía deshacerse de la sensación de incomodidad y de miedo que lo acompañaba.

—¿Puedes caminar? —preguntó Taehyung —. Estoy seguro de que tus heridas no se han curado del todo.

Jin alzó la cabeza y sacudió la cabeza para restarle importancia —. Estoy bien, no tienes porqué preocuparte.

Pero Taehyung sí que se preocupaba. Llevaban varias horas caminando, habiendo dejado atrás la provincia hacía tiempo sin tomar un solo descanso. Seok Jin seguía cuidando sus movimientos debido a los azotes que había recibido en el centro y Taehyung sabía que lo mejor era reposar y no hacer más esfuerzo al menos por un tiempo.

—Nos tomaremos un descanso aquí por unas horas.

Hoseok y Jimin asintieron, dejando a un lado las cosas que cargaban y analizando los alrededores.

Habían notado que en los pocos días que llevaban conociéndose, ambos parecieron coincidir de la mejor forma, logrando ser buenos amigos de forma espontánea. Y eso ponía muy feliz a Taehyung, quien reía de vez en cuando debido a las ocurrencias de aquellos dos.

—Tu rostro… —empezó a decir Seok Jin. El rostro de Taehyung estaba cubierto por unos cuantos moretones, debido a los golpes de su padre —. Dije que no iba a dejar que te pusiera la mano encima, pero…

—No ha sido culpa, estabas inmovilizado —le tranquilizó, tomándolo de la mano y arrastrándolo consigo.

Seok Jin preguntó si algo malo sucedía, pues ver a Taehyung de esa forma era extraño. Al final, decidió no hacer más preguntas y confiar en lo que el otro quisiera mostrarle.

Mientras le tomaba de la mano, Jin no podía dejar de mirar los brazaletes que decoraban sus muñecas. Tan solo podía imaginar a un Taehyung fabricándolos durante toda la noche después de sus sesiones de estudio, esperando algún día poder entregárselos.

Y se había logrado después de diez años

Taehyung entonces se detuvo y se sentó bajo un árbol, apoyando su espalda en el tronco e invitando a Jin para que imitara su acción.  El ladrón así lo hizo, con cuidado de no lastimarse y lo miró con diversión.

—¿Es esto lo que querías?

—La noche está preciosa hoy, ¿no crees? —preguntó, mirando el manto nocturno y estrellado sobre ellos —. Quería pasar un rato a solas contigo.

Jin sonrió —. ¿Te sientes bien? ¿Tienes hambre?

—Estoy bien —le aseguró, luego levantó sus brazos —. Estoy un poco adolorido, pero me sentiré bien dentro de poco.

Jin se giró, pudiendo admirar de mejor forma el rostro de Taehyung. Y aunque estuvieran en una situación de incertidumbre, ambos se sentían contentos de poder estar juntos sin ataduras por fin.

—Llegaremos pronto a un hostal y descansaremos un par de días ahí —explicó Taehyung —. Eso es lo que Hoseok ha dicho.

—Hoseok sabe mucho sobre esto. Probablemente llegaremos a casa en menos de una semana.

A casa. Escuchar eso era un poco peculiar para Taehyung, pero también sintió su corazón cálido.

—Cuéntame más sobre Gyeongsang —le pidió Taehyung, recargando su cabeza en el hombro de Seok Jin —. ¿Cómo es allá?

The Longest Time; JintaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora