Capítulo 7.

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—¿Qué ha sucedido? —preguntó Hoseok con pánico, haciéndoles espacio para que pudieran pasar.

Taehyung cargaba a un Seok Jin desvaneciente en su espalda, Jimin lo seguía, tratando de cuidar sus pasos y que Jin no se lastimara más de la cuenta.

Y Hoseok no sabía cómo reaccionar. ¿Por qué Jin estaba en ese estado?  ¿Cómo habían encontrado la casa?

Y vaya que había sido algo difícil.

Después de retirarse de la conmoción, con Seok Jin en su espalda. Taehyung escuchó los murmullos de la gente y los gritos incesantes de su padre amenazándolo con cientos de cosas. Los ministros sólo le miraron, sin pronunciar palabra alguna.

Pero Taehyung podía imaginarse lo que pasaba por sus mentes.

Haber recorrido las calles de Hanyang, con Jin muy apenas consciente para dar direcciones había sido todo un reto. Cada vez que Jin les decía a dónde debían de dirigirse, Taehyung terminaba confundiéndose más y más. Al final, después de incontables intentos, dieron con la casa que más se parecía a las descripciones que Jin había dicho.

Para suerte de todos, ningún guardia les siguió. Y, aunque Taehyung estaba aliviado por ello, Jimin no podía decir lo mismo. El sirviente sabía lo severo y estricto que era su padre y también sabía que era la primera vez que Taehyung lo desobedecía frente a tantas personas.

Y una desobediencia como esa implicaba un alto castigo. Los ministros, con seguridad, tratarían de excluir a Taehyung de las celebraciones y reuniones. Perdería su trabajo y su padre tendría una reputación manchada.

No era porque había ayudado a un ladrón. Era porque había ayudado al hijo de un traidor.

Y eso era de preocuparse. Si querían deshacerse de Jin, ¿por qué no seguirlos?

Jimin fue el que habló en esa ocasión —. No estamos seguros de toda la historia, pero ha sido acusado de robo y castigado por órdenes del padre de Taehyung.

—¿El señor Kim lo ha descubierto? —preguntó Hoseok con pánico. Al ver que Taehyung no sabía a dónde dirigirse, lo guio hasta una pequeña habitación —. Es por aquí, puedes recostarlo ahí.

Taehyung asintió y lo acostó boca abajo, haciendo que sus heridas en la espalda quedaran al descubierto. Jin dejó salir un quejido y presionó su mejilla en la cómoda estera.

—Tengo que curar sus heridas, ¿tienes paños? ¿Agua? ¿Vendas?

El ladrón analizó todo lo que el otro pedía y de inmediato asintió, buscando entre las cosas que habían organizado para su partida al sur.

—¿Los han seguido? —preguntó Hoseok mientras buscaba.

Jimin negó —. Eso es lo extraño, nadie nos ha seguido.

Hoseok frunció el ceño, pero no cuestionó nada más por el tiempo dado, sabiendo que su amigo estaba en un pésimo estado en esos momentos y necesitaban brindarle toda su atención. Le dio a Taehyung todas las cosas que necesitaba y se cruzó de brazos.

—Te lo agradezco —murmuró Taehyung a Hoseok con una sonrisa. El contrario solo asintió con la cabeza.

—¿Necesitas ayuda en algo? —preguntó Jimin, pero Taehyung sacudió la cabeza.

—Estaré bien. Tal vez Jin necesite comer luego de esto.

Tanto el ladrón como el sirviente salieron de la habitación, tratando de hacer que Taehyung no fuera distraído por nada más. Jimin caminaba de un lado a otro, impaciente por todas las interrogantes que se presentaban en su cabeza y Hoseok estaba en la cocina, encendiendo la leña del pequeño horno para preparar comida para todos y en especial para Seok Jin.

The Longest Time; JintaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora