Kinn observó el local dubitativamente, en verdad que Khun estaba logrando su cometido de demostrarle que podía manejar un negocio y eso le estaba incomodando mucho, ¿acaso alguien le estaba ayudando? O peor aún, ¿alguien estaba abusando de su estupidez y le estaba robando?
Eran las nueve de la noche y el bar ya estaba casi lleno en su totalidad, veía a los clientes charlando y bebiendo cómodamente. Kinn le echó un ojo a los cócteles que veía en algunas mesas y se sorprendió al notar lo deliciosos que lucían. Miró hacia la barra y se acercó a Big, quien estaba atareado licuando los ingredientes.
—¿Tú eres el encargado de preparar esos cocteles? —preguntó con curiosidad, Kinn.
—No, el verdadero genio es Porsche.
—¿Y dónde está el tal genio?
—Allí. —Big le señaló con su cabeza mientras comenzaba a servir la mezcla en algunas copas. Kinn se giró y observó al final de la barra a Porsche, quien portaba una sonrisa encantadora mientras charlaba con algunos de los clientes, quienes, específicamente habían ido a observar cómo preparaba las bebidas directamente.
—Porsch... si nos bebemos todo esto, ¿qué tal un besito? —mencionó uno de los chicos jóvenes que le miraba con mucho deseo.
—Wow... primero crece más y después me coqueteas. —Porsche le guiñó el ojo con coquetería y le entregó su bebida. Los chicos le sonrieron y se marcharon a su mesa, ya que estaban acostumbrados a que el mayor siempre les rechazara con amabilidad.
—Dame tu mejor bebida... —Kinn se acercó y se sentó en el banquillo frente a Porsche. Los dos se miraron fijamente, como si estuvieran analizando las facciones del otro. Porsche no había visto a este cliente antes, recordaría aquel rostro atractivo, sin duda. Lucía como alguien adinerado, ¿sería amigo de Khun?
—Claro, pero ¿podrás aguantarla? —Porsche le dijo con un tono divertido mientras tomaba las botellas de alcohol y comenzaba a mezclar en la coctelera.
—Soy muy resistente, créeme... ¿te gustaría comprobarlo?
Un brillo se detonó en la mirada de ambos. Porsche estaba acostumbrado a que todos los homosexuales de aquel local le coquetearan, pero él tenía una regla inquebrantable, no se metería con clientes, era problemático. Simplemente sonrió y decidió no darle una respuesta a aquel hombre tan atractivo.
—Lamborghini para ti. —Porsche le entregó una copa con una bebida marrón. Kinn la miró dudoso y justo cuando la iba a beber, Porsche lo detuvo, rozando su mano con la de Kinn. Aquel toque le mandó escalofríos al Theerapanyakul.
Porsche sacó un soplete y le sonrió coquetamente a Kinn, accionó el aparato para que saliera una llama azul y prendió fuego en la bebida.
—Lamborghini ardiente... —agregó. —Creo que esta bebida va acorde con su apariencia, cliente, el fuego significa peligro, pero también es... atrayente. Pruébela, creo que estará al nivel de sus expectativas.
Si las miradas pudieran desnudar... Porsche ya estaría con la ropa rasgada. Kinn sintió una gran necesidad de abalanzarse y besarlo hasta arrancarle el aliento, ese chico moreno era demasiado seductor para su propio bien.
—Tome. —le extendió una pajilla para sorber la bebida. —Las cosas saben mejor mientras están ardiendo, no pierda el tiempo.
Kinn sonrió y bebió de aquel cóctel. El impacto de los sabores lo dejó atónito, este hombre no debería ser llamado barista sino mixólogo. No entendía cómo estaba en un lugar como el bar de Tankhun en lugar de algún restaurante costoso del país.
¿Sabría de su talento?
—Esto... es extraordinario.
—Obviamente, yo lo hice. —dijo con una sonrisa llena de orgullo mientras se inclinaba sobre la barra. —Así que por favor cliente, venga seguido a nuestro local, aquí nunca se aburrirá del servicio.
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SERENDIPIA (HIATUS)
Romance[Vegas Theerapanyakul es un hombre codiciado en la comunidad gay, ya que es reconocido por no enamorarse de nadie y de ser un buen amante sexual. Un día su primo Tankhun abre un nuevo bar en la ciudad y decide que este será su nuevo lugar de ligues...