[Vegas Theerapanyakul es un hombre codiciado en la comunidad gay, ya que es reconocido por no enamorarse de nadie y de ser un buen amante sexual. Un día su primo Tankhun abre un nuevo bar en la ciudad y decide que este será su nuevo lugar de ligues...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El ambiente adentro del coche se había vuelto silencioso mientras la mente de Pete parecía una línea que repentinamente se volvía un nudo similar a un garabato. Las palabras de Vegas eran difíciles de procesar y sentía que habían provocado un corto circuito en su cerebro.
—¿A... A q-que te refieres con a-amor...? —la pregunta se ahogaba en su garganta y no podía mirar a la cara a Vegas.
—Estoy enamorado de ti, Pete. Es la primera vez que me sucede, pero he aprendido a aceptar este sentimiento sin ocultarlo, no espero ninguna respuesta de tu parte. —aclaró. —Simplemente ya no puedo seguir reprimiendo mis sentimientos, quiero que sepas mis intenciones hacia ti.
Vegas no despegaba la mirada del perfil de Pete, quien cada vez se volvía más tímido. Su rostro se tiñó de rojo y mordió su labio inferior con nerviosismo.
¿Cómo no se había dado cuenta antes? Se lo preguntó seriamente. Ni en sus sueños más locos creyó que un hombre como Vegas, quien poseía dinero, apariencia e inteligencia, se fijaría en alguien como él.
Eran de dos mundos completamente opuestos, una cosa era ser amigos, pero otra muy diferente era la atracción sexual y amorosa.
—P-Pero yo estoy seguro de que no soy tu tipo...
—Esa es la principal razón por la que me enamoré. Eres la excepción a todo lo que me planteé a lo largo de mi vida, una persona como tú... es la que he añorado por tanto tiempo. Nunca imaginé que me dejaría arrastrar por el amor, le detestaba, pero cuando estoy contigo, no me importa sucumbir ante esta enfermedad, quiero que me consuma y me extermine. Estoy consciente que quizá nunca vayas a sentir lo mismo por mí, pero si no te hablo sobre mis sentimientos, creo que seré miserable por el resto de mi vida.
—Y-Yo no sé qué decirte...
—Pete... mírame, por favor.
Pete apretó los ojos con fuerza, no tenía el valor, sin embargo, giró el rostro, aunque seguía con los ojos cerrados.
—Lo siento... no puedo mirarte a la cara o moriré de vergüenza.
—Entonces escúchame... no necesitas contestarme ahora. Esperaré tu respuesta el tiempo que sea necesario, no voy a enamorarme de nuevo como lo he hecho por ti, así que no importa cuánto te tardes.
La voz de Vegas se escuchaba suplicante y llena de sentimiento. Pete podría jurar que en cualquier momento se quebraría para soltar las lágrimas.
¿Qué clase de expresión tendría Vegas en su rostro?
—E-está bien...
—También quiero confesarte algo. No abras los ojos, no tengo el valor para enfrentarme a ti con esto. Sobre lo de tu bicicleta, hace días que los oficiales la encontraron, pero egoístamente decidí ocultártelo. Lo lamento, solo no quería que nuestro tiempo juntos se acabara. —confesó. —Con esta confesión he decidido darte tu espacio para que pienses en mis palabras, así que más al rato te la regresaré para que puedas procesar todo sin sentirte presionado por mi presencia, ¿de acuerdo?
