CAPÍTULO 8. LOS FUEGOS ARTIFICIALES, LA LUNA Y LA EFERVESENCIA

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Vegas dejó a Pete en su casa y esperó hasta que el mesero entrara a y cerrara la puerta

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Vegas dejó a Pete en su casa y esperó hasta que el mesero entrara a y cerrara la puerta. Su sonrisa se desvaneció y soltó un enorme suspiro que poco a poco se transformó en un bufido frustrado. Recargó la cabeza en el volante y rememoró los sucesos que lo guiaron a su estúpida decisión.

Marsh había sido muy bueno con sus palabras, sabía cómo atacar la vulnerabilidad que Vegas había desarrollado gracias al amor que sentía por Pete, atacó aquella necesidad de afecto y atención que no le daban y supo aprovechar su oportunidad para meterse en la cabeza del Theerapanyakul.

Vegas se había dejado arrastrar por su impulsividad y aunque extrañaba el sexo, cuando llegaron al hotel y comenzaron a desvestirse... Vegas no pudo continuar. No estaba excitado. Aquel cuerpo de Marsh, el cual era atractivo, era como le gustaba a Vegas, pero no le provocaba ninguna reacción.

En lo único que podía pensar era en Pete con un rostro decepcionado.

-¿Qué sucede Vegas? -le preguntó con tono molesto mientras intentaba seguirlo tocando, pero Vegas lo detuvo y torció su boca en gesto de disgusto.

-Me tengo que ir, yo no debería estar aquí.

Tomó sus cosas y comenzó a vestirse sin prestarle atención al chico que hervía en rabia e intentaba cubrir su cuerpo con la sábana, como si de esa forma pudiera disminuir su vergüenza y frustración.

-¡TE ODIO! ¡TE VAS A IR POR CULPA DE ESE ESTÚPIDO MESERO, ¿CIERTO?! ¡ERES UN IDIOTA! ¡LOS HETEROSEXUALES SOLO VAN A LASTIMARTE! ¡DESEO CON TODO MI MALDITO CORAZÓN QUE NUNCA SEAN FELICES!

Vegas no tuvo energías para discutir, así que solo apretó los dientes y se tragó el odio de aquel chico. Salió de la habitación mientras azotaba la puerta y se largó en su automóvil, aún quedaba algo de tiempo, quizá Pete aún se encontraría allí, quería verlo... se odiaba a sí mismo por haberlo dejado.

Ahora mismo se encontraba allí, enfrente de la casa de Pete, procesando sus sentimientos hacia él, ¿cuánto más podría resistir este amor no correspondido? Cada día se iba acumulando hasta ahogarlo.

Ya no podía estar con otras personas, Pete se había vuelto único en su vida, ¿qué debería hacer con estas emociones? Estaba jodido y hundido en amor.

La sensación era placentera, pero tenía la corazonada de que mientras más avanzara este amor unilateral, el sentimiento se volvería algo peligroso, como si fuera tragado vivo por un monstruo.

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Pete se lanzó sobre su cama y observó su altar de DPR LIVE. No entendía la razón, pero desde hace un tiempo les encontraba cierto parecido a LIVE y Vegas. Tenían el mismo perfil y la mirada penetrante, la sonrisa encantadora y la misma complexión... pero si tuviera que decir algo en que se diferenciaban es que...

SERENDIPIA (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora