Segundo libro de la Saga Fallin'Flower
Joshua ha luchado toda su vida contra los prejuicios que fueron impuestos por el anterior Alpha y la mala reputación que precede su familia desde su corrupto padre.
Siendo un omega, ser policía era algo utópico...
-Cheol~, SeungCheollie. Hey, ven a comer, Alpha, tu compañero quiere que desayunes con él. -JeongHan le insistía al mayor, pero este estaba más concentrado en los documentos en su mano.– ¡Alpha! Uhm.
SeungCheol seguía leyendo y dando sorbos a su taza de café.
–¡Choi! ¡Oye! -sacudió los hombros del mayor solo obteniendo un gruñido de su parte, el omega se encogió en su sitio. Pero respiró y volvió a intentar.– SeungCheol, ¿puedes decirme en qué estás trabajando? ¿O por qué estás tan estresado? ¿Podrías desayunar conmigo al menos? Cociné para los dos... Amor~.
El alfa se levantó de su silla, JeongHan pensó que iría a la cocina pero lo sorprendió yendo en dirección a las habitaciones.
–¡Cheol, espera! -lo siguió por los pasillos.
Choi llegó hasta la puerta donde guardaba los trozos de madera, sin girarse a ver a su compañero, abrió la puerta y se metió ahí cerrandole la puerta en la cara.
–P-Pero, Seung. -tocó la puerta.– Alpha, ábreme, por favor. -suplicó.
JeongHan se quedó parado frente a la puerta emitiendo aullidos lastimeros, su lobo buscando la atención del alfa.
Estuvo quince minutos ahí de pie, aullando sin respuesta.
–Por favor, sal de ahí, háblame. -intentó una vez más.
El silencio fue su única respuesta.
Arrastró los pies de regreso por el pasillo hacia la sala de estar e ingresó a la cocina.
Cubrió la comida del alfa y se sentó para comer la suya.
No pudo ni dar dos bocados cuando se encontró arrojando su plato a la basura. Se dispuso a volver a llamar al alfa para saber que diablos le ocurría cuando sintió un punzón en el pecho y sus piernas empezaron a flaquear. Tuvo que sostenerse del marco de la puerta, sus ojos empezaron a lagrimear y su cuerpo a calentarse.
Tomando impulso, salió de la cocina. Se tropezó varias veces en el camino, llegando incluso a golpearse contra la pared hasta llegar a la habitación donde se hallaba el alfa.
–¡SeungCheol! ¡SeungCheol, abre la puerta por favor! -empezó a golpear con desespero.– ¡SeungCheol!
Su celo había estallado en el momento menos oportuno, no tenía supresores a la mano y SeungCheol no daba señales de querer salir.
Sus piernas perdieron la fuerza y cayó al suelo. Se hizo bolita contra la puerta y siguió llamando al alfa, tocando la puerta hasta que sus dedos estaban adoloridos.
Pasó la primera ola de calor completamente solo y sin ayuda. Perdió las esperanzas de que su compañero lo escuchara, así que gateó hasta la pared más cercana y se sostuvo de ella hasta lograr ponerse de pie. Milagrosamente logró recuperar sus cosas y salir de la casa.
Era peligroso que un omega en celo anduviera solo por la calle, pero si SeungCheol no lo quería debía irse.
Soportó las inmensas ganas de llorar con cada paso que daba. Mantenerse de pie era doloroso. Pudo respirar y dejar fluir todos sus sentimientos reprimidos cuando llegó a su hogar.
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