¡Hey, hey~! ¡Tú! ¡Tú! ¡Sí, tú! ¿Te gusta el KomaHina? ¿Te gustaría leer unos one-shots sobre este lindo y tierno ship para matar el tiempo? ¡Este libro es el indicado para tí! ¡Entra, entra~! <3.
- Estás son traducciones de la pagina de AO3, por lo...
Nagito piensa en su suerte y cómo afecta a quienes lo rodean.
De acuerdo, básicamente escribí esto porque soy un kinnie asqueroso y me sentía suave para los abrazos de Komahina, así que tómalo. Pido disculpas por ser tan corto. Es casi la una de la mañana :')
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Nagito se despertó con el olor a pino y sábanas recién lavadas. Pronto se dio cuenta de que estaba en la cama, envuelto en los brazos de su novio. Respiró hondo lentamente, simplemente disfrutando de la sensación de paz y relajación que actualmente lo mantenía a salvo, como una manta esponjosa esparcida sobre él. Sabía que este sentimiento no duraría mucho. Nunca lo hizo. El temor se instalaría una vez que finalmente parpadeó hasta el último poco de sueño de sus ojos. El miedo de lo que haría su suerte. No a él, sino a Hajime, su novio.
Al entrar en esta relación, Nagito siempre había sido cauteloso. Al principio, ni siquiera quería una relación. No solo se veía a sí mismo como indigno de salir con alguien tan maravilloso como Hajime, sino que también tenía que mantener la distancia debido a lo que podía hacer su suerte. En el pasado, su suerte le había arrebatado varias cosas. Su perro mascota, sus padres, su seguridad y, en varias ocasiones, casi pierde la vida también. Después de un poco de persuasión y consuelo a través de varios ataques de ansiedad, Hajime finalmente lo convenció de que su suerte no sería un problema.
Todos los días se vivían al límite para Nagito cuando estaba cerca de Hajime. Si estaban caminando juntos por la calle, a Nagito le preocupaba que uno de ellos pudiera tropezar, o que un auto pudiera desviarse y golpearlos. Si estaban en casa preparando la cena, a Nagito le preocupaba que, de alguna manera, hervir una olla de agua causara que la casa se incendiara. Siempre había algo que le molestaba en el fondo de su mente, pero ese algo nunca llegaba. Siempre había alguna pérdida ocasional de llaves o una billetera, pero eso era normal. Al menos, eso es lo que le dijo Hajime.
Incluso cuando se iba a dormir por la noche, a Nagito le preocupaba que cuando despertara, Hajime se hubiera ido como si nunca hubiera existido en primer lugar.
Entonces, despertarse con sábanas de pino y recién lavadas siempre tranquilizaba la mente de Nagito, incluso por un corto tiempo. El olor a pino le recordaría que Hajime todavía estaba allí, sosteniéndolo suavemente como si fuera de vidrio. El olor de las sábanas limpias le recordó que Hajime había sido el que estaba en la lavandería el día anterior, sacando las cosas de la secadora e insistiendo en que Nagito lo ayudara a doblarlas.
Presionó su rostro más contra el pecho de Hajime, respirando profundamente otra vez para calmarse y prepararlo para el largo y estresante día que le esperaba. Sintió una mano enredarse en su cabello, peinándolo suavemente para deshacer los nudos que había traído el sueño.
