𝟏.𝚃𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛'𝚜 𝙿𝚎𝚝 || 𝙼𝚊𝚢𝚕𝚘𝚛

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Un botón, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Se abrocharon uno por uno. Botones pertenecientes a un camisa blanca que cubre el corset negro con detalles de encaje que se ajusta perfectamente a su figura.

La falda negra se desliza por sus muslos hacia arriba hasta adherirse a su cintura y entonces pasa aquella corbata en colores brillantes por su cuello, hace un nudo decente y la ajusta.

Decide saltarse las calcetas blancas y se acomoda las medias de red que le dan un aspecto mas sensual a sus blanquecinos muslos delgados. Por último, coloca una ligera pero brillante capa de brillo labial sabor a sandía que le da un toque bastante sutil de color a sus labios

Se mira en el espejo y sonríe.

Da la media vuelta para ver por sobre su hombros, como la tela de la falda de levanta ligeramente por su pequeño –pero bien formado– trasero.

Está listo.

Camina descalzo con nada mas que la tela de las medias cubriéndole los pies, hasta salir del vestidor y se recarga en el marco de la puerta con el sonrojo haciendose presente en sus mejillas y una sonrisa de lado, mientras ve que Brian lo espera sentado en la cama, sin camisa.

El mayor se queda mudo pues aunque no era la primera vez que lo veía vestido de esa forma, sabe que podrían pasar años y aún seguiría siendo un amante silencioso de la belleza angelical de Roger.

El menor de acerca con pasos lentos y las manos en su espalda hasta quedar a algunos pasos del hombre que sigue sin decir palabra alguna.

Roger no esperaba eso. En realidad estaba esperando cientos de halagos llegando uno tras otro. Algunos acompañados de comentarios indecorosos que demostraban que era el causante de provocar en Brian las mas bajas pasiones

Lo mira, esperando que algo saliera de los delgados labios del hombre, quien solo jadea una risa. Roger extiende su mano frente a Brian, en un gesto que muestra lo vanidoso y coqueto que puede llegar a ser, a lo cual este la toma delicadamente y deja un beso el dorso que provoca en el menor una sonrisa complacida
(n/a: Dios como amo este párrafo)

Brian tira suavemente de su mano y lo atrae otros dos pasos hacia adelante. Las piernas de Roger quedando entre las suyas.

—¿No vas a decir nada?— Pregunta, pues aunque lo hace mas a modo de burla, ciertamente espera la horda de halagos con la que Brian estaba –según él– obligado a recibirlo. Y es que sabía a la perfección lo que provocaba en el mayor, pero amaba escucharlo repetirle una y otra vez lo hermoso que era.

Un poco –bastante– de ego y narcisismo siempre lo habían caracterizado, por ello se esmeraba tanto en lucir perfecto siempre

—No tengo palabras— Roger bufa, Brian ríe y el menor, ni corto ni perezoso, se sienta con un movimiento lleno de gracia y delicadeza en uno de los muslos de su hombre, haciendo un puchero y comenzando a jugar con los rizos que caían sobre los hombros del contrario

—Dime que soy lindo, por lo menos— Caprichoso. Roger era caprichoso y, aunque Brian hacía algunos minutos le había dicho que le desagradaba ese tipo de comportamiento, lo cierto era que amaba con locura que el rubio se comportase como un niño al que tenía que mimar y consentir

—Eres precioso, hermoso... Un ángel— Con sus manos delinea la figura del chico, notando como el corsé la marcaba aún más. Roger sonríe, no del todo satisfecho y estira, sin dañar al hombre, uno de los mechones pelinegros hasta que este se vuelve totalmente liso y lo suelta, viendo con diversión, como este vuelve a su forma original

—¿Solo eso?— Brian vuelve a reír cuando las manitas contrarias se deslizan por su pecho

—Eres lo más caliente que he visto en toda mi vida, bonito—