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Hacía casi 5 horas que lo habían detenido. El proceso del arresto bajo custodia fue abrumador. Primero, dejó sus pertenencias en una bandeja en el escritorio del oficial que llevaba su caso y después fue fotografiado, aprovechando el tiempo mientras hacían un oficio formal del inventario de sus cosas, el cual tuvo que firmar. También puso sus huellas digitales en una hoja, a la par que un oficial procedía a leerle sus derechos, diciendo los típicos "Tiene derecho a guardar silencio" y  "Todo lo que diga puede ser usado en su contra" que Brian pensó que solo escucharía en películas.

Entonces, respondió algunas preguntas sobre información personal y, como bono extra, le hicieron dar una muestra de su caligrafía. Por último, lo llevaron a una celda donde le informaron que estaría detenido mientras el fiscal decidía sobre su "juicio expeditivo" (lo cual significaba que dicha personas tenía tan solo 48 horas para llegar a una decisión sobre los cargos que tendría, según lo que pudo entender)

Por lo menos no tendría que compartir con otro preso y eso le aliviaba en cierta medida.

El sitio era sombrío a pesar de tener una iluminación decente, pues lo tétrico radicaba en el tipo de lugar en el que se encontraba. A penas entrar pudo percibir las malas vibras, además de que no había ningún tipo de adorno y carecía de color casi en su totalidad, a excepción de todos esos tonos de grises y nada más.

Si así era la estación policíaca, no quería ni imaginar cómo se vería la carcel

Se encontraba sentado en el intento mediocre de colchón, que se trataba en realidad de una colchoneta bastante reducida y delgada, y miraba un punto fijo en el suelo, recordando una y otra vez el momento en que su mirada se encontró con la de Roger por última vez, antes de quedar bajo arresto.
Recordaba los ojitos rojos y llenos de lágrimas de su pequeño y la forma en la que suplicaba desesperadamente que lo dejaran libre, insistiendo en su inocencia a pesar de que ambos sabían que de inocente no tenía ni un pelo.

Brian no era ciego, mucho menos idiota. Podía ver y entender por qué estaba ahí, en esa fría y sucia celda que apestaba a cigarrillos baratos mezclado con alcohol y quién sabe qué más

—May, puedes hacer una llamada— La voz de un oficial regordete interrumpió sus pensamientos, a la par que abría la reja. Brian asintió y se levantó —Si fuera tu, llamaría a mi abogado. No creo que salgas de esta— Se burló, dándole un empujón para que caminara más rápido

—Yo no hice nada. Soy inocente— Murmuró sin voltear a verlo, escuchando como el contrario reía sarcásticamente

—Eso dicen todos—

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John abrió la puerta de la habitación de Roger, encontrándoselo sentado en el suelo a un lado de su cama, recargado en esta, y al no obtener una reacción por parte del rubio, caminó hasta sentarse a su lado.

—Hola, Rog— Murmuró, fijando su mirada en el pequeño broche con forma de sol que el mencionado tenía entre sus manos y del cual no despegaba los ojos —¿Cómo estás, amigo?—

—No puedo salir de esta casa sin que mamá me pregunte a dónde voy o con quién estaré— Pronunció el rubio, aún acariciando el objeto brillante que tenía en las manos. John miró su perfil, haciendo una mueca de pena —Fue un regalo de Brian— Dijo, refiriéndose al objeto, y volteó a ver al castaño —Cuando nos escapamos fuimos a un bar donde una chica nos hizo dibujos en la cara. Él tenía la luna y... Yo el sol—

𝟏.𝚃𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛'𝚜 𝙿𝚎𝚝 || 𝙼𝚊𝚢𝚕𝚘𝚛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora