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car radio

Estoy esperando impaciente a que Jisung venga a recogerme a la comisaria, ahora no puedo parar de pensar con la voz ronca que me atendió la llamada. Creí que me iba a mandar al carajo pero no, soltó un "esta bien" adormilado y colgó ¿Se habrá dado cuenta que fui yo quien lo llamó? no me quedaba otra opción... ¡¿Ven?! a eso voy con que terminamos juntos accidentalmente, no bromeo para nada y debo admitir que esto me asusta.

Me asusta pensar que jamás superé a Jisung y que sigo enamorado de todo su maldito ser, que a pesar de que no sea el pequeño inocente de dieciséis años, aún sea el que provoca miles de sensaciones en mi estómago cada vez que lo tengo cerca, ese que con sólo su compañía puedo sentirme seguro, como si estuviera en casa.

¿Que mierda me hiciste Jisung?

Fijo mi mirada en la oficina donde me tienen esposado, los oficiales comen donas de glaseado de chocolate mientras hablaban entre ellos, y yo estoy en una puta celda con ganas de mear. Le ruego a Dios si es que existe, que por favor mi hombre se apresure en venir a buscarme. Mi hombre, que gracioso, como si fuéramos novios o esposos, no puedo definir como es la relación que tengo con él, porque jamás terminamos la relación de noviazgo que teníamos, sólo fuimos separados el uno del otro. No me gusta llamarlo tampoco "conocido" o peor aún "amigo" prefiero morir que llamar al castaño "amigo" esa palabra está prohibida en mi diccionario.

Y hablando del rey de Roma.

― Disculpa por la demora oficial pero robaron el estéreo de mi auto y... ―Jisung se quedó callado al verme y luego su vista se dirigió al aparato encima del escritorio del oficial― ¡¿Esa es mi radio?!

― Puedo explicarlo ―tragué saliva asomándome a las rejas. El oficial nos mira con un tono de diversión.

― ¡¿Fuiste tú?! ―me gritó Jisung, lo miré de pies a cabeza, tenía una chaqueta gris de algodón encima de su pijama, su cabello está algo desordenado. Que lindo.

― A ver señor Han ―habló finalmente el oficial― ¿Qué relación tiene con el joven Lee? así firma de una vez y se lo lleva, nadie lo soporta.

― ¡Hey! ―reclame.

― Somos... él y yo... ―me miró algo nervioso dudando en decir lo que somos realmente. Ni él lo sabe, ¿también debe tener estas guerras internas como yo?―. Somos amigos.

La peor palabra que pudiste usar.

Jisung firmó una tanda de planillas y el oficial finalmente me liberó, me aguanté las ganas de hacer un baile de la victoria porque ellos estaban hablando seriamente sobre el robo de la radio. No me cobraron multa, pero me advirtieron que no lo vuelva a hacer, además no me pusieron cargos porque según todo había sido una broma "entre amigos" que hicimos Jisung y yo, no se cómo reaccionar a eso.

Salí caminando detrás de él, porque el oficial aún nos observa y no tengo otra opción que meterme al lujoso auto de Jisung. Lo olvidé, él recuperó su radio y la trajo consigo para colocarla donde estaba, el problema es que no funciona y estamos en un silencio incómodo.

― Gracias por sacarme de ahí.

― No te acostumbres, de casualidad me levanté por un vaso de leche y mi celular sonó ―menciona comenzando a conducir―. ¿Cómo es que...? olvídalo, no quiero saber cómo conseguiste mi número.

― Las enfermeras de ese hospital caen ante mi belleza, era muy fácil hacerlo ―me encogí de hombros―. Me salvaste el culo ¿Cómo te lo agradezco?

― No vuelvas a robarme nada, ¿tienes una idea de lo costoso que es comprarse un estéreo para el auto?

― Oh, verás tengo un problema con lo de no robarte nada... porque bueno, ya te robé el corazón ―bromeé dándole un empujón. Él se puso rojo de la rabia, creo.

𝙸 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝙷𝚒𝚖  × 𝑚𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔 ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora