𝙸 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝙷𝚒𝚖 × 𝑚𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔 ²

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fearless

Abrí los ojos de golpe.

Sentí una punzada en la sien cuando traté de levantar la cabeza, estaba totalmente desorientado, solté un quejido cuando intenté moverme pero no podía completar tal acción.

Hice fuerza con mis muñecas pero estas rozaban con una cuerda bastante ajustada en la zona, comencé a tirar de ella intentando soltarme, no era posible. Miré hacia mis pies, estos también estaban atados y ni siquiera lo intenté porque estaban igual de ajustados que mis muñecas. Intento mirar hacia la derecha pero sólo veo una puerta sucia y muy antigua, el lugar no es tan amplio como imaginaba, obviamente.

Mi cuerpo estaba entumecido por el golpe de la furgoneta o quizás porque me habían drogado, no me sorprendería nada a esta altura de mi miserable vida. Sentí un nudo horrible en mi garganta, todo se me vino abajo en un segundo, la muerte de mi padre, la pelea con Min, mi descargo en media calle ¿Que mierda iba a saber que este hijo de puta seguía rondando por aquí?, no me quiero romper en llanto aquí, sé que no tengo escapatoria, sé que Minho es muy intuitivo si se trataba de mí, pero ¿qué podría hacer? ni siquiera tengo idea de dónde estoy... salí sin mi celular, torpe, idiota, imbecil, estúpido.

Gruñí golpeando mi cabeza contra el colchón donde me encontraba tumbado, mi mente viajaba a inimaginables escenarios de mi vida, tanto antiguos como recientes. Lo primero que recuerdo fue la conversación que tuve con Min respecto a lo que sentía por mi padre, nunca se me dio por hablar de esto con él pero su muerte impactó de manera inesperada sobre mí, quería sacarlo de alguna forma, me estaba ahogando por dentro.

Me echo a llorar ahí, en ese sótano asqueroso , desconocido y oscuro esperando mi fin. Me culpo de todo lo que ha pasado hasta ahora, porque sí, es mi culpa que todo esto pase, desde el primer momento sabía que si arrastraba a Min conmigo iba a sufrir, no me importa si me sucedía algo, no quería ser el motivo por el cual él se derrumbe nuevamente, porque ya lo hice una vez, no me lo perdonaría jamás si volviera a suceder.

Decidí forzarme a dejar de llorar, apoyé mi cabeza con molestia en ese colchón, ya me había resignado a salir de acá con vida. No había nadie en ese sótano, hace minutos que desperté y no sentí ruidos de nada a excepción de las agujas del reloj, tenía ciertas posibilidades para intentar hacer algo o tomar algo como arma de defensa. Intenté moverme otra vez, quería salir del colchón y arrastrarme hasta una mesa que se ubicaba junto a un armario, mi cuerpo estaba medio dormido aún, tenía solo fuerzas para arrastrarme tal como lo haría un gusano.

Mingi podría haber cantado victoria conmigo, no obstante, yo no era la misma persona que hace ocho puñeteros años, ¡obviamente! esto ya no era una situación en la que Minho podría venir a salvarme, no, tenía las horas contadas y tenía que ser audaz frente a todo esto.

Si, pero la audacia que pretendía se fue al carajo cuando la puerta se abrió y en ese momento una silueta delgada apareció en la habitación, llevaba un cigarrillo en la boca y no tenía remera, no tenía ni la más pálida idea de lo que se venía.

― ¿Que haces ahí? joder ―soltó humo de su boca y rió―¿Soy tan mal anfitrión?

― Dudo que a tus invitados les guste esperarte en un colchón con olor a mierda.

― Así que ahora contestas.

Me quedé mirándolo con desprecio, se lo merecía por la mierda de persona que era, no solo por todo lo que me hizo a mí, también por haber molido a golpes a Min y jugar con él. No me iba a dejar manipular por nadie más, ni por este hijo de puta, esta vez fui yo quién se rió antes de contestarle.

― Ya no tengo quince años. ¿O te gustan los menores? ―dije sólo para joderlo. Eso pareció enfurecerlo, cerró la puerta brutalmente de una patada y se paró frente a mí, la punta de sus zapatos tocaban las puntas de los míos.