Cuando tenía solo cuatro meses, y parecía una bebé que rozaba el año de edad, Lucius afirmó que su crecimiento acelerado se debía a los hechizos, pero que llegaría al punto en que eso se normalizaría en algún momento. Además, también confesó que tal vez sus poderes como bruja se incrementen un poco más de lo normal, noticia que Voldemort recibió gustoso.
Ahora tenía una especie de arma secreta que podría usar en algún momento. Entretanto, solo era una bebé que intentaba balbucear alguna palabra coherente.
Pasó uno de sus pálidos dedos por la frente de la niña, mientras ella lo miraba con sus grandes ojos marrones llenos de temor.
—Vas a serme fiel, ¿no, niñita? —ella gimió y levantó una de sus pequeñas manos para empujar con su poca fuerza la de Voldemort—. Tienes que serlo.
Anabelle comenzó a llorar, Narcissa levantó un poco sus brazos hacia el Señor tenebroso, esperando a que se la dé, pero él no levantó la vista de la pequeña.
—No llores —le dijo—. Llorar es de débiles.
La pobre bebé no hacía más que temblar y sollozar con fuerza. No podía apartar la vista del feo hombre serpiente, le daba miedo. Por alguna razón podía saber qué era el miedo, y si, era lo que sentía hacia ese hombre que le gritaba lo débil que era al llorar.
Bella se frotaba las sienes y cerraba los ojos, odiaba el lloriqueo de esa niña, era tan agudo, tan alto, era desesperante.
—Mi señor —comenzó a decir y él la calló.
—No, Bella, ella debe aprender a no llorar.
Anabelle respiraba con dificultad, ya no podía gritar por el dolor, ahora sólo balbuceaba cosas sin sentido, hasta que una palabra brotó de sus labios.
—Mamá.
Era una súplica, faltaba una palabra, pero con solo decir eso se comprendía.
Mamá, ayuda.
A Narcissa se le revolvió el estómago y sus ojos se llenaron de lágrimas. Giró hacia su hermana, quien estaba atónita, miraba a la bebé en brazos de Voldemort sin parpadear.
Luego Anabelle repitió.
—Mamá.
—No —murmuró Bella y parpadeó con fuerza, se lo decía a sí misma, devolvió la mirada a su hermana—. Seguro se refiere a ti.
Narcissa negó lentamente con la cabeza, ella estaba segura que Anabelle era lo suficientemente lista como para saber quién era su madre.
— ¡Mamá!
Bellatrix se volteó horrorizada hacia la niña, su corazón latió con fuerza cuando sus ojos chocaron con los grandes ojos marrones de Anabelle. Estaba mirándola fijo mientras gruesas lágrimas caían por sus rosadas mejillas.
Se refería a ella.
Voldemort no comprendía lo que pasaba, se quedó mirando a la sorprendida Bellatrix y luego se levantó, caminó hacia ella y depositó a la niña en sus brazos.
Bellatrix seguía estática, no sabía cómo debía sentirse.
—La niña debe dormir, supongo...
—Sí, señor —dijo a media voz.
El Señor Tenebroso se retiró de la habitación y esta quedó en un silencio sepulcral. La Malfoy avanzó hacia su hermana sin saber si sonreírle y decir Oh, su primera palabra, o simplemente decirle que ya le dé a Anabelle para poder llevarla a dormir.
—Bellatrix.
—Yo...—sujetó a la niña con fuerza hacia su pecho—. Yo quiero hacerlo.
— ¿Qué? —Le miró con los ojos muy abiertos, luego decidió no decir otra cosa para no arruinar los repentinos deseos de su hermana—. Está bien.
Bellatrix se volteó y caminó fuera de la habitación lentamente, Anabelle estaba prendida a su cuello con sus dos bracitos, Bella podía percibir el olor típico de los bebés, también sentía su piel suave y delicada, era un poco agradable tenerla en brazos.
Abrió la puerta de la habitación con delicadeza e ingresó para luego cerrarla tras ella.
Se dirigió a la cama y entonces notó que no tenía ni idea de cómo bajar a un bebé.
Se inclinó y las piernas de Anabelle cayeron, pero seguía rodeándole el cuello con ambos brazos. Bellatrix maldijo y la pequeña ronroneó, o al menos le pareció un ronroneo. Como un pequeño gatito en su cuello, se estremeció.
—Suelta —susurra y se sacude un poco—. Vamos, suelta.
—Mamá —mientras con una mano seguía sujetándose a su cuello, con la otra tomó la mejilla demacrada de Bella.
Anabelle cayó a la cama y Bella estaba encima, con el cabello rozando a la niña, ella le devolvía la mirada sin miedo alguno. Tan solo la observaba como si fuera la cosa más maravillosa del mundo. Bellatrix no comprendía lo que estaba sintiendo.
—Gracias —le dijo, y Anabelle sonrió—. Pero yo no te amo.
Anabelle frunció sus delicadas cejas y ladeó la cabeza, tal vez comprendía un poco lo que su mamá decía, tal vez no, pero de igual manera Bellatrix prosiguió.
—No te amo, no puedo amarte, eres producto del asqueroso ultraje de ese idiota —escupe las palabras con odio y mira a su hija, sus ojos se vuelven más claros—. Y tampoco puedo odiarte... odio eso.
Se levanta de golpe y a Anabelle se le aguan los ojos.
—Mamá.
Era la primera y única palabra que podía repetir durante un tiempo. Y después de un rato, Bella decidió que lo que le había pasado era simplemente sorpresa, ella no sentía ni una pizca de buenos sentimientos hacia esa bastarda, ni siquiera porque su primera palabra haya sido Mamá y obviamente dirigida a ella.
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Anabelle Lestrange.
FanfictionAnabelle amaba a Bella. Anabelle perdió a Bella. Anabelle vengará a Bella.