6. Anabelle es el problema.

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Dos meses atrás.

Draco llegó a casa, su rostro estaba pálido y sudoroso, aunque tenía los ojos abiertos y fijos en el suelo, no parecía ser consciente o estar mirando realmente. Estaba fuera de sí.

Era comprensible, después de todo acababa de enterarse que la pequeña niña que cuidaba de niño, no solo estaba viva, sino que era la causante de las tragedias que llenaban los periódicos. Nunca había imaginado algo como eso, sin importar que ambos crecieron en un ambiente que apestaba a sangre y estaba lleno de gritos de dolor; Draco nunca pensó que ella podría ser como ellos alguna vez.

Estaba en San Mungo cuando aquella mujer llegó de urgencia. Escuchó a las enfermeras hablar explicar el caso, diciendo que estaba grave, con las piernas destrozadas y que recibió un fuerte golpe en la cabeza.

Cuando eres medimago allí, eso no era algo que nunca antes haya escuchado. Así que con su usual tranquilidad, adoptada luego de años estudiando y trabajando en el área, acompañó a la camilla con la paciente hacia una habitación. Comenzó a intentar curar las heridas más visibles mientras examinaba otras complicaciones, pasó de sus piernas para observar su cabeza.

Fue entonces cuando la sangre cayó a sus pies, y se olvidó de respirar por algunos segundos.

Ante él estaba Daria Cronwell, la mortífaga a quien le dejaron Anabelle aquella noche hace años, quien se suponía había muerto en ese incendio al igual que su pequeña prima. Eso había pasado, ¿no? Incluso vio su cadáver calcinado, no es como que pudieron identificarlos entonces pero... Pero eso era lo que pasó.

Recordar todo eso le provocaba temblores que llevaba tanto intentando controlar, junto con su horrible reacción de morderse las uñas hasta que sus dedos sangraban. Precisamente lo que hacía ahora, sentado en un sofá en la sala de su casa.

Tan solo se quedó mirando sus dedos heridos, todavía flotando en la nube de ansiedad que le provocaba todo lo que había descubierto hoy.

—Draco —la suave voz de Astoria llamó su atención, acababa de llegar y estaba en la puerta, despojándose de su abrigo—. Llegaste temprano.

De forma discreta, escondió la mano herida mientras la miraba de reojo, intentando fingir la mayor tranquilidad posible, esperaba que estuviera mejor que su actuación en el hospital. Lo dejaron irse temprano porque parecía demasiado descompuesto para seguir allí. Pensó que entonces tendría tiempo para estar solo en casa, pero Astoria también salió temprano del trabajo.

—No me sentía muy bien, así que pedí permiso para retirarme antes —murmura, con su mano sana se frota el rostro.

La voz de Anabelle todavía resonaba en sus recuerdos. Quería llorar.

Astoria se acercó a él desbordando preocupación, posó una mano en el hombro de su esposo, pero este ni siquiera se inmutó ante el acto. Parecía demasiado absorto en sus pensamientos, y ella no tenía idea de cómo ayudarlo. Era más difícil teniendo en cuenta que Draco nunca le cuenta sus problemas o preocupaciones.

— ¿Todavía estás estresado por lo que sucedió con Weasley en el colegio?

Logró captar esa pregunta, lo que le recordó ese atropello de los aurores que lo llevaron a una sala de interrogatorios maloliente. Estuvo allí dos horas, recibiendo gritos y por poco escupitajos, hasta que su abogado pudo sacarlo ya que no tenían razones para mantenerlo allí.

Fue un abuso, pero no es como si importara ya que lo sufrió él. Draco Malfoy, un ex mortífago. La estúpida marca en su brazo le recuerda todos los días que siempre valdrá menos para la sociedad, por sus decisiones erróneas.

Pero el estrés que eso le generaba, haciéndole pensar en su familia siendo maltratada, ha sido opacado en estos momentos. Solo podía pensar en que Daria estaba viva, por lo tanto Ana igual, y esa mujer que vio en el colegio aquella vez... Merlín, realmente era ella, no una alucinación.

Durante la cena, Astoria notó la sangre seca en las uñas mordisqueadas del rubio, pero decidió no hacer mención al respecto. No quería obligarlo a contarle al respecto, esperaba que él confiara lo suficiente en ella como para decírselo por sí mismo. Le daría tiempo y espacio.

Cuando se recostaron en la cama, y ella comenzaba a dormitar, lo sintió temblar entre sueños. Durante un buen rato, solo se quedó mirándolo con preocupación mientras acariciaba suavemente su cabello; pero no importaba cuanto se esforzaba en calmarlo, Draco seguía inmerso en su pesadilla. No tenía ni idea de qué podría estar atormentándolo.

¿Habrá sido algo del trabajo? Algunas veces Draco volvió mal por la situación de algunos pacientes, pero nunca fue de esta forma.

Entonces él habló entre sueños. El corazón de Astoria ardió con dolor.

Anabelle. Solo repitió ese nombre varias veces, con expresión de puro desespero.

¿Quién era Anabelle? ¿Por qué le causaba tanta pena?

El nombre caló fondo en la castaña, y ella misma comenzó a quedarse en silencio pensándolo, soñando con la voz de Draco repitiéndolo. Las inseguridades se apoderaron de ella.

Una tarde, mientras bebía té con su suegra, esta notó que había algo raro en la joven mujer. Quien siempre se mostraba sonriente y atenta, ahora se notaba demasiado distraída para considerarlo normal. Así que bajó su taza, y mirándola con preocupación se dirigió a ella.

— ¿Hay algo mal, cariño?

Fue como presionar un interruptor, tan pronto como lo dijo, los ojos de Astoria se llenaron de lágrimas y un suave llanto se abrió paso. Narcissa estaba confundida y estupefacta, nunca antes la había visto desmoronarse en su presencia y no sabía cómo reaccionar, así que solo posó una mano en su espalda buscando darle algo de consuelo.

—Anabelle... Anabelle es el problema.

Ese nombre fue suficiente para petrificar a la mujer de cabellos plateados, quien de pronto ya no se sentía capaz de beber otro sorbo de té.

— ¿A qué te refieres?

***

Esto es divertido, al fin decidí seguir con la edición y cuando llegué al final del capítulo viejo noté que reescribí el equivocado. Porque la versión donde Draco era medimago era la que decidí no publicar, y en su lugar había puesto que fue a visitar a un amigo en San Mungo, donde vio a Daria pero... Bueno, las cosas ya fueron hechas así lol Finjamos esto fue así siempre, de todas formas no afecta al resto.

Sé que tardo muchísimo, lo siento, ya no soy una máquina de escribir como antes. Mi meta ahora es terminarlo para no dejarlos más en suspenso. Otra vez, lo siento.

Anabelle Lestrange.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora