Día 2. Náuseas

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Como futuro estudiante de la especialización de pociones tenía claro una cosa: en la bastedad del mundo mágico no todas las plantas, creaturas e ingredientes serían flores, unicornios o dulces. Mas saberlo no impedía a su estómago sentir aquella desagradable sensación al percibir la textura de esa planta.

¡Por Merlín!

Era un simple estafiate, no tentáculos de calamar tres días sumergidos en saliva de troll. Se trataba de una simple flor, la cual debía colocar en su poción en menos de un minuto si deseaba estuviese preparada en la próxima hora. Maldijo a Potter y sus náuseas matutinas, a su padrino y la imperante demanda de organizar un encuentro con sus padres y a la dulce ironía de estar padeciendo el motivo de su estancia en su laboratorio por el cual tanto se había burlado de su pareja.

Hizo hierro sus tripas tanto como pudo antes de colocar las hojas en la bendita poción. Regañó a su primogénito mientras esperaba el tiempo necesario para dejar de menear. Esperó se enfriase, tomó una dosis, embotelló las demás, llevó una al primer piso, la ofreció a su pareja quien ya estaba desayunando roles de canela con agua como si no lo hubiese casi tirado de la cama para encontrar algo contra sus náuseas.

—Debes de beberlo en cuanto termines —indicó.

Se sentó en la silla de al lado, su brazo buscó la mano de ese león del cual estaba irreparablemente enamorado y entrelazó los dedos mientras conjuraba una taza de té para él. Sintió la mirada verde sobre sí.

—Tú deberías probar estos roles con mermelada de calabaza dentro que están para embarazar a cualquier mago. —Sí, Harry parecía llevaba más tiempo en estado por la presencia de cada uno de los síntomas.

—Prefiero solo el té, tu hijo parece tan negado a las pociones como su padre —intentó en vano separar sus dedos.

—El tuyo parece cambiar de opinión como de ropa y no me ando quejando. Además, no puedes quejarte si tienes todos esos ingredientes asquerosos ahí —le sonrió mordiendo su delicioso desayuno.

—En primera, no son asquerosos, en segunda no sabes nada del sutil arte de las pociones, en tercero fue con estafiate ¿qué sigue? ¿sentir asco por un diente de león? —Dejó la taza sobre la mesa observó a su novio comer como se observa el amanecer.

—Pues yo sentí náuseas por tu perfume, serpiente de mi corazón —siguió sonriendo llevando su propia mano libre al glaseado de su pan.

—Lo cual indica un asilvestrado buen gusto. Ya lo puliré en cuanto lo tenga en mis brazos— afirmó seguro de sí.

—Lástima, papi tiene que dejar de usar su costosa colonia francesa si quiere dormir abrazado de mí —Llevó el dedo a la nariz del rubio.

—Potter, desde que te embarazaste estás insufrible— Se alejó en una suave risa.

—Malfoy, y yo pensando era por llevar años en una relación contigo —Se acercó más llevando lo último de su dedo a los rosados labios de su pareja.

—Dices eso, pero bien que fuiste el primero en enamorarte, Potter —muerde aquel índice terminando el dulce.

—Fuiste un niño muy lindo pese a tu carácter, Mea culpa, Malfoy —acerca un tanto sus rostros.

—Tú parecías un avestruz sucia y rudimentaria —roza su nariz con la otra.

—Le hiciste un hijo a este avestruz.

Sus alientos se entrecruzan cuando el timbre de su casa muggle suena. Draco vuelve a sentir ese revoltijo en su estómago. Han llegado y las náuseas vuelven. 

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Día 2 arriba. Estoy empezando ahora sí el tres para ir a la par. 
Espero les haya gustado. Es mi primera vez con esta pareja y espero les agrade. 

Ahora bien ¿quién les gustaría que fuera el otro padre/madre de Harry? TomR., Lily o Regulus.

Uno más uno son tres, cuatro o hasta seisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora