Capitulo 3

58 10 0
                                    

Puesto llámalo egoísta, por no querer sentir dicha soledad. El plan era engañar a Dios y al diablo e incluso al tiempo para tener una eternidad o solo unos segundos con su amado. Al tenerlo en sus brazos nada importaba, volvería a dar su vida solo por un simple roce de aquellos labios rosados esculpidos probablemente por el mismo Dios o pensaba a veces que también por el mismo Lucifer, para tentarlo desde su primer cruce de miradas en aquel puente de piedra de Florencia.

Vaticano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora