Capítulo 5

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Cuando la piel de sus manos rozaban, era la mejor sensación que experimentaba después de ver aquella sonrisa que mostraba tan poco, pero cuando era posible verla mostraba incluso hasta sus encías.

Sus escapadas de noche eran cada vez más constantes, apreciaban pasar tiempo juntos, en su mayor parte el de mirada gatuna lograba sacar la conversación; pues el menor se perdía en el movimiento de aquellos labios lubricados por el vino. Eran rosados y brillantes gracias a la luz de la Luna. No lo soporto más, pues la presión lo estaba matando.

Al unirse en sus labios intercambiaron sus miedos, y con cada caricia mostraron la inocencia de sus acciones, al terminar su unión con las manos jugando con las hebras negras del contrario no permitiendo que se alejara; esa noche con sus labios formaron un vínculo. Que jamás sería quebrado y hasta el tiempo mostraría recelo, pues el amor en el arte ya estaba plasmado.

Vaticano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora