Capitulo 4

55 10 0
                                    

Aqueronte el río de los miserables. Reír ante la ironía era su consuelo, al estar rodeado de almas miserables en aquel barco. Pensando que apenas pusiera un pie sobre esa madera negra que rechinaba o lloraba (eso jamás podré definir) el barco se hundiría, pues su miseria en su corazón era mayor al poder sentir la presencia de su amado en la orilla, pero al estar tan confundido si se encontraba en la orilla a la que se dirigía o a la orilla que dejaba atrás.

La muerte es una incertidumbre, nos engaña, no sabemos si estuvimos bien, estamos bien o estaremos bien.

La tierra tembló.

Vaticano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora