Capítulo 3

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—Te dije que era solo una infección —dijo Moblit sosteniendo en sus manos una prueba de embarazo

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—Te dije que era solo una infección —dijo Moblit sosteniendo en sus manos una prueba de embarazo.

—No lo parece.

—Esto dice lo contrario —exclamó dejando en la orilla del lavabo la prueba utilizada—. Además, ¿dónde la conseguiste? En ningún momento vi que fueras a la farmacia.

—Un par de pajaritos lo trajeron —respondió ocultando la identidad de sus dos amigas—. Escucha, esto no está bien. Anoche te la pasaste vomitando hasta casi dejar el alma en el baño y cuando creí que ya te habías calmado te levantaste a las tres de la mañana a comer chocolate con pasta dental.

—¿Y qué problema hay con eso?

—¡La pasta de dientes no se come!

—Solo tenía curiosidad de saber si la combinación sabía a chocomenta.

—¿En la madrugada? Ni siquiera es la primera vez que haces algo así, esta semana estuviste escapándote de la habitación para comer cosas que ni siquiera comías, el bote vacío de salsa capsu es la prueba.

—Es normal, no estoy bien del estómago.

—Moblit, no son síntomas de una infección.

—Escucha, sé que los dos queremos tener un hijo, pero el método no funcionó —dijo tomando la prueba del lavabo para mostrárselo.

—El resultado...

—Es negativo como el anterior.

—Moblit —le arrebató la prueba para observarla—, hay dos marcas ahí.

Hange le extendió la prueba para que su esposo pudiera ver las dos marcas que indicaban un resultado positivo. Los dos permanecieron atónitos observando por primera vez el pequeño aparato con una marca de más, tardando unos cuantos minutos para salir del baño y tomar las llaves de su auto para dirigirse al hospital. Era sábado por la mañana y los dos sabían que Grisha trabajaba hasta el medio día, así que podría ayudarlos con las pruebas sanguíneas del profesor.

Unas horas más tarde, los dos se encontraban sentados frente al escritorio del consultorio médico en espera de que Grisha terminara de leer los resultados de los estudios del ojimiel. Bastó con que el doctor les sonriera para que ambos pudieran darle respuesta a la pregunta que desde temprano los atormentaba; después de varios intentos, lo habían logrado, ahora Moblit estaba embarazado.

—Para ser honesto, creí que reaccionarían de una forma más entusiasta —comentó Grisha acomodándose las gafas—. ¿Por qué están tan callados? Creí que su intención era lograr un embarazo.

—Es que, después de tanto tiempo...

—Es muy extraño recibir la noticia. —Fijó la vista en el vientre de su esposo—. Grisha, ¿esto es real?

—Tan real como mi título universitario.

—La primera prueba salió negativa —comentó Moblit.

—Las pruebas caseras llegan a fallar en varias ocasiones. Me dijeron que en esta ocasión tardó para que la segunda marca apareciera, puede que no haya detectado bien tus niveles de *hCG, pero es un hecho que el embrión está creciendo.

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