Latidos de androide

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—Como te sientes

—Me siento como un androide defectuoso.

—Seguro que es porque te quedasteis sin batería

Ambra limpio el maquillaje, que le tapaba el código de escaneo de androide, Maira le retiro la mano.

—¿Y si me descubren?

—No hay nadie —La chica de la bata corrió la cortina y Maira no vio a nadie.

Cerro los ojos y se relajó.

—Quiero ver a Bross.

—No puede.

—Porque acaso soy defectuosa.

— No es eso, las personas que te vigilan podrían hacerte algo.

—¿Cómo qué me vigilan?

—Ese no es el caso, el caso es que te pongas mejor, o caerás con ese dolor

—Como que no hay más dolor que, no tener a tu padre cerca —Dijo Maira furiosa.

—No es tu padre.

—Como, acaso, no es mi padre.

—Es tu creador.

—Un padre no tiene que llevar tu sangre.

—Maira es algo, que no entenderías.

—Tengo gigas suficientes, para entenderlo.

—Lo sé cariño, son cosas de humanos.

Por mucho que se parara a entender a Ambra no lograba comprenderla

—Una cosa.

—Es mi padre, lleve mi sangre o no y si a ti tu hijo no te llama mama, no es mi culpa.

—Como sabes eso.

—No te miro cuando, viniste a por mí, ¿eso es algo no?

—Maira te miraré.

La científica se puso a revisarla, pensando en lo que le dijo.

—Un recuerdo se repite en tus sueños, es increíble aparte de lo que te enseñaron, sabes algo nuevo.

—Si de actuar, como lo hago continuamente, no es difícil y sé cantar, me gusta dibujar.

—Me refiero a alguien, que te llame la atención.

—Hay dos chicos que se pelean y no se llevan bien, cosa que no me gusta y no entiendo el por qué.

—Eso es lo que te bloquea.

—Sabes lo que es gustar.

—No muy bien —sé que mi amiga tiene novio, pero nada más.

—No vas mal encaminada —contestó la chica, mirando como Maira se quedaba quieta para mirar en sus archivos.

—¿Me lo vas a decir?

—Mejor que lo experimentes.

Maira se quedó reflexionando y si le estaba insinuando algo.

—Y sí... Iba a decir algo, pero la chica decidió quedarse callada.

—Bueno Maira lo tienes todo perfecto, tiene que ser cosa tuya, puede que sea emociones, tú solo disfruta y déjate llevar.

Maira se quedó suponiendo, que si la fiesta había continuaba sin ella, y así era todos menos, Leonardo y Máximo estaban celebrando mientras uno se ponía arriba en un badil de exceso de alcohol, o al menos eso pensaba ella cuando llegó y vio todo lo que veía con sus cámaras.

Eléctricamente enamorada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora