Maira miraba a Leonardo, no entendía el porqué le brillaba los ojos y menos por qué ese brillo le causaba emoción. Maira mira hacia arriba y luego a él, si se ponía con él sería perfecta, pero si salía con Máximo defraudara a todo el mundo y no quería decepcionar a nadie.
—Maira estoy aquí —Dijo él con una sonrisa.
—Ya te vi.
—Te noto rara, te molesta mi presencia.
—No-O si —No estoy muy segura, lo siento, necesito un rato para mi misma —Dijo alejándose de la piscina.
Entro a los cambiadores y ahí estaba él sentado.
—Hola Princesa —Otra vez no, tú no —¿No te gusta que te llame a si?
—No, me recuerdas a Leonardo y tú no eres él.
—Quieres que lo sea - No, exprese en un suspiro.
Su voz y su pelo, y su sonrisa y su carácter entre tierno y a la vez fuerte.
—¿Tengo una pregunta?
—Y tu mirada hacia mí, no dijiste que no ibas a caer, en mis encantos.
—Y no he caído, solo te miro y ya no tienes que buscar, el doble sentido.
—Solo miras, a mi cuerpo y no a mis ojos.
—Tengo miedo de que si los miro a menudo me atrape.
—Y si sonrió.
—Ya vale que tampoco eres, una obra de arte.
—Pero tus ojos si lo son.
Sonreí, si porque ella no lo podía evitar.
—Ve a la carrera de esta noche.
—No me apetece, quiero ir a la biblioteca.
—Y quedarte, sin subir en una moto —Eso no es típico de Maira.
—Max que estás insinuando.
—Que vengas, que estarás en primera fila.
—No te prometo nada.
Vio por el rabillo del ojo, como se ponía una camiseta sonriendo.
Maira, camino sujetándose las manos, Cuando se dio cuenta vio Abril , diciendo algo de ella y que estaba colada por dos hombres.
—¿Qué dices?
—La verdad, Maira no eres buena.
—Ni tú, has sido mala.
—A no, te alejaste —Para ya Abril , estás borracha —Y que le pasa que nunca le hemos dicho las verdades, que nos acompaña porque está buena y nos presenta a tíos y la utilizamos, a ver quien es más lista.
Tal vez Maira pensó que ahí, no se equivocaba que siempre la usaban.
—Pues escucharme todos, Abril está preñada de un tío, que solo lo conoce de un día. El instituto empezó a poner malas caras y a mirar a la chica de pelo rizado mal y a Maira también.
Maira se fue, estaba tan cabreada, que sus mejillas se colorearon. Quizás lo que dejó estaba mal fue lo que dijo y si me pillan, por el revuelo que he liado o no soy horrible.
—Eres horrible —Maira se giró y lo vio, era Leonardo.
—¿Por qué me dices eso?-Contestó mirando a los ojos de él.
—Lo que hiciste, estuvo feo.
—¿Y lo que hizo ella estuvo bien.?
—No, pero, no fue tan grave como lo que dijiste.
ESTÁS LEYENDO
Eléctricamente enamorada
Fiksi Ilmiah¿Como se sentiría infiltrarse en un mundo ajeno sin normas ocultando su identidad? Bros es mecánico muy prestigioso en Viena, lo que nadie sospecha es lo que oculta cuando baja la ventana de su piso. Allí crea a 512, un androide con características...