Capítulo 6. Como una familia feliz

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CÁRCEL DE RAMALES

Recorría los largos pasillos del penal autopropulsando su silla de ruedas, la cual se veía obligado a utilizar después de que en un intento de huir de la policía fuese embestido por un auto provocándole la rotura de varias vértebras e imposibilitándole el movimiento de sus extremidades inferiores. Durante años creyó tenerlo todo en el pasado fama, dinero, prestigio, ganándose a pulso el pseudónimo de Rey Midas, pero cuando Yeimy Montoya se cruzó en su camino todo aquello se vino abajo. Ahora solo tenía aquella destartalada silla de ruedas que era como sus piernas cortesía de un preso que había perdido la vida hace algunos meses. Su vida había perdido sentido y lo que le mantenía con vida era planear la venganza contra la compositora, porque si de algo estaba seguro era de que le haría pagar por todo aquello aunque fuese lo último que hiciera. Sabía por los medios que ahora era propietaria de una de las productoras más exitosas de Colombia, no podía creer que esa mina tuviese tanto éxito, ¿qué era lo que le daba a los hombres que caían rendidos a sus pies? Pero, en cuanto saliese de esa cárcel haría que se le cayese todo el teatro y que todo el mundo conozca quién es en realidad Yeimy Montoya. Lo que Mike no sabía era qué no tendría que esperar tanto tiempo para cumplir sus planes.

En otro módulo de la misma prisión se encontraba aquel narcotraficante que en el pasado había hecho negocios sucios con Charly y más tarde se alió nuevamente con alias "Manin" para mandar cargamentos de drogas a los Estados Unidos. Don Edgar al igual que Mike, compartía su odio por la productora pues gracias a ella y Charly, quien los traicionó, volvió a ese roto y perdió millones de dólares. Se encontraba en su celda hablando con varios presos, que a base de plata se convirtieron en sus aliados, armando un plan para acabar con la vida de la compositora.

– Patrón, se rumorea que en el módulo de "motorizados" se encuentra aquel productor al que la reinita le jodió la vida. Estoy seguro que si se lo proponemos cooperará con nosotros - le contaba "El tatuajes".

– Vea, qué buena idea, consígueme una cita con esa pichuria vamos a hacer que la reinita desee no haber nacido - Don Edgar no cabía en la emoción, su plan contra la noviecita del caribonito de Charly Flow estaba a nada de comenzar.



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Era un nuevo día para Mike Rivera quien empujando su silla de ruedas por los pasillos de la prisión se dirigía hacia el comedor para tomar su desayuno. Al ser un preso con movilidad reducida su comida era servida directamente en la mesa que le fue asignada tras su ingreso. Al recibir su bandeja observó que una nota sobresalía de uno de los cuencos.

– Oime, te dejastes un papel en mi comida. Esto es una falta de respeto - exclamó completamente exaltado, imaginándose que aquello había sido un descuido del cocinero.

– Shhh, cállese y lea el recado. Esto le conviene. Pero sobretodo no le diga nada a nadie - y tras decir aquellas palabras aquel preso desconocido se marchó del lugar dejando a Mike totalmente intrigado.

Cuando el sujeto desapareció de su vista desenvolvió el pequeño trozo de papel, en el cual lo citaban después del almuerzo en el patio. No había ninguna pista de quién le había mandado esa nota, pero le habían dicho que ese encuentro podía ayudarlo, así que decidió que se reuniría con quien fuese que lo había mandado a llamar.

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Los lava perros de don Edgar se encontraban vigilando la zona para evitar que los tombos que merodeaban por las instalaciones se percatasen de sus artimañanas, cuando vieron aparecer al ex productor con el rostro totalmente pálido, pues no sabía qué era lo que le depararía aquel encuentro.

Mi ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora