Kalet soltó una risita, cuando Adam mordió la tostada llena de mermelada, y esta se empezó a desparramar.
- Vale, igual me he pasado - reconoció Adam, limpiándose la cara con una servilleta. La risa de Kalet lo hizo sonreír.
- Todavía te queda un poco aquí. - Kalet acaricio su labio con el pulgar y luego lo beso -. Qué dulce - dijo muy cerca de sus labios.
- Como tú.
Ambos sonrieron, y se besaron de nuevo.
Aquella mañana se habían levantado tarde y estaban desayunando los dos solos en la sala de estar.
- Buenos días - los saludo la Sra. Potts al llegar. Adam se levantó solo para darle un beso en la mejilla, lo cual enterneció a Kalet -. ¿Cómo estáis, mis niños?
- Bien. Ya hemos terminado de comer - contesto Adam.
- Sí. Adam casi se tira la mermelada encima - lo expuso Kalet, divertido.
- Kalet - replico su pareja, haciéndolo reír.
Potts le acaricio la mejilla.
- Ay, siempre ha sido muy burro - comento.
Adam aparto el rostro, algo avergonzado, y Kalet se derritió por dentro. Ver como Adam interactuaba con la Sra. Potts, Lumiere y Din Don, era muy tierno. Eran sus padres, lo habían criado, y les tenía mucho aprecio. Además, eran los únicos que podían regañarlo, y avergonzarlo con anécdotas de cuando era pequeño. Pero aquello también le hacía sentir un poco triste. Hacía mucho tiempo que había dejado de pensar en lo que sería tener padres; que hubiese dos personas capaces de dar la vida por ti; que te cuidaran siempre, sin importar cuantos años pasaran (a veces incluso demasiado); que te enseñaran y regañasen cuando hicieras algo mal, pero siempre estuvieran ahí para ayudarte a resolverlo. Al ver ese amor tan puro que se procesaban entre ellos, sentía algo de envidia, y una profunda tristeza. ¿Alguna vez fue amado antes de esto? ¿Al menos sus padres lo habrían querido en algún momento?
- Dejad, yo llevo los platos - dijo la Sra. Potts, y de inmediato ambos se levantaron y empezaron a recoger.
- No, no, no - se negaron ambos.
- Gracias, pero podemos nosotros - dijo Kalet.
La Sra. Potts estaba acostumbrada a servir a la casa y a la gente que allí vivía, era su trabajo, pero las cosas ya no eran como antes. Ya no tenían todo un séquito de sirvientes para cuidar del castillo, ni tantas personas a las que servir. Ahora eran solo una familia conviviendo, y en una familia, todos deben ayudar. Ya eran mayorcitos para ocuparse de sus cosas.
- Chicos. - Fifí entro en la sala -. Ya está listo - les informo.
Los tres se miraron sonrientes.
- Llevamos esto a la cocina y subimos. Yo traeré a Cory - dijo Kalet.
Todos se pusieron en marcha, ilusionados por la sorpresa que tenían para su pequeño kwoki, llevaban trabajando en ella semanas.
Todos se reunieron, impacientes y emocionados, frente a la habitación que Lumiere había estado reformando, aguardando a la llegada de Kalet y Cory. Cuando el pequeño los vio allí apelotonados, quedo bastante desconcertado y un poco asustado.
- ¿Qué pasa? - pregunto, preocupado, como si creyera que lo iban a regañar.
- Queremos enseñarte algo - contesto Adam. Se aproximó a la puerta y la abrió, indicándole que pasara. Todos se apartaron, despejándole el camino.
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Kalet y la Bestia: La sombra [LRDN #2]
Fantasy«La maldición se ha roto...» Pero eso no fue más que el principio. Tras una década encerrados en el castillo, Adam y su familia tendrán que rehacer su vida, en un mundo bastante diferente al que conocían, mientras sufren los estragos que la maldició...