Capítulo 3: Familia

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Kalet soltó una risita, cuando Adam mordió la tostada llena de mermelada, y esta se empezó a desparramar.

- Vale, igual me he pasado - reconoció Adam, limpiándose la cara con una servilleta. La risa de Kalet lo hizo sonreír.

- Todavía te queda un poco aquí. - Kalet acaricio su labio con el pulgar y luego lo beso -. Qué dulce - dijo muy cerca de sus labios.

- Como tú.

Ambos sonrieron, y se besaron de nuevo.

Aquella mañana se habían levantado tarde y estaban desayunando los dos solos en la sala de estar.

- Buenos días - los saludo la Sra. Potts al llegar. Adam se levantó solo para darle un beso en la mejilla, lo cual enterneció a Kalet -. ¿Cómo estáis, mis niños?

- Bien. Ya hemos terminado de comer - contesto Adam.

- Sí. Adam casi se tira la mermelada encima - lo expuso Kalet, divertido.

- Kalet - replico su pareja, haciéndolo reír.

Potts le acaricio la mejilla.

- Ay, siempre ha sido muy burro - comento.

Adam aparto el rostro, algo avergonzado, y Kalet se derritió por dentro. Ver como Adam interactuaba con la Sra. Potts, Lumiere y Din Don, era muy tierno. Eran sus padres, lo habían criado, y les tenía mucho aprecio. Además, eran los únicos que podían regañarlo, y avergonzarlo con anécdotas de cuando era pequeño. Pero aquello también le hacía sentir un poco triste. Hacía mucho tiempo que había dejado de pensar en lo que sería tener padres; que hubiese dos personas capaces de dar la vida por ti; que te cuidaran siempre, sin importar cuantos años pasaran (a veces incluso demasiado); que te enseñaran y regañasen cuando hicieras algo mal, pero siempre estuvieran ahí para ayudarte a resolverlo. Al ver ese amor tan puro que se procesaban entre ellos, sentía algo de envidia, y una profunda tristeza. ¿Alguna vez fue amado antes de esto? ¿Al menos sus padres lo habrían querido en algún momento?

- Dejad, yo llevo los platos - dijo la Sra. Potts, y de inmediato ambos se levantaron y empezaron a recoger.

- No, no, no - se negaron ambos.

- Gracias, pero podemos nosotros - dijo Kalet.

La Sra. Potts estaba acostumbrada a servir a la casa y a la gente que allí vivía, era su trabajo, pero las cosas ya no eran como antes. Ya no tenían todo un séquito de sirvientes para cuidar del castillo, ni tantas personas a las que servir. Ahora eran solo una familia conviviendo, y en una familia, todos deben ayudar. Ya eran mayorcitos para ocuparse de sus cosas.

- Chicos. - Fifí entro en la sala -. Ya está listo - les informo.

Los tres se miraron sonrientes.

- Llevamos esto a la cocina y subimos. Yo traeré a Cory - dijo Kalet.

Todos se pusieron en marcha, ilusionados por la sorpresa que tenían para su pequeño kwoki, llevaban trabajando en ella semanas.


Todos se reunieron, impacientes y emocionados, frente a la habitación que Lumiere había estado reformando, aguardando a la llegada de Kalet y Cory. Cuando el pequeño los vio allí apelotonados, quedo bastante desconcertado y un poco asustado.

- ¿Qué pasa? - pregunto, preocupado, como si creyera que lo iban a regañar.

- Queremos enseñarte algo - contesto Adam. Se aproximó a la puerta y la abrió, indicándole que pasara. Todos se apartaron, despejándole el camino.

Kalet y la Bestia: La sombra [LRDN #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora