Capítulo 17: Pesadillas y sombras

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Chip despertó gritando, con el cuerpo sudado y la respiración muy agitada.

—¡Luz, luz! —suplicó con lágrimas en los ojos, encogido por el miedo.

Adam entró rápidamente en la habitación y prendió todas las velas con su magia, mientras se acercaba al niño.

—Hey, ya está. Respira. Ha sido una pesadilla. —Adam le puso una mano en la tripa y lo miró a los ojos—. Regula tu respiración. Coge aire hasta llevarlo a la tripa y luego suéltalo. —Chip tardó un rato en poder seguir a Adam, se veía muy confuso y asustado, como si aún no supiera si seguía despierto o no. Adam lo abrazó y poco a poco se fue calmando, consiguiendo regular su respiración—. Ya pasó, Chip. Todo está bien. —Adam tomó el vaso de agua que siempre había en la mesilla y se lo entregó—. Ten, bebe.

Chip bebió y soltó un largo suspiro, como volviendo a respirar de nuevo. Aún le temblaba todo el cuerpo.

—Gracias —dijo en voz baja.

—Descuida. ¿Estás bien? —Chip negó con la cabeza y abrazó a Adam con fuerza, buscando su protección—. ¿Quieres hablar de ello? —Chip pareció pensarlo, pero volvió a negar con la cabeza. Estaba muy asustado—. ¿Quieres que me quede hasta que te duermas?

—Sí. —Adam se quitó los zapatos y se acomodó mejor en la cama, no era la primera vez que dormía con Chip, antes del hechizo solía escabullirse a su cuarto algunas noches para jugar, pero terminaba dormido a los veinte minutos—. No apagues las luces...

Adam se sorprendió por aquello. Chip nunca había tenido miedo a la oscuridad, ni siquiera tras una pesadilla, siempre y cuando hubiera alguien con él. ¿Por qué ahora sí?

—¿Te da miedo la oscuridad?

—No... Las sombras... Las sombras me dan miedo.

Adam se paralizó por un momento, no sabía a qué sombras se refería Chip, si a las causadas por el reflejo de la luz en los objetos en plena oscuridad, o a otro tipo de sombras más complejas... como la que se encontraba dentro de Kalet.

«¿A qué le tienes miedo, pequeño?»


Por la mañana, Adam llegó a la biblioteca unos minutos antes de que terminara la clase de Lumiere. Kalet, Fifí y Chip se encontraban realizando unos ejercicios (cada uno de su nivel). Fifí parecía tranquila, pero se notaba que a Kalet le estaba costando.

—¿Te echo una mano? —le preguntó Adam, al verlo con el ceño tan fruncido.

—No puedo continuar. No me cuadra el resultado.

Adam contuvo una risita, por el puchero de su pareja.

—Olvidaste la que te llevas —señaló tras revisar el ejercicio—. Aquí te llevas una, por eso lo demás te sale mal.

—¡Es verdad! —Kalet corrigió el ejercicio con tanto ímpetu que Adam no pudo evitar reír. Amaba ver la felicidad que reflejaba el rostro de su novio cuando hacía algo bien. Aunque para él jamás hacía nada mal—. ¡Termine! Gracias, cariño.

Kalet le dio un beso en la mejilla y Adam se sonrojó sin poder evitarlo. Aún le costaba asimilar a veces que Kalet fuera su pareja. Lo amaba tanto, y sabía que era recíproco, eso hacía todo más irreal.

Kalet se levantó para mostrarle los ejercicios a Lumiere, parecía que su presencia le era cada vez menos incómoda, lo cual colmaba de felicidad a todos. Adam se acercó a Chip, que no estaba escribiendo nada. Tenía muy mala cara, se notaba que estaba cansado y desanimado.

—Hola, campeón. ¿Necesitas ayuda?

—No me sale —dijo cabizbajo.

—¿Al genio de la casa no le salen unas cuentas? Eso no puede ser. Veamos.

Kalet y la Bestia: La sombra [LRDN #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora