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〝 Por eso esperaba con la carita empapada que llegaras con rosas, con mil rosas para mí. Porque ya sabes que me encantan esas cosas que no importan si es muy tonto, soy así. 〞

  Los primeros meses después de la vuelta de Ryujin habían sido difíciles para Yeji, también para Lia. Había sido dificil pretender que aquellas palabras no habían sido dichas por ella, se situaron en el aire y lo volvieron pesado, a ambas les costaba respirar.

—Creo que es mejor que me vaya. —Fue la breve despedida de Lia, que tomó sus cosas de manera apresurada y salió disparada de la casa.

  Yeji no hizo un mínimo esfuerzo de detenerla, no se había movido ni un milímetro mientras la veía alejarse. No tenía deseos de estar con ella, ni llenarle la cabeza de mentiras. Todavía debía averiguar que le pasaba en su interior.

  Pasaron días y dos semanas, Yeji seguía sin poder aclarar su mente. Los mensajes y las llamadas perdidas de Lia llegaban directo a su casilla de mensajes, eventualmente se quedó sin espacio. Las cartas que Ryujin mandaba se acumularon en el porche de su casa, siendo ignoradas cada vez que salía a hacer un recado. Incluso había cambiado todos sus horarios de ensayo para que ninguna de las dos pudiese encontrarla en los pasillos.

  Un día al volver, se encontró con una figura sentada en los tablones de madera frente a su puerta, de brazos y piernas cruzadas por la helada que estaba cayendo. Yeji abrió los ojos sorprendida y ajustó la correa de su bolso deportivo mientras corría hacia la mujer en el pórtico.

—¡Dios mío, Lia! —Exclamó mientras abría la puerta con manos nerviosas y apresuradas. —¡Está helando! ¿Acaso estás loca?

  Lía con sus ojos encogidos y los labios fruncidos debido a su cara entumecida, respondió como se le fue posible.

—Loca de amor, quizás. —Su voz salió como si su garganta estuviese siendo apretada. —Quiéreme, Hwang Yeji.

—Ven aquí, no seas ridícula. —Refunfuñó la mayor, tomándola por debajo de los brazos y arrastrándola dentro de su hogar.

  La chaqueta de la menor estaba cubierta por pequeños copos de nieve y mojada en ciertos sectores, Yeji podía notar lo frío de su abrigo a pesar de los guantes que llevaba puestos. Jisu no hacía movimiento alguno, sólo se dejó llevar hasta estar frente a la chimenea de la más alta.

—¿Qué demonios hacías ahí afuera con ese frío?—La regañó mientras cerraba la puerta. A Lia le hubiese gustado mirarla. —¿Cuánto tiempo estuviste esperando?

—Uhm, ¿podrías venir y pararte frente a mí?—Le pidió amablemente. —Me gustaría poder verte mientras hablo pero estoy tan congelada que no me puedo mover.

  Yeji rodó sus ojos, luchando por mantener la sonrisa fuera de su cara. Estaba loca, realmente loca.

—¿Qué?—Le preguntó cuándo estuvo frente a frente.

—Te traje estas rosas, son para ti. —Le señaló el objeto con sus ojos. —Te las entregaría yo misma si pudiese, en mi mente esto era más romántico y menos estúpido.

  Sólo cuando fue mencionado, Yeji notó el ramo de rosas que Lia sujetaba con sus dos manos y que se encontraba cubierto por una fina escharcha. Eran rojas, como las que le gustaban.

  Enternecida, se agachó y retiró con delicadeza el ramo, no queriendo lastimarla con el roce frío del objeto y sus manos.

—Realmente no debiste hacerlo, no lo merezco. —Murmuró cerca de su rostro, sujetando sus manos frías con las suyas calentitas.

—No contestabas mis mensajes, ni mis llamadas. Cambiaste tus horarios y por más que lo haya intentado, no pude cruzarte en el edificio. —Dijo haciendo una mueca triste. —Quiero estar contigo, no se me ocurrió una mejor forma de demostrártelo. Necesitaba verte y decirtelo, no me importa esperar tres horas fuera para encontrarte finalmente.

  El corazón de Yeji se removió con dichas palabras, Lia parecía sacada de un cuento.

—Por más que me halague, debo serte sincera Jisu, estoy muy confundida. —Le confesó mordiendo su labio inferior.—No quiero lastimarte, sería injusto para ti.

—Lo sé. —Lia suspiró. —Pero me haces más daño estando lejos, que estando cerca. Déjame intentarlo.

  Y Yeji aceptó las rosas de otra persona, las de su corazón no llegaron.

𝙍𝙤𝙨𝙖𝙨⚘ - RyejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora