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〝 Desde el momento en el que te conocí, resumiendo con prisas 'tiempo de silencio', te juro que a nadie le he vuelto a decir que tenemos el récord del mundo en querernos. 〞

  Yeji observó la boca entreabierta de Ryujin, mientras sus piernas se movían automáticamente al compás de las más cortas de su novia. Era como si ella quisiese decirle algo, como si su mirada le estuviese suplicando.

  Esperó unos segundos, pocos pero los necesarios, nada sucedió. Como era habitual, las palabras volaron de su boca con el vaho pero jamás tocaron sus oídos. Rompió el contacto con un nudo en su garganta, el corazón estrujado en la mano. Miró Lia, ella parecía no haber notado la presencia de la peliazul, seguía contándole una historia que ya había oído pero le gustaba recordar de vez cuando.

  Sus pensamientos quedaron atrás, en el camino que solía tomar con su antiguo amor, se preguntaba qué hacía ella por ahí. Era de noche y peligroso, una pequeña preocupación la invadió pero se retuvo a mirar hacia atrás, hacia el pasado y a un rol que ya no era suyo. Su vida ahora estaba con Lia, debía estar pensando en ella y brindandole atención a las palabras que salían con entusiasmo de su boca.

  Le sonrió hasta que llegó a sus ojos, asintiendo con la cabeza mientras volvía a enfocarse en su historia. La castaña apretujó sus dedos entre los suyos en una demostración de aprecio, su lenguaje afectivo era el contacto físico.

—Pareces un poco distraída. —Le comentó mientras seguían avanzando.

—¿Yo? ¿Por qué dices eso? —La mayor intentó no sonar defensiva.

—Porque llegué a la parte donde papá fue agarrado de los dedos por el cangrejo y no te reíste. —Hizo un mohín. —Es tu parte favorita de la historia.

—Oh, lo siento Jisu. —Yeji negó con la cabeza, decepcionada de ella misma por no poder controlarse aún después de tanto tiempo. —Mi cabeza sigue dando por lo de esta tarde.

  Una mueca acompañó la mitad de la verdad y la mitad de la mentira. Odiaba tener que hacer eso.

—No te preocupes, amor. —Lia la abrazó con su brazo libre y dejó un pequeño beso en el moflete de la mayor. —Ya te saldrá esa coreografía, eres la mejor bailarina de todas.

  Ahora a Yeji le tocó sonreír, con toda la culpa dentro suyo, y tomó la mano de la castaña por encima del abrigo, queriendo realmente devolver el aprecio que le tenía.

  Esa era la mayor diferencia entre sus dos grandes amores. Ryujin parecía querer darle el mundo, siempre tenía ese brillo en sus ojos y las palabras en la punta de la lengua, pero nunca tenía el valor de decirlas, o de tomarle la mano y llevársela lejos de todo. Sólo era capaz de escribir, escribir y mantenerla sentada al borde del asiento, esperando aquél momento de valentía.

  En cambio Lia, siempre muy directa con lo que quería, no tenía duda alguna cuando se trataba de demostrar y dar amor. Ella tenía el mundo en sus manos, se lo entregaba cada día con la misma devoción y alegría en su sonrisa. 

  Yeji se había cansando de lidiar con la cobardía y la espera los últimos años de su vida. Se arrancó el corazón del pecho y decidió entregárselo a alguien que lo atesoraría tanto que ya no dolería más. Sus deseos fueron cumplidos, aquel corazón transparente como el cristal fue cuidado y pulido como nunca, tanto que la cuidadora podía ver a través de el. Y ella sabía que a pesar de que aunque estaba en su dominio, seguía sin ser suyo.

  En el lugar más recóndito de aquél corazón permanecía una promesa hecha hace mucho tiempo, que seguía sin escapar de su boca pero había sido sellada con el deseo, 'tenemos el récord del mundo en querernos.'

  Lia se reconfortaba así misma pensando que la había elegido a ella a pesar de que Ryujin había vuelto. Yeji la había elegido, a Choi Jisu. La esperanza se mantenía cada vez más fuerte, poco a poco veía como ese corazón transparente se desligaba del pasado.

  Por primera vez, Yeji había decidido mirarla a ella y no a Ryujin. Tenía oportunidad.

𝙍𝙤𝙨𝙖𝙨⚘ - RyejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora