Camilo Fernández
Nada más abrir la puerta, Víctor me empuja hacia dentro con fuerza. Me aprisiona contra la pared del salón y empieza a besarme con firmeza. Esta vez él quiere llevar la situación y yo dejo que haga todo lo que se le cruce por la cabeza. Él empieza devorarme la boca y con pasión va bajando hacia mi cuello, una de sus manos toca mi pecho y la otra se entrelaza con la mía por encima de mi cabeza. Su intensidad, su respiración agitada, su manera de hacerme suyo... Todo eso me lleva a niveles a los que solo él me hace llegar.
Nuestras miradas se encuentran y durante unos minutos nos retamos. Sin poder aguantar más, de un tirón, le pongo contra la pared. Me pongo detrás suyo, con una de mis manos le tiro del pelo hacia mí y le beso el cuello con ansia —¡Si! Esto es lo que necesitaba— dice mientras yo restriego mi dura erección en su culo.
Tomo sus caderas y, con fuerza, le doy la vuelta. Víctor gime. Mirándome a los ojos le empiezo a abrir los botones de la camisa, cuando llego al final empiezo a tocar su rabo. Duro y palpitante... Hacia mucho tiempo que no disfrutábamos el uno del otro. Él me devora la boca y nuestras respiraciones se escuchan cada vez más agitadas. Mis manos se dirigen hacia el botón de su pantalón y cuando lo he desabrochado, con ambas manos, doy un tirón llevándome el plantón y la ropa interior a mi paso. Al hacerlo su erección queda desplegada ante mí, me saboreo la boca al verlo y con decisión me la llevo a la boca — Me vuelves loco Nico ¡No pares! — dice mientras que, con sus manos en mi cabeza, hace más presión y pueda introducirse más en mí.
Noto como tiembla y sé que le quedará poco para llegar al orgasmo pero, inesperadamente, tira de mí y me pone a su altura — Todavía no vamos a terminar con esto — me dice clavando esos preciosos ojos en los míos. Vuelve a aprisionarme contra la pared, me quita los pantalones y me pone cara a la pared. Sus manos se pasean por mis muslos hasta llegar a mis glúteos, los masajea, los aprieta... Sus manos siguen su recorrido hacia arriba y en su camino se llevan mi camiseta con ellas. Me tiene en bóxer cara a la pared, su pene se pasea por mi culo y me hace temblar, él se acerca a mi cuello y me reparte cientos de besos. Yo jadeo y él sigue su recorrido... Pasa por mi espalda y cuando llega a la parte baja, oigo: "Hoy serás mío".
Oír eso me lleva a un nivel de excitación que me hace temblar, yo suelto un bronco gemido y noto como Víctor pone sus manos sobre mí y rompe los calzoncillos que llevo puestos, los hace pedazos. Me quedo sin palabras. De la mano, me lleva hacia un lateral del sofá y empujándome me quedo apoyado sobre el lateral del sofá mientras él me da un sonoro azote — No te muevas y déjame hacer — Me ordena y yo no puedo hacer más que obedecerle y quedarme callado. Él empieza a tocarme y acariciarme el culo, noto como se pone de rodillas y de un momento a otro en pieza a lamerme — ¡Joder Víctor! — digo al notar todo lo que su lengua me hace.
-Llevo deseando esto desde hace mucho-. le oigo decir.
-Hazme lo que quieras- digo mientras siento que me sube al cielo.
Mis palabras parecen subirle el calentón, así que se pone de pie y noto como pasea su glande por mis nalgas. A mí me tiembla todo y, pese a que no me suele gustar hacer de pasivo, deseo que se introduzca en mí. Él parece notarlo y veo que poco a poco va haciendo presión para introducirse en mí — Tengo lubri en ese cajón donde está la tele y en mi riñonera tengo un condón— le suelto ansioso. Víctor a toda prisa busca todo lo que le digo y en cuanto lo tiene, me echa el lubricante. Escucho como rasga el envoltorio del preservativo y, una vez puesto, empieza a restregar el lubricante por toda la zona. Empiezo a notar como va haciendo presión en mí preparando su entrada, yo noto como mi cuerpo intenta hacerse a su tamaño.
La presión que voy notando es cada vez más intensa, yo intento dar un respiro profundo y relajarme — Relájate, hoy vas a ser mío y créeme que lo disfrutaremos los dos— dice ante la tensión que debo demostrarle. Yo confío en él y cuando noto que ya está completamente hundido en mí, ambos soltamos un gemido. Él empieza a moverse y yo noto que el dolor desaparece poco a poco para transformarse en placer —Ahora sí, eres mío— exclama mientras empieza a penetrarme con fuerza. Siento que me va a partir, sus embestidas son fuertes y sus gemidos cada vez más ruidosos, me azota y tirándome del pelo me pone a su altura —Me vuelves loco ¿Qué me has hecho?— yo solo puedo gemir, me tiene completamente a su voluntad. En esa posición sus empujones resuenan cada vez más y, tras dos guturales gemidos, se clava en mí y llega al orgasmo.
Yo estoy sudando, no puedo moverme ¿Qué acaba de hacerme? ¿Cómo me puede gustar tanto esto?
-Es tu turno Nicky-. Dice aun con la respiración agitada.
Él baja su mirada hacia mi pene y se relame. No me había dado cuenta que sigo duro como una piedra. De pronto, se arrodilla y empieza a chuparme. Pongo mis manos en su cabeza y empiezo a hundirme en su húmeda boca, él lleva sus manos a mis glúteos y me los aprieta. Yo creo que no voy a aguantar mucho más pero como no sé cuándo vuelva a repetir este momento con él, saco mi pene de su boca — Vamos a la cama — le digo con urgencia.
Desnudos bajamos hacia mi habitación y al llegar a la cama, le empujo con fuerza sobre ella. Él cae de espaldas, yo le tomo de los tobillos y de un tirón le pongo boca abajo, tomo sus caderas y le atraigo hacia mí. Su bonito culo queda expuesto para mí y yo empiezo a degustarlo con ansia, lamo toda la zona y lo humedezco para mi entrada. Estoy juguetón y con guasa le digo:
-¿Confías en mí?
-Claro, no te cortes. Exclama con la respiración entrecortada.
-Pon el pecho en el cama y las manos en la espalda.
Él obedece.
-Muy bien, ahora quédate quieto.
En ese momento me pongo a un lateral suyo. Con una mano le sujeto las suyas y con la otra empiezo acariciarle las nalgas y, cuando menos se lo espera, le doy un azote. Él gime y yo vuelvo dar movimientos circulares y le doy otro azote. Oigo como jadea, me fijo en su cara y como aprieta los dientes.
Me pongo detrás de él y, aún con las manos sujetas, empiezo a lamer su culo — ¡Jodeeeer! — dice mientras yo sigo degustando su cuerpo. Noto como aprieta los puños y se mueve buscando más profundidad — Así, hazme tuyo — dice con gran placer. Al escuchar eso mi pene se pone más que duro, noto como me palpita y me pide que lo introduzca en Víctor. Cojo un preservativo de la mesita y como veo que está lubricado de sobra, pongo mi pene en la entrada de su orificio y empiezo a introducirme en él.
En cuanto estoy completamente dentro, empiezo a penetrarlo con fuerza. Escucho como el sonido brusco de nuestros cuerpos invade la habitación, Víctor empieza a gemir cada vez más alto y yo le doy unos cuantos azotes. El calor empieza a apoderarse de mí y le doy con toda la fuerza y rapidez que puedo. Veo como su cara se hunde sobre el colchón, sus glúteos enrojecidos, sus manos todavía sujetas por las mías en su espalda. Todo eso me lleva al límite— Pequeño... ¡Me voy a correr! — digo con la respiración más que agitada — ¡Más fuerte— me pide él. Pongo todo mi cuerpo sobre él y noto como logro más profundidad, pero lo que me lleva al más allá es oírle soltar un jadeo intenso y notar que se corre sin necesidad de que él se masturbe o que se lo haga yo . Dos empujones más y lo hago yo también. La sensación que me invade no tiene comparación, nada se compara a él. Me ha hecho suyo y yo lo he hecho mío, esto que me pasa con él es algo que sé que no me pasará con nadie más.
Una vez que hemos recuperado el aliento nos quedamos en silencio. Yo me giro para quedar de frente a él, le toco la cara y me quedo mirando esos preciosos ojos que me vuelven loco.
-Nicky, dame el tiempo que te digo. Necesito que me creas cuando te digo que no te puedo sacar de mi cabeza y que no puedo estar sin ti- dice retirándome un rizo de la cara.
-Tengo claro que esto que me pasa contigo no me pasará con nadie, pero tienes que entender que es un poco egoísta lo que pides. Llevas mucho tiempo sin ver a tu ex y no me puedo quedar esperando a que decidas si te arriesgas conmigo o te vas con él.
Tras decir eso noto como le cambia el rostro y ahora sus ojos me dicen lo triste que está.
-Tienes razón- dice mientras se gira y mira al techo.
-Lo que te puedo ofrecer es no cerrar la puerta, podemos seguir viéndonos y quedar de vez en cuando- digo con cierta incredulidad.
-¿Te seguirás viendo con más chicos?
-Si me apetece sí, no creo que debamos comprometeros sentimentalmente.
-Bueno... Está bien.
-Venga, vístete de nuevo que vamos a cenar donde mi amigo Raúl-. le propongo.
-Ese sitio me encantó- dice sonriendo.
-Me ha puesto muy cachondo que me hicieras trizas los calzoncillos pero eran mis favoritos y me costaron una pasta. ¡Serás mamón!
-Yo te compro los que quieras.
El resto de la noche Víctor y yo comemos en el restaurante dónde tuvimos la primera cita. Esta vez es todo disfrute y risas, estamos totalmente relajados y el buen ambiente reina durante toda la velada. Al terminar, Víctor me acompaña a casa y, tras darme un beso, se marcha.A la mañana siguiente me despierta mi móvil, alguienllama. Sin mirar, contesto la llamada:
-¿Si?-. digo adormilado.
-Bella durmiente, a las doce en Nuevos Ministerios. ¡Ni se te ocurra llegar tarde!
Es Maca, la adoro pero que me haya despertado me pone de mal humor
-Había puesto la alarma y todo ¿Qué hora es?
-las nueve y media, mueve el culo y ponte divina.
-¿Tengo que ir muy arreglado?
-Si.
-Venga, vale.
Según cuelgo me voy a la ducha y empiezo a acicalarme. En cuanto salgo me veo en el espejo y me congratula ver la buena cara que tengo — Tienes cara de folladito folladito — me digo entre risas. Hablo mucho conmigo mismo, menos mal que vivo solo porque sino la gente fliparía. Voy a mi armario y me pongo un polo negro, unos pantalones de pinza color gris tirando a azul y mis converse blancas. Estos pantalones me hacen un culito muy favorecedor y el corte del polo estiliza mi figura, me recojo los bajos dejando los tobillos al aire y me dirijo al baño de nuevo para arreglar mi pelo. Intento echarme todos los productos habidos y por haber para que estos rizos se luzcan. Me cubro el poco rastro de ojeras que tengo y me doy un poco de pintalabios rojo. Cuando mi imagen es de mi agrado, cojo la riñonera y me encamino a encontrarme con Macarena.
Al llegar a Nuevos Ministerios, le pido a Maca ubicación de donde están y veo que se encuentran en un bar cerca de la parada de metro. Cuando entró por la puerta del sitio, me la encuentro sentada en una mesa junto con Pol. Ambos están guapísimos, ella lleva un bonito vestido negro que le hace un cuerpo de infarto y él va con una camisa azul claro y unos vaqueros que le remarcan su cuerpo trabajado.
Nos saludamos y, después de pedir un café, mi amiga me dice;
-A ver corazón, he hecho una cosa que no sé si te va a gustar.
-¡Ay madre! Si es algo malo deja que me tome el café- digo angustiado.
-Bueno, eso según como te tomes la noticia.
-¿Qué noticia?
-A ver... Pol es ayudante de edición en la editorial Noa y se encarga de leerse las propuestas que luego pasan al editor para que puedan optar a publicarse. He cotilleado el cuaderno y he leído las cartas a Víctor... Le he pasado unas cuantas a Pol para que les echara un ojo. La cosa es que a él le han gustado y se las ha pasado al editor para que les eche un ojo.
-Espera ¿Qué?-. La interrumpo.
-Déjame continuar. Resulta que están buscando nuevas propuestas para la categoría de romance y les ha encantado lo que has escrito.
Yo me quedo mirándola fijamente esperando a que me diga en cualquier momento que se trata de una broma... Pero la voz de Pol me saca de mi trance cuando dice:
-Escucha Nico. En Noa buscamos textos viscerales, reales y de los que te puedas enganchar fácilmente. Tu forma de expresar lo que sientes y la manera en la que describes las sensaciones de cada carta, han logrado que tanto yo como el editor viéramos algo especial y queremos contar con tus cartas. Cartas a Víctor.
-Espera no, esto no es verdad- digo con un cúmulo de sensaciones que no puedo describir.
-La mecánica es fácil, necesitamos unas cuantas cartas más y un contexto donde desarrollar la historia. Es un poco más de trabajo y de sentimiento, creo que lo podrías hacer fenomenal-.dice Pol.
Yo estoy en cortocircuito neuronal. ¿Cartas a Víctor puede llegar a ser un libro?
-Necesito que te decidas si quieres hacerlo o no...- dice Maca, clavando sus preciosos ojos avellanados en mí— Pero hazlo rápido que tenemos que reunirnos con el editor en una hora y no podemos ir con dudas—
-¿Me lo dices enserio?- replico con duda.
-Venga corazón, dame una respuesta- dice Maca Ansiosa.
Yo respiro hondo y digo:
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CARTAS A VICTOR
Novela JuvenilNico, un chico de 25 años con mala suerte en el amor. Conoce a Victor, un joven empresario del mundo de la publicidad y el marketing, que se pierde en los encantos de Nico.Lo que Nico no sabia era que Victor no había olvidado su pasado y que la vida...