Mientras la noche hace acto de presencia el pueblo cansado de un largo día de laburo guarda sus herramientas, después de todo, la ciudad no se va a levantar sola. Una a una las pequeñas farolas van apagando sus luces para dar paso a una sepulcral calma.
La joven rubia observa el escenario desde la minúscula ventanita de su celda. Al sentir la brisa nocturna acariciar su rostro por última vez, recuerda todo lo que la vida le regaló. Risas, alegría, diversión, aventura, fue todo lo que conoció hasta el momento, al parecer no tiene nada de que lamentar. Intenta sonreír, pero sus ambiciones y su visión están bajo llave en algún lugar del Tenshokaku, por lo cual, su sonrisa, así como todas las demás durante el período de aprensión, es un mero reflejo. Intenta con todas sus fuerzas retirar alguno de los barrotes de la celda, pero le es en vano ¿Qué más queda para ella? Nada. Mira con añoranza el cielo nocturno ¿Qué haría con un día más? Salir con sus amigos, ir a las termas, comer muchos dulces, pero sobre todo aquello, disfrutaría por última vez de la emoción de una luz de bengala.
Una terrible explosión le saca de sus pensamientos, un cañón ha sido disparado contra el muro Noreste del Tenshokaku, un barco difuso entre la niebla nocturna ha sido el responsable.
Los guardias comienzan a correr a sus puestos de defensa, dejándola sin vigilancia. Asustada se aleja rápidamente de la ventana, los cimientos del castillo retumban con un segundo disparo.
Repentinamente la temperatura de la celda comienza a bajar, la pared donde estuviera la ventana comienza a cristalizarse gracias a los hielos que crecen descontrolados en todas direcciones. Una descarga eléctrica interrumpe la glaciación del lugar, pues provoca que la celda colapse. En efecto, dejando libre a su prisionera.
- ¿Qué demonios?... – Asoma cautelosa por el nuevo orificio en la pared, logra ver a los guardias en el patio principal corriendo apanicados por todas partes y al otro lado de la muralla la libertad. Sin nada que perder y una vida que ganar, corre por el tejado de la mansión esperando saltar fuera del perímetro de la fortaleza. Escucha pasos pisándole los talones y al mirar hacia atrás ve un par de grandes sombras que corren tras ella…Las pieles de Jabalí y Halcón que cubaren a los persecutores les dan la apariencia de fantasmas o demonios, si no fuera por las brillantes visiones colocadas en la frente de los macabros disfraces, claramente pensaría así. El jabalí con la visión geo adelanta a su compañero y con un costal vacío en manos he intenta atrapar a la maestra de las llamas, de un ataque ondea el costal en su contra aunque es evadido con suma agilidad. Inmediatamente el Halcón con una visión electro lanza frente a la fugitiva un concentrado Hidro seguido de uno Cryo, congelando a la presa en su lugar.
- Escucha bien. – El jabalí le llama con una voz gruesa y amenazante – No queremos lastimarte, así que pórtate bien y ven con nosotros, juro por mi visión que te conviene. – Le toma de la muñeca con fuerza. Ella aparta la mano violentamente.
- Ni lo sueñes.
- ¿Por qué los Inazumeños dan tanta pelea? – Toma distancia, aparentemente molesto. - Como quieras.
El jabalí vuelve a tomar el costal he intenta meter a la chica en el, pero justo antes de lograr su cometido, una flecha cargada con electro corta el aire entre ambos personajes. Desde algún piso superior cae la general Tengu, en un ataque en picada, justamente aterrizando en medio de la movida. Un cañonazo más resuena en el fondo. Los soldados vestidos de pieles arremeten contra la general, pero logra esquivarlos con gran velocidad y les hace llegar una lluvia de flechas.
Entre tanto los hombres se han dado cuenta de que podrían llamar mucho la atención, por lo que corren como cucarachas a alguna sombra cercana, el Halcón desaparece entre el humo del ataque naval, el Jabalí voltea a observar por última vez, refunfuña antes de seguir a su compañero.
La luna, parcialmente cubierta por las nubes negras, da una tenue luz, forma una macabra sombra por sobre la acusada, la intimidante Sara da la vuelta para encarar a la culpable del gran incendio.
- ¡No lo hice! – de un sobresalto intenta correr a pesar de los pies congelados.
- Te creo… - la aprisiona en un abrazo bastante reconfortante – esto choca de lleno en contra de mis principios – al separarse la visión pyro de la rrubia yace en sus vendadas manos – Te creo, sin duda lo hago. Pero la palabra de la todopoderosa Shogun es incuestionable – rápidamente rompe el hielo y le entrega su propio arco “el agitador del relámpago” – y por esto tengo que advertirte – la toma de los hombros para mirarla directamente a los ojos – la próxima vez que te vea no puedo ser tan indulgente – le aleja de un empujón – corre lejos y no vuelvas más. Además ten cuidado con esos, han estado merodeando el Tenshokaku desde tu aprensión, algo quieren de ti.
- Gracias… – el quinto impacto les mueve el suelo, este da directamente a la cabeza de la mansión.
- ¡Largo! – La general regresa al frente de la defensa del castillo.
La energía electro comienza a acumularse sobre la parte más alta de la mansión, el filo del pensamiento vacío se encuentra a punto de dejar caer toda su ira sobre la flota atacante, pero la fugitiva no planea quedarse a ver el espectáculo. Corre con todas sus fuerzas hacia la muralla suroeste, una idea descabellada nace en su cabeza, va a saltar directamente al mar. Al saltar del tejado el corazón le para de latir, la gravedad hace su efecto y la arrastra al fondo. Por un momento pareciera que caería en la arena.
El filo del pensamiento vacío arremete con truenos y relámpagos sobre el navío atacante, pero al impactar este desaparece en un mar de humo y cenizas, así como los daños a la fortaleza. Los muros derribados y las brasas dejan de existir, el palacio queda en calma luego de ello.
Entra al agua de forma limpia apenas rozando el fondo, el precio a pagar por tan arriesgada movida fue solo un raspón en el trasero. Vuelve a la superficie a tomar una gran bocanada de aire, pero la calma no regresa, inmediatamente nada para huir de la costa.
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- Debe haber otra cosa que podamos hacer ¿No? ¡No podemos dejar que esto suceda así! – Itto prácticamente suplica por esperanza a los pies de la princesa garza - ¿No tienes un as bajo la manga? ¿Un truco de aristócrata? ¿Algo?
Ayaka niega con la cabeza mientras mira a un lado, la tristeza de la noticia es devastadora, no puede pensar en más opciones legales.
- ¡Shinobu! Eres un genio para estas cosas, seguro que tienes algo en mente.
- Desde luego. Este caso estuvo lleno de irregularidades y el fiscal solo utilizó pruebas circunstanciales. La jueza estuvo dispuesta a culpar a la acusada desde el inicio. Y por alguna razón, Sango se empecinó en culpar a Yoimiya ¿Por qué?
- Es sencillo – Responde Thoma – la agencia de detectives Batgan Sango fue uno de los edificios que ardieron hasta los cimientos – necesita culpar a alguien por su gran perdida.
- Es una lástima, la filosofía Sango es bien conocida en el ámbito legal por ser directa y no dejarse llevar por los sentimientos… hasta hoy. Pero ya ha labrado un poderoso nombre como detective honesta, uno mucho más confiable que el de una recién graduada que defiende a una banda de idiotas.
- Lógicamente la Shogun confía más en sus palabras.
- ¡No somos idiotas! – luego de la pequeña rabieta del demonio parece tener una gran idea - ¿Y sí exponemos a Sango como la resentida que es? Tal vez ganamos tiempo para reunir información.
- Mi estimado – Ayaka mira con compasión al Oni – me temo que no podremos hacer eso. No podremos ya apelar, la ejecución será por la mañana.
- ¡¿Qué clase de sistema legal es ese?!
- No es un sistema legal jefe, este es un shogunato. Es un milagro que lográramos obtener tanto tiempo extra. Pero la suerte se nos acabó. – Shinobu se retira la mascara por un momento para apretarse el puente de la nariz en frustración – la palabra de la dirigente es absoluta.
- ¡Entonces vamos a sacarla de a la fuerza! – Sayu, quien se ha mantenido al margen de la conversación salta al medio de la escena con su arriesgada propuesta – Ella fue de gran ayuda a todas y cada una de las fugas que hicimos. Es hora de regresar el favor.
Los adultos se miran entre sí sorprendidos aunque inmediatamente les invade la determinación, asienten entre ellos para afirmar el plan.
- Si nos marchamos en este instante llegaremos a tiempo para… - El fiel sirviente de los Kamisato es bruscamente interrumpido por un estruendo ensordecedor proveniente de la corona de Inazuma. Desde la sima del Tenshokaku una ráfaga de intensa energía electro se desploma sobre algún objetivo al norte, hacia adentro del océano, el cielo se ilumina por completo durante un segundo, para luego volver todo a la calma absoluta.
- ¿Qué fue eso? – pregunta la menor del grupo.
- El filo del pensamiento vacío – Ayaka se ve tan sorprendida como el resto.
- ¿Esa fue la ejecución? – Ahora pregunta el despistado Oni.
- Imposible. Debe haber sucedido otra cosa – La señorita Kamisato comienza con el viaje hacia la ciudad – Sea lo que sea, aprovechemos la confusión. Thoma, te encargo la hacienda. Volveré lo más rápido que pueda.
- Vaya con cuidado.
El resto le sigue, viajan lo más rápido posible.
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La marea mañanera arrastra un bulto rojo a las arenas de una playa olvidada por las manos del arconte. Forzosamente nada para ponerse a salvo en la orilla, a gatas por la arena llega a refugiarse del sol debajo de un gran helecho para terminar por tumbarse en el suelo.
- Debí… Haber… Tomado esas clases… De natación… Que mencionó Thoma… - su pesada respiración es apenas silenciada por el sonido de las olas.
El obvio agotamiento le arrastra a un pesado sueño del que no puede escapar, lentamente cierra los ojos para tomar un muy necesitado descanso. Un profundo sueño inducido por días de privación gracias a los muy enojados guardias. Al borde entre el sueño y la inconciencia, en el momento en el que pensamientos incoherentes inundan la mente, recuerda el instante en el que fue declarada culpable, como todo alrededor se desmoronó como piezas de un rompecabezas y la helada sensación de haber quedado desamparada. Cae en un océano de hielo del que le es imposible salir. El agua helada le roba el aliento he intenta nadar a la superficie, pero le atrapan los soldados de las pieles, pronto siente como la vida se escapa de las venas y el oxígeno de los pulmones. Regresa a la tierra de los vivos solo para encontrar una masa helada sobre su cara, el impulso le hace arrojar tan lejos como puede el extraño objeto que rueda por la arena hasta chocar con una roca. Aquel slime Cryo la mira tan sorprendido como ella a él, después de todo, ese era su lugar para tomar la siesta ¿Qué hace un humano ahí?
- ¡Atrás! – prepara un ataque con arco imbuido en Pyro para alejar a la criatura.
El pequeño, demasiado para ser un Slime común, mira perplejo a la humana, siente la calidez de la flecha en llamas, pero no tiene miedo. Alguna vez habrá escuchado sobre los humanos de boca de un slime mayor, pero ahora que tiene uno al frente no le provoca temor alguno ¿Cómo un animal tan delgado, cansado y tembloroso como aquel puede dañarle? Hace un movimiento que puede traducirse de idioma slime a encogerse de hombros y rueda de vuelta a al refugio del helecho. Acelera como llanta en el último segundo para empujar fuera del refugio a la rubia, al impactar la hace rodar, como ella lo hizo con él, fuera de aquella sombra gustosa.
- Ay, ay, ay… - gracias al empujón el arco terminó a unos cuantos pies de distancia – Vale, entiendo. Lo siento.
El pequeño slime gira en su lugar hasta encontrar la posición adecuada, tal como un gato.
- Al parecer, estás de buen humor – Ríe y mira con dirección a la ciudad, de lejos no se ve igual a como la recuerda ¿Cómo lo sería si la mitad de ella desapareció? - ¿Cómo estarán todos? ¿Ya sabrán que me escapé? Sí, probablemente… - regresa a hablar con la criatura - ¿Qué se supone que haga ahora?
El slime la mira brevemente para luego cerrar los ojos y dormir.
- Debería seguir avanzando – Busca algo atentamente por la periferia de la isla – pero no me iré como llegué, es un calvario. Tengo que encontrar una balsa o algo ¿Has visto alguna por aquí? – el slime solo la mira feo por no dejarle dormir – entonces tendré que hacer una. Ya decidiré luego a dónde ir.
Con un poco más de ánimo se incorpora de un salto para comenzar a buscar materiales en los alrededores. La lista consta de algo que flote, cuerda para juntarlo todo y algo que haga de remo, conocimientos adquiridos de ayudar a muchas personas a fugarse del país. Durante la recolección recuerda este detalle y hace la lógica deducción, el destino se encuentra fuera de Inazuma.
Pronto encuentra un par de enormes puertas de piedra, un dominio, y frente a ella los escombros de una expedición. Algunas cajas con basura se encuentran desperdigadas por ahí, una tienda medio destruida y los restos de un par de botes, pero estos últimos no son viables por los daños. Rebusca cualquier cosa de utilidad entre los escombros, pero solo encuentra cuerdas deshilachadas, aunque para la creativa joven el hecho de haber encontrado las cajas de madera ya es un descubrimiento. Al terminar con el allanamiento, su botín consta de algunos metros de pedazos de cuerda, una lona para montar una carpa y una muy conveniente pero oxidada hacha de mano. Entre aquellas expertas manos artesanas la vieja herramienta, que aparentemente no serviría más, es examinada milímetro a milímetro con una prodiga pericia. Observa con detenimiento el filo a contraluz, encontrando todas las imperfecciones de la hoja. Antes de hacer cualquier cosa busca una piedra rugosa de los alrededores, comienza lentamente a frotar la roca contra el metal, descubriendo el reluciente acero bajo el óxido, pero, sobre todo, consiguiendo un filo tan agudo como el de un bisturí. En nada el hacha oxidada vuelve a una relativa gloria o al menos a estar lo suficientemente compuesta como para servir de nuevo a su propósito.
Ahora centra su atención en las cajas y materiales adjuntos, podría añadir algunos troncos de criptomeria que vio en la orilla para crear una balsa improvisada, la que podría llevarla a… Donde sea que se dirija. Así que con una idea clara del diseño se pone manos a la obra.
Pasa más de medio día en que la isla se encuentra bajo el azote de una ruidosa visita y el pequeño slime no consigue pegar pestaña gracias al incesante escándalo. Gira en su lugar con un poco de enfado para encontrar una mejor posición, pero los golpecitos continúan uno tras otro, como taladrándole les cabeza. Decide que ha tenido suficiente y va a buscar la raíz del problema.
Con saltitos molestos llega a dónde la visitante trabaja. En la orilla hay una barca bastante simple, incluso primitiva, constituida de ramas y tablones de caja, pero al pequeño esto no le interesa. Hace notar su presencia con un bailecito raro y frenético.
- Oh, hola. Eres tú otra vez. – sonríe al ver una cara conocida - ¿Dormiste bien?
El slime pisotea el suelo con enfado.
- Seguro tienes hambre – deja su trabajo por un momento y busca dentro de una de las cajas cercanas – mí papá también se pone irritable cuando no ha comido el almuerzo ¿Y quién no? – consigue una solettia, parte algunos pedazos y le ofrece a la criatura – está fresca, la recogí hace nada. ¿Gustas?
El slime deja su danza de la furia para observar el manjar que se le ofrece, como una criatura no muy hábil suele conformarse con la energía de las líneas ley para alimentarse, aunque prefiera los frutos que crecen en lo alto de los árboles. Mira a la mujer con recelo, avanza con saltitos minúsculos hasta tener el pedacito de fruta a solo milímetros. Entonces lo engulle en sus heladas babas, junto con la mano de la artesana, pero al separarse solo se ha llevado la fruta.
- Eres muy frío – sacude la mano en el aire para quitarse las babas de slime - ¿Te gustó?
La criatura sube desvergonzada al regazo de la muchacha para arrebatarle la fruta de las manos, pero ella la levanta alto.
- ¡Ay! Pídela por favor, como un buen chico. – lo baja con cuidado - ¡te la daré, te la daré, pero no hagas eso, estas frío! – coloca los pedazos restantes de la fruta sobre la arena.
El slime procede a engullir uno a uno el frutal regalo, ella se ve satisfecha por la reacción de la criatura. Acaricia su cabeza como muestra de confianza y la criatura se encoje en su lugar, por la cálida sensación de la mano sobre él se queda particularmente quieto. Al parecer le agrada.
Pronto debe seguir trabajando, deja de lado a la criatura para seguir con lo suyo. Amarra con fuerza la última cuerda al navío y se marcha a buscar otra cosa.
- Gracias por no atacarme – vuelve a sonreír para la criatura elemental.
El slime queda perplejo, pero se dispone a seguir a la chica. Ve como corta con algo de dificultad algunas enormes hojas y las lleva de vuelta a la barcaza, con ellas crea una clase de techumbre para cubrirse del sol abrazador. Al explorar la isla ha descubierto que se encuentra repleta de jarrones viejos y desgastados ¿Qué clase de loco llevaría tantas piezas de cerámica a ese lugar? Además de los restos del campamento del que se sirvió sus materiales, probablemente la isla sea utilizada por delincuentes. Se volvería bastante problemático encontrar a algún malhechor en sus circunstancias, por lo que apresura el escape. Por fin arrastra la barca a las calmas aguas de la playa y al asegurarse de su flotabilidad sube unas cuantas frutas y el hacha de mano, el pequeño slime le mira confundido.
- Ya decidí que hacer. ¿Ves esa isla de allá? – señala a algún lugar en el norte, precisamente a Ritou, el slime parpadea lentamente – Hay unos barcos que están por salir, si me subo en uno llegaré a la nación del fuego, ahí me esconderé un tiempo mientras busco la manera de limpiar mi nombre. – La criatura parpadea en confusión, no entendió ni una sola palabra – Entonces, gracias por recibirme en esta tu casa -le toca la cabeza por última vez, ahora la criatura busca esa caricia – Me voy.
El slime se asusta, pues entiende que la muchacha está dando el adiós. Ella se despide con la mano mientras aborda la plancha de madera que ocupará la posición de bote. Rema lentamente para conservar sus escazas fuerzas. Al alejarse un poco de la isla escucha pasitos sobre cristal, da media vuelta para descubrir el origen del sonido, descubre que el amigo de la isla le sigue con saltitos alegres pues bajo su peso congela el agua. Sube a la embarcación para acomodarse bajo el techo improvisado, da unas vueltas en su lugar para encontrar la mejor posición para dormir y cierra los ojitos - … ah… Pues bienvenido a bordo … (¿)
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- Llegamos tarde… - Sayu regresa de la ciudad para encontrar a los mayores.
- ¡Mierda, mierda, mierda! Fallamos, se murió. ¡Se murió! – el grandulón se desploma sobre sus rodillas, lamentando la pérdida de su querida amiga - ¡La cagamos!
- Déjame terminar – la menor va a consolar al oni, pone una de sus manitas en el hombro del afligido – Es que ya se fue.
- ¡¿De verdad?!
- Durante los disturbios de anoche.
- ¡Esa maldita! – Se levanta tan enérgico como nunca se le ha visto - ¡Casi me mata del susto! – levanta en el aire a la niña y le da vueltas con alegría – Este round lo ganó, escapó de esos rancios sin ayuda.
- ¡Bájame!
- Menos mal – Ayaka suspira de alivio – subestimamos su habilidad para la evasión.
- Aunque corre peligro sola allá afuera, tenemos que encontrarla – Comenta Kuki.
- De hecho – Sayu les entrega un panfleto de “se busca” – se busca vivo o muerto. Recompensa por diez millones.
- Esto complica las cosas – Kuki lee detenidamente el panfleto – ahora todos van a perseguirla sin descanso, ladrones, Ronin incluso piratas.
- Evitemos pensar en eso, es muy lista, seguro evitara a los maleantes. Pero hay que pensar ¿A dónde pudo haber ido?
- A la hacienda – responde Ayaka sin vacilar – sabe que tiene aliados ahí.
- Así como un peligroso enemigo – Kuki reniega – si se llega a encontrar con el comisionado Yashiro volverá a prisión.
- Si fuera yo, iría lo más lejos posible del shogunato. A la isla Watatsumi, claro, soy un genio, además que ellos eran resistencia, seguro le acogerán.
- Lo dudo. La relación que están consiguiendo con la capital es algo que no se darán el lujo de arriesgar por una fugitiva que no conocen – La señorita Kamisato responde a la arrogancia del Oni.
- Pero la resistencia…
- Jamás logramos hacer contacto con ellos, eran movimientos paralelos. – piensa un momento – pero tiene razón señor Arataki. Tendría que ir lo más lejos posible del shogunato. Para hacer eso se necesita un barco. ¿Dónde hay muchos de ellos?
- ¿Ritou?
- Exacto. Y da la casualidad de que este mes se tiene planeada la partida de tres barcos mercantes. Justo van a zarpar en los próximos días. Ella lo sabe ya que uno de ellos, con dirección a Natlán, lleva cargas de su propiedad.
- ¿Y?
- Seguro subirá en alguno como polizón.
- Claro. Sí, yo también haría eso.
- ¿Entonces qué? – Sayu por fin se resigna a quedar atrapada bajo el brazo del demonio - ¿Vamos a interceptarle antes de que llegue allá? Ayudamos a que suba ¿Y luego? ¿Eso va a significar un adiós por siempre?
Los mayores se miran con pesar entre ellos, no saben que responder.
- Seguiré buscando la manera – responde muy segura Kuki – debe haber algo tan contundente que haga cambiar la sentencia. Algo que no alcanzamos a ver. Este no será un adiós, si no, un hasta pronto.
- ¡Así se habla Kuki! – Itto la toma bajo su brazo libre.
Ayaka parece escuchar algo a la distancia, parece que Sayu también lo percibe.
- Shhhhh… - Calla y agarra al Oni de alguna parte de la ropa para llevarlos a esconderse tras unas rocas.
- ¿Qué te sucede?
- ¡Shhhhh!
- ¡No me chite pinche gachupina japonesa! – Ayaka termina por ponerle una mano en la boca y señala el camino del que huyeron.
Una legión completa de soldados marcha a paso veloz por el camino, al parecer tuvieron la misma idea que ellos. Se dirigen a Ritou para evitar que la fugitiva deje el país. Aunque no todos van al mismo sitio, algunos doblan el bosque Chinju y otros toman dirección a explorar otras islas. Tras la legión caminan firmes algunos generales importantes, incluyendo a Sara. Ella se va con los soldados que van a Ritou.
- ¿No es demasiado para buscar a una sola persona? – Kuki se sorprende por la inmensa cantidad de soldados desplegados.
- Tenemos que volar para ganarles – Sayu se libera y corre a Ritou usando sus mejores técnicas – vamos a entorpecer el trabajo de esos malos.
- En este preciso momento, somos los malos.
- ¡Eso jamás, andando!
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- ¡Ahí está! – desde un bote señala un Samurai Kiragi Morado a la pequeña embarcación improvisada de la pirotécnica – Remen más rápido, esos millones no se conseguirán solos – el líder ordena a otros dos Ronin, al parecer sus subordinados.
- ¡Sí jefe!
- ¿Huh? – la chica, quien ha avanzado todo el camino en calma mira el origen del grito, encontrando a los perversos malhechores – Oh oh – también rema desesperadamente, pero no avanza tanto – lo que faltaba.
- ¡Oye! ¡Ven con nosotros por las buenas o tendremos que usar la fuerza!
- Otra vez esa frase… ¡Consíganse una vida!
El slime despierta para ver a los enemigos acercándose, se asusta y va corriendo a esconderse tras la chica.
El líder de los Samurái observa con satisfacción como la recompensa se vuelve tangible con cada nudo de distancia que se pierde. Pronto se encuentran tan cerca que el atacante simplemente salta a la embarcación adversaria.
- Te tengo.
- Ya quisieras – apunta con su arco en dirección al enemigo, la energía Pyro toma lugar en la flecha en pocos segundos. Dispara en su contra, pero el Samurái desvía el ataque con un certero bloqueo con la catana.
- ¿Con que te vas a hacer la difícil? Bien, el panfleto decía “vivo o muerto” – ataca con una rápida estocada con dirección a la chica.
El slime y la arquera corren en lados distintos para evitar el daño, mientras el enemigo lanza una serie de golpes a gran velocidad. La fugitiva a penas logra esquivar la mayoría de cortes, antes de contratacar. Activa su ataque elemental y cual metralleta comienza a acribillar con flechas flamígeras al oponente, este para evitarlo salta de nuevo a su propia embarcación y desvía algunos proyectiles con la espada. El slime corre en círculos sobre la embarcación.
- ¡Al ataque! – El Samurái ordena a sus esbirros y ambos desenvainan sus espadas.
Con tres enemigos en la mira el ataque se vuelve muy complicado, siendo su estilo bastante potente contra un solo objetivo. Tira flecha tras flecha, pero no puede evitar que uno de los secuaces aborde su pequeña balsa, que con tanto movimiento ha empezado a perder la firmeza. El enemigo lanza el espadazo, pero justo antes de impactar el slime choca contra él, haciéndole perder el equilibrio y tirándole de la balsa.
- ¡Mierda!
Por la impresión del toque la criatura elemental deja escapar una bocanada de Cryo con dirección a los asaltantes, provocando que el barco y el Ronin caído se congelaran en su lugar. Esto no es desaprovechado por la fugitiva que vuelve a remar como si su vida dependiera de ello (porque lo hace). Con forme avanza va dejando un camino de hielo, debido al nerviosismo del slime, los malhechores restantes toman la oportunidad para avanzar sobre el nuevo camino, dejando el barco y a su compañero atrás. El slime reanuda la corredera en círculos.
Yoimiya escucha los pasos tras ella, ve la situación y rápida cual rayo dispara una flecha ardiente justo al pie del Samurái para que el camino bajo su pie de descongele. Tiene éxito en ese y el siguiente disparo que va dirigido al bote, este tiro es especial, pues al impactar surge una explosión de fuegos artificiales por lo que el barco queda con un enorme boquete llevándolo al hundimiento.
- ¡Ni creas que te vas a escapar! – el líder queda flotando en el agua, mira con recelo a la fugitiva.
La pirotécnica les enseña la lengua cual niña pequeña, la criatura elemental la observa y repite la acción (en la medida que un slime pueda hacerlo).
- Vámonos amiguito – vuelve a remar, ahora con un poco más de velocidad para evitar que el Samurái les alcance a nado – gracias por ayudarme con esos tipos malos – le regala unas caricias en el lomo – eres muy valiente.
Una flecha corta el aire entre ambos seres, voltean lentamente a la dirección de donde provino el disparo. Tres embarcaciones más le siguen, el líder es el Samurai Kiragi rojo, le acompañan más Ronin y cazadores de tesoros. Aparentemente el resto de la banda criminal, atraídos por el ataque definitivo. El Samurái Rojo le tiende la mano al Morado para sacarlo del agua.
- ¡Ahora a ver a quien le sacas la lengua, idiota!
- ¡Rápido, rápido, rápido! – avanza con mucho más vigor que antes, reconoce que no puede enfrentar a tantos oponentes en esas condiciones tan desfavorables.
Una flecha pasa velozmente entre su oreja y el hombro, levantando su flequillo con la brisa, luego otra aterriza cerca del pie, una más casi le da al slime. Esta vez los bandidos van en serio, buscan matarla de verdad. Un disparo electro cae a escasos centímetros de la embarcación, electrificado el agua alrededor, luego una flecha, pero con pyro cae muy cerca, causando una reacción de sobrecarga y una consiguiente explosión de energía elemental. Gracias al impacto ambos pasajeros son lanzados por la borda y la balsa queda hecha añicos.
Más flechas se precipitan sobre ella, intenta nadar para escapar, aunque el aguante no le da para más y comienza a hundirse. Pero una familiar sensación helada le vuelve a rescatar de ahogarse. La criatura elemental ha congelado buena parte del agua alrededor de su amiga, brindando una plataforma para salir del mar. El alivio no dura ya que los bandidos les han vuelto a alcanzar. El Samurai Kiragi rojo baja al hielo para atrapar a la chica, a ella ya no le responden las piernas por el agotamiento, pero intenta huir a rastras por el camino que ha dejado el slime al huir de la situación.
- ¿Así es como lucen diez millones de mora? Se ve patético, pero a caballo regalado no se lemira el diente. Ahora, deja de luchar como una perra y déjate querer – la levanta del brazo izquierdo, prácticamente elevándola en el aire. Muestra a sus compañeros el premio en celebración - ¡Invito la primera ronda!
- Las únicas rondas que van a tener son de patadas en la cola – forcejea con vehemencia para soltarse.
- Cierra el pico o te corto el cuello ahora mismo – amenaza al coger el mango de su arma con la mano disponible – eso hará el trabajo mucho más sencillo.
- ¡jefe! – uno de los cazadores de tesoros alarma a toda la embarcación - ¡Cuidado arriba!
- ¿Qué? – el bandido y la capturada miran en la dirección señalada, solo para encontrar un Lawachaurl brazo helado cayendo sobre ellos - ¡Joder! – sin darse cuenta la disputa había llegado al territorio de un gigante helado, quien al ver a un slime en peligro saltó para defender a la criatura.
El gigante aterriza sobre el Samurái, volviendo a mandar a volar a la fugitiva [esto ya se volvió costumbre]. Mostrando una gran fuerza y dominio agarra al bandido por la cabeza para lanzarlo a su embarcación, dándole a algunos de sus compañeros y tirándolos al agua. Por su parte el slime empuja a su amiga para alejarla del altercado al tiempo que va congelando un camino en el agua. Pronto se incorpora lo suficiente como para seguir el camino de la criatura, por fin dejando atrás la batalla campal entre los bandidos y el Lawachaurl.
Corre resbalando ocasionalmente, ya hace rato que dejaron se ver el altercado y la isla más cercana, la isla Amakane. Por fin encuentran algo de tierra firme, un minúsculo islote sin más que arena y algunos cangrejos. El sol comienza a descender por la bóveda celeste y con él la temperatura en el aire.
Al llegar a el pequeño pedazo de salvación la pirotécnica cae de rodillas sobre la arena mientras ríe por el subidón de adrenalina.
- Eso… Eso estuvo cerca. Debería agradecerle a ese Lawachaurl en persona. – mira hacia atrás en esa dirección, pero no alcanza a ver algo de la pelea.
El slime parece derretirse al lado de la muchacha. También se cansó de la corredera.
Al recobrar la compostura observa sus alrededores, percatándose que de hecho ya ha llegado a su destino, Ritou.----------------------------------------------------------------------------------------------------
No estaba conforme con la Sara de la primera versión, su actuar no tenía mucho sentido. Y aunque en esta es prácticamente lo mismo el poder de las palabras precisas le hicieron más creíble.
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Chispas Que Viajan Con El Viento - Genshin Impact Fanfic
FanfictionAl correr por los techos de tejas de barro escucho a mis perseguidores ordenar que me detenga, que no tiene sentido huir, que no tengo escapatoria. ¿Es en serio? ¿Luego de todo este juego de ajedrez en el que me ví envuelta por sus caprichos quiere...