26.

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HYUNJIN

Un escalofrío repentino me recorrió la espalda, causando que abriera los ojos abandonando mi sueño. Me abracé a las cobijas buscando el calor que él solía proporcionarme.

El invierno se estaba volviendo más frío de los normal cuando no lo tenía a él. Mi chico especial.

Había perdido la cuenta de los días que llevaba en postrado en cama, atado a mis pensamientos. Con los pobres intentos de mi mascota por levantarme el ánimo y las momentáneas visitas de mi mejor amigo quien se aseguraba de que no muriéramos de hambre.

No quería salir de mis cuatro paredes porque sabía que a donde quiera que fuera, vería el rostro del chico de las pecas.

Ni siquiera podía pronunciar su nombre sin ser invadido por tremendas ganas de llorar.

Estaba recostado en mi habitación con Kkami dormido a mi lado cuando escuché la puerta de la entrada abrirse, no tenía ánimos de ir a revisar, pero seguramente era Jeongin con las provisiones de esta semana.

Los pasos se acercaron a mi cuarto y al levantar la vista vi al chico de gafas abrir la puerta, adentrándose en el lugar para sentarse a la orilla de la cama. Kkami se acercó a saludarlo con un energético movimiento de cola, el pelinegro le acarició la cabeza dejándolo recostarse sobre su regazo y luego me miró.

─ Hyung, tiene que salir de aquí ─hice un sonido negando su petición cubriéndome hasta la cabeza con las sábanas─, si no lo hace por usted, hágalo por su trabajo. Por mí ─después de una breve pausa retomó la oración─, por todas las personas que trabajamos para usted y dependemos de nuestro empleo.

─ Soy un idiota, Jeongin. Lo que hice fue muy estúpidamente egoísta, ni siquiera tuve sus sentimientos en cuenta ─el chico estiró las sábanas, sacándome de mi escondite.

─ El amor nos hace idiotas. Ahora levántese, tome un baño y alístese para ir a trabajar que hoy tiene una junta importante con la empresa francesa. Ya le prepararé el desayuno. Vamos Kkami ─mi mascota saltó de la cama para seguir a mi asistente hasta la cocina. Yo me quedé recostado un momento más mirando al techo de mi habitación pensando en cómo enmendar lo que había hecho.

Había actuado por impulso, con la cabeza llena de preocupaciones y sin pedir opiniones. La mayor idiotez de mi vida. Felix no iba a perdonármelo.

Me levanté para seguir las órdenes de Jeongin esperando que en el transcurso del día se me ocurriera alguna forma de arreglar esto.

─ Veo que el agua y jabón sí pueden hacer milagros ─el pelinegro vertía jugo en dos vasos cuando me senté frente a él en la encimera de la cocina. Suspiré por la nariz en forma de risa, Jeongin sabía cómo levantarme el ánimo.

En la encimera había dos platos de huevos con tocino, uno para cada uno. Regresó el contenedor de jugo al refrigerador antes de tomar asiento a mi lado. Le agradecí por la comida y desayunamos juntos.

─ Hoy por la tarde tiene una videoconferencia con la gente de París. Se deben de presentar las muestras de vestuarios para la pasarela de abril por si necesitan algún cambio.

─ ¿Ya están listos?

─ La mayoría.

Después de la rápida comida y limpiar nuestros platos, ambos ya íbamos camino al estudio para volver al trabajo.

─ Dijiste que la mayoría de los conjuntos ya estaban listos ¿Cuáles nos faltan por completar? ─pregunté concentrándome en el paisaje urbano desde la ventana del auto.

─ Solo faltan algunos detalles del conjunto de inicio y final ─me giré para mirarlo antes de que continuara hablando.

─ Al llegar iremos directamente con corte y confección para revisar ese asunto. Yo personalmente coseré la pedrería si es necesario ─le entregué la pequeña tableta donde guardaba el itinerario y me volví hacia la ventana. Ni siquiera había visto el calendario, la tableta estuvo recargada en mi regazo durante todo el tiempo que la tuve en mi poder.

Pasamos un centro comercial Bang, el cual tenía un enorme anuncio para el día de San Valentín que se celebraría mañana.

La imagen me dejó helado.

Por la velocidad del auto solo pude mirarlo un par de segundos, pero el destino me estaba dando señales pues a los pocos metros, en una parada de autobús, estaba la misma imagen.

Había una sonriente chica de piel perfecta usando un vestido rojo, con las manos recargadas en el pecho de un chico. Se miraban como si el universo y las estrellas estuvieran en los ojos de cada uno. Ambos tenían el cabello castaño y vestuarios complementarios.

Felix se veía tan bien con el cabello corto.

─ ¿Quién es ella? ─pregunté sin apartar la mirada del exterior.

Escuché como mi asistente reaccionó.

─ ¿Quién...? Oh, es Yiren Wang. Es una modelo nueva en la agencia DongWook.

─ Es la misma agencia de Felix ─susurré para mí mismo.

El auto siguió su camino hasta que llegamos al estudio donde tomamos el elevador hasta el piso de textiles, mi ánimo iba de mal en peor pero no podía encerrarme en mi oficina a llorar; tenía trabajo que hacer.

Al final de nuestra sala destino estaban doce conjuntos en sus respectivos maniquíes, de los cuales dos de ellos estaban sin terminar.

Me acerqué al primero, el que abriría la pasarela. Una camisa de algodón color arena de mangas de largo medio que llegarían justo a la mitad del brazo del modelo. Tenía la línea de la cintura marcada solamente por la pedrería color bronce. Bueno, la pedrería estaba colocada a la mitad.

La parte de abajo era un pantalón color bronce del mismo material que la camisa, todo al estilo tecnológico con un montón de bolsillos.

─ Este es el problema ─tomé la camisa entre mis manos señalando la cintura─, las están cosiendo como si fuera un cinturón. Colocando las piedras demasiado juntas una de la otra.

─ ¿Y no debería de parecer un cinturón? ─preguntó una de las chicas encargadas.

─ Bueno, sí. Pero no tan obvio ─tomé una pluma y un pedazo de tela del escritorio más cercano para dar un ejemplo─, es como si fueran estrellas. Tienen una limitación ─empecé a dibujar el molde en la tela colocando puntos aquí y allá─, se esparcen de manera aleatoria pero nunca salen de sus límites.

Miré a la gente a mi alrededor, murmuraban entre ellos como estando de acuerdo con lo que yo había recalcado.

─ ¿Y qué le pasa al otro? ─me paré frente al vestido veraniego color miel de largo medio.

─ Los olanes de los hombros y el cuello no se mantienen firmes, se caen todo el tiempo.

─ ¿Intentaron con una capa de tul debajo del olán para mantenerlo rígido? ─crucé los brazos mirando a la gente a mi alrededor. Todos agacharon la mirada y negaron con la cabeza─ Está bien, manos a la obra ─di un par de palmadas antes de sentarme junto al primero conjunto. La chica a la cual se le había designado este vestuario me miró sorprendida.

Me coloqué unos anteojos de precisión antes de pedirle que trajera la caja de pedrería.

─ Yo me encargo de este.

Estaba feliz de tener la oportunidad de trabajar en mi diseño favorito, al que le había dedicado más tiempo para perfeccionar. Pues lo había dibujado con una sola persona en mente, una persona a la que ansiaba vérselo puesto.

Hilos & Agujas [HR #1] | HYUNLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora