Epílogo

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-...Dos, uno, ¡cero!

Los vítores estallaron entre la multitud cuando el contador llegó a cero, el marcador mostraba nada menos que a Bill Cipher de la Primera Jerarquía como el ganador. Nadie había esperado que volviera a la cima en el último segundo, pero de alguna manera, contra todo pronóstico, lo logró.

-Bill Cipher, felicitaciones -dijo el demonio rosa femenino, hablando por un micrófono en el escenario-. Eres nuestro nuevo Lucifer durante los próximos diez mil años. ¡Sin duda fue un gran paseo este año pasado! ¡Los informes de noticias muestran que su último contrato fue muy obstinado! Aunque cuando revelas que su línea familiar tiene varios exorcistas estimados, era natural que no pueda sorprenderse demasiado a su negación. De hecho, la humana resistió hasta el último segundo con nuestro nuevo gobernante antes de finalmente ceder. Y en un espectáculo poco común, ella aceptó un contrato sin tiempo entre la firma y el reclamo del alma, ¡lo que le dió los puntos de bonificación suficientes para asegurar el liderazgo! ¡Creo que todos podemos estar de acuerdo en que nuestro nuevo gobernante es único y seguramente traerá una nueva era que beneficiará a los demonios! ¡Démosle todos un aplauso!

Bill se sentó en lo alto de su trono con una corona en la cabeza, residiendo dentro de su nuevo palacio en beneficio de un Rey del Infierno. Escuchó mientras el demonio de las noticias en la televisión continuaba elogiando sus acciones a las multitudes que vitoreaban afuera.

Pero nada de eso importaba.

Había tenido que reclamar el alma de la chica que amaba. Su cuerpo sin vida seguía en su apartamento tirado en el sofá, aunque a estas alturas sus amigos debían haberla encontrado después del mensaje anónimo que les dejó. Se preguntó cómo reaccionaría su hermano ante la noticia, ella le había escrito una carta poco antes de hacer el trato.

«A cambio de mi alma, quiero que trates a la humanidad con amabilidad durante los próximos diez mil años».

Ella fue desinteresada incluso al final.

Afortunadamente, su deseo contraído solo había protegido a la humanidad.

Mabel nunca especificó cómo tenía que tratar a los demonios que lo habían obligado a matarla para empezar.

La expresión del Rey Demonio se oscureció al observar las decenas de demonios que esperaban fuera de su palacio. Oh, si esos pobres diablos supieran.

Tenía diez mil años para matar a millones de demonios.

Menos mal que el tarro de miel finalmente se había secado.




FIN

Tarro De MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora