Ya era jueves en la noche, Cris dijo que pasaría por mí a las diez.
Me encuentro decidiendo que ponerme, me he probado una infinidad de cosas, pero nada me termina de convencer.
Al final opto por un mono deportivo, negro, de marca Adidas. Un pullover blanco de manga corta y ancho que me llega por encima del ombligo y unos tenis del mismo color.Ahora que lo pienso, nunca te he contado sobre mi aspecto.
Descripción rápida sobre mí: Metro ochenta, pelo negro y largo, curvas sencillas y ojos grises.
¡LISTO!
Lo sé, mi físico es simplemente aburrido. Tal vez por eso jamás te había hablado de él.—¿Ya estás lista?—pregunta Lauren desde la puerta.
–Si, vamos.
Afuera están esperándonos Cristian, Amanda, Elena y Javier. Todos amigos de la preparatoria.Subimos a la camioneta de Cristian, que es grande y cabemos todos. Hoy es el cumpleaños de Noah y hará una gran fiesta como de costumbre en el club de su tío.
Como la lógica indica, allí estaba casi toda la preparatoria. Eso incluía a Alex, el único chico que deseaba no encontrarme esa noche, pero la suerte no estaba de mi parte.
—Ponme un tequila y ¿ Tu qué ibas a pedir?
— Una margarita.
—Y una margarita— le habla al barman.
Me encontraba junto a la barra tratando de pedir un trago cuando él llegó. Pero había tanta gente queriendo hacer lo mismo, que era imposible.Llegan las bebidas al instante y el me pasa la que pidió para mí.
—¿Disfrutando de la fiesta?— me pregunta y toma un trago.
Yo lo imito y tomo un sorbo del mío.
—Si así es, bueno, ya me voy. Que disfrutes tu tequila.
Doy la vuelta dispuesta a irme de allí, pero él me toma del brazo reteniéndome.
—¿Tratando de escapar?
—¿Qué? ¡No, no no, incapaz, como crees!
—A vale, es que me había dado esa ligera impresión—bebe otra vez— Pero bueno, si no es así, quédate un rato a hacerme compañía.
—Ojalá pudiera—pongo cara de lástima—Pero me están esperando en la pista de baile. Ya será para la próxima.
—Espera, voy contigo, me apetece bailar un poco. Y así puedes hacerme compañía sin quedar mal con tus amigos—me regala una sonrisa de boca cerrada.
—¿No captas muy bien las indirectas verdad?—pongo los ojos en blanco.
—No la verdad es que no—me toma de la mamo—Vamos.***
Alex está tratando de coquetear con Lauren, obviamente ella no le hace el más mínimo caso. En primer lugar porque sabe que me gusta, y en segundo porque no es su tipo.
Pero el hecho de verlo tan cerca de mi amiga, con toda intención de que ocurra algo más; hace que se me revuelva el estómago. Una sensación desagradable me recorre todo el cuerpo cada vez que me los imagino juntos.
¿Celos? Tal vez, no tengo idea. Pero no voy a dejar que me amargue la noche.
—¡Otra ronda de chupitos!
—¿Estás loca?—me reprocha Amanda— ¿Que acaso no te parece que tomaste ya lo suficiente?
—Querida nunca es suficiente cuando se habla de alcohol.
Y me tomo un chupito, seguido de otro, y otro...
—¡Valla hoy si que estás animada!—bromea Javier.
—¿Gustas?
—¡Por supuesto!Pasadas ya las tres, me encuentro en la segunda planta, sentada en un sofá. Necesitaba alejarme del tumulto de gente un rato.
Mi cabeza daba vueltas, y muy inteligente de mi parte estar tomándome una botella de vodka yo solita para aumentarle el dolor de cabeza a mi resaca mañana.
— ¿Ya terminaste?
Levanto la cabeza, Alex se encuentra frente a mí.
— Venga, suelta esa botella. Te llevaré a casa.
—No gracias, me iré con mis amigos.
—Ellos ya se fueron, Elena vomitó, no se sentía bien.
—Valla que lindo, y me dejaron a mi aquí.
— No, de hecho pasamos buen rato buscándote, pero no aparecías así que les dije que se fueran, que yo te llevaría más tarde.
—¡No te necesito para nada! ¡Te puedes morirrrr hijo de perra!
Solo me faltó escupirle la cara. Mi tono expresaba puro asco y desprecio.
—¿Por qué estás molesta conmigo?
—¿Yo? ¿Molesta? ¿Coooontiiigo?— lo señalo con mi dedo índice en la última pregunta— ¡Para nada!
—Venga, ya vámonos—me da por incorregible y pone los ojos en blanco.
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Un cuento bajo la lluvia
RandomUna historia de amor, drama, suspenso y algo de comedia, te invita a conocer la vida de una adolescente que no tiene idea de cuanto puede cambiar su vida en solo siete meses.