5 meses antes

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—Olivia—alguien susurra—Puedo verte.

Oscuridad, eso es todo lo que mis ojos alcanzan a ver. Tengo frío, estoy temblando, y una voz masculina y extraña no para de llamarme y de repetir cosas sin sentido.

—Voy por ti—se escuchan risas—¡Corre! ¡CORRE!

Y de repente, luz, estoy despierta, había sido una pesadilla.

Me di cuenta de que estuve llorado porque tenía las mejillas húmedas.

—¿Estás bien?—me pregunta alguien.

Estaba en un turno de biología, ni siquiera sé cuando me dormí.

—Olivia te estoy hablando.
—¿Qué?
—¿Tuviste una pesadilla cierto?
—No es asunto tuyo ¿Donde están los demás?
—Ya se fueron, el turno terminó.
—Perfecto—me levanto y recojo mis cosas con la intención de marcharme.
—Necesitamos hablar.
—Yo no tengo nada que hablar contigo Alex, olvídame ¿Quieres?
—Déjame explicarte.
—¿Explicar qué? Creo tener el nivel de inteligencia necesario como para entender perfectamente lo que sucede.
—¿Y según tú qué sucede?—empezó a impacientarse.
— Que para ti soy una zorra más de esas con las que te gusta jugar.
—Tú no lo entiendes.
—Tampoco quiero hacerlo, adiós.
—Espera, por favor.
—¡Púdrete!—le grité mientras cruzaba la puerta del salón.

Caminé a paso cansado por el pasillo desierto. Todos de seguro estaban en la cafetería.
Aunque era un poco temprano para almorzar y aún faltaba el último turno de la mañana.

Me dirigí allí con la intención de encontrar a los demás pero mi sorpresa fue espontánea al no encontrar nadie.

—¡Olivia!
—¿Nate?¿Donde están todos?—el capitán acababa de entrar.
—Reunidos en el auditorio.
—¿Para qué?
—El director va a renunciar y van a presentar al nuevo.
—¡¿Cómo dices?! ¿Por qué?
—No lo sé—se encoge de hombros—Venga vamos, todos tienen que estar allí.
—Oye, por cierto ¿Cómo te sientes?
—Bastante bien.
—Nate—suspiré.
—¿Si?
— ¿Recuerdas el otro día que me defendiste y terminamos en la dirección?
— Umju
—¿Te habías peleado también con Alex ese día?

Silencio, eso fue todo lo que obtuve por respuesta durante unos incómodos minutos.

—No exactamente, solo discutimos—Nate empezó a ponerse tenso.
—Eso no es lo que la gente rumorea.
—La gente suele exagerar con los chismes.
—Pero...
—Solo olvídate de eso Olivia—dió por zanjado el tema.

Su voz había tomado un tono seco e imponente. Lo cuál me parecía bastante raro ya que Nate parecía ser un chico dulce y de mucha paciencia.

El auditorio estaba repleto de estudiantes como era de esperarse, así que tomamos asiento en la última fila callados.

El director se encontraba al frente:
—...lamento mucho tener que dejar esta institución pero si de algo estoy seguro es que están en buenas manos con el señor Silva.

Un alto y delgado señor de cabello canoso se posicionó junto a nuestro antiguo director.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal al ver ese rostro.
Me resultaba conocido de cierta forma, pero no podía recordar de donde.

¿Quien era él?

— Bueno, como ya dijo mi querido amigo, estarán en buenas manos conmigo...

Un recuerdo surcó mi mente mientras el erguido hombre hablaba:

—¿Todo está en orden?
—Si, si, claro, los señores ya se iban.

«Oh por Dios, es él»

Un cuento bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora