Capítulo nueve.

103 11 0
                                    

Madison's POV

—¡Madison! —grita Calum cuando guardo algunos libros en mi casillero. Giro hacia él y lo veo corriendo hacia mi, con algunos libros entre sus brazos.

—Uh, hola, Cal —lo saludo confundida, ¿por qué se ve tan apurado?

—¿Adivina qué? —pregunta una vez que llega a mi lado, el entusiasmo es evidente en su voz.

—¿Qué?

—¡Mali viene este fin de semana! —grita y toma mis manos antes de ponerse a brincar frente a mi. No puedo hacer nada más que reír, y después de un rato él se me une. Mali-Koa es la hermana de Calum; la semana pasada se mudó Los Ángeles, pues quería enfocarse en su carrera artística, y al parecer viene de visita.

—Eso es genial, supongo. ¿Crees que ya sea una estrella del pop? —bromeo alzando mis cejas en dirección a Calum, me sonríe en respuesta. Oh, su sonrisa. Me observa fijamente por unos segundos y su sonrisa se ensancha, haciendo que las comisuras de sus ojos se arruguen. —Eres tan lindo —digo sin dejar de observarlo. Rayos, ¿lo dije en voz alta?

—¿Uh? —frunce el ceño en mi dirección.

—Vamos a clase, Calum —digo, tomando mi mochila y antes de que responda camino hacia el aula de humanidades.

El curso comenzó hace seis semanas y conocí a Calum una semana después. Siempre que estoy con él, aunque sea un pequeño momento, me olvido de todas las cosas malas que me han pasado, incluso siento que soy feliz; nunca había tenido un amigo tan cercano, ni siquiera antes del accidente, supongo que siempre he sido tímida, pero con Calum todo es diferente, por alguna razón a él le gusta estar conmigo (cosa que agradezco porque yo adoro su compañía) y eso es lo que más admiro en él, no le importa lo que los demás piensen. Es mi mejor amigo... y estoy enamorada de él.

—Hey, ¿Madison? —su voz me saca de mi ensimismamiento.

—¿Sí?

—¿Por qué lloras? —pregunta preocupado y entonces lo noto, las lágrimas caen sobre mis mejillas.

—¿Eh? Ah, yo... uh. Sólo estaba pensando y... no sé, creo que... um, no importa —suelto nerviosa, ¿qué le puedo decir? ¿"Eh, lloraba porque no puedo creer que me he enamorado del único amigo que tengo"? No, señor, de ninguna manera.

—¿Estás bien? —acaricia mi hombro enviando una corriente eléctrica a través de todo mi cuerpo.

—Sí, no es nada. Lo siento —digo bajando la mirada, apuesto que me veo ridícula.

—Oh, pequeña Madison, tranquila —dice cariñosamente y se acerca, atrapando mi cuerpo entre sus grandes y fuertes brazos. Suspiro, correspondiendo su abrazo y me esfuerzo en aspirar su aroma, una combinación entre hierbabuena y loción masculina.

—¿Calum? —susurro escondiendo mi rostro en su pecho.

—¿Mande? —responde, aún acariciando mi cabello.

—¿Cómo te volviste tan especial en tan sólo unas semanas? —pregunto aún pegada a él y siento las lágrimas aproximarse.

—Hey, no, no, no. No llores —dice, rompiendo el abrazo. Me toma por los hombros y me observa detenidamente —¿Qué tienes? —pregunta y, esta vez, no resisto. Me echo a llorar como una niña pequeña. No me tomen por loca, es sólo que me llena de nostalgia pensar que hace dos meses me dormía con ganas de no despertar y ahora, con Calum aquí, todo es tan diferente.

—Lo siento, es sólo que... no puedo creerlo ¿sabes? Con la muerte de mis padres, los problemas económicos y Ashley siempre molestándome era todo tan difícil; y entonces llegas tú y mágicamente todo ha ido mejor y es tan extraño porque te conocí apenas hace un mes y te has vuelto tan importante para mi y, Calum, no... —me abraza antes de que pueda terminar. Pero hay algo diferente, esta vez me abraza como si su vida dependiera de ello, hunde su nariz en mi cabello y me sostiene fuerte. Cuando me suelta se encarga de limpiar mis lágrimas y besar mi mejilla. Su repentino cambio de actitud me sorprende y me hace darme cuenta: le he dicho lo de mis padres.

—Madison, ¿tus padres están...?

—Muertos —lo interrumpo. —Murieron en un accidente hace tres años —intento sonreír, pero termino haciendo una mueca.
—Oh, Dios. Yo no... Maddy, no. Yo no lo sabía. Lo sien-

—No. Calum, no lo digas, por favor —susurro dolida. Me ha dicho Maddie. No quería decírselo por miedo a que me tuviera lástima y me tratara diferente. Supongo que es demasiado tarde.

—¿Qué? —pregunta frunciendo el ceño.

—No digas que lo sientes. Todos dicen eso, pero, ¿qué pueden saber? —digo. Los últimos tres años he escuchado la frase "Lo siento mucho" más veces de las que me gustaría. Y Calum no es alguien de quien quiera oírlo, honestamente.

—Lo sien-está bien. Yo no, uh. Perdón, no quiero que te sientas mal ni nada de eso. Sólo que no tenía ni idea y la verdad... no sé que decir.

—No importa —digo. —Cal, eres mi único amigo ¿comprendes? No pienses que no confío en ti, no te había dicho porque no quería que me trataras igual que los demás, ya sabes —me encojo de hombros.

—Hey, tranquila. No te trataré como ellos ¿si? —dice besando mi frente. —Eres mi amiga, Madison, eso no cambiará.

—Claro —susurro antes de reanudar el camino al aula. Caminamos en silencio.

—Y, uh... ¿Madison? —me llama antes de que entremos a la clase, casi todos los pupitres están ocupados a pesar de que no ha llegado el profesor.

—¿Qué? —pregunto girándome para verlo a los ojos. Se rasca la nuca antes de sonreírme.

—Te quiero demasiado —susurra. Y juro que mi corazón ha acelerado su ritmo al triple de lo normal.

Lonely // Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora