No uvo respuesta. Me venian unas inmensas ganas de llorar, pero tenía que mostrarme fuerte. No me apetecia estar allí, con el hombre al que yo siempre he querido, sabiendo que me ha estado mintiendo desde ves a saber quando.
- Puede. - dijo Jack al fin - pero eso no demuestra nada.
- Claro que no, - dijo el hombre - pero para eso estan las camaras de seguridad.
Otro silencio. El estaba sudando mucho y yo me tenia que morder el labio para no romper a llorar.
- Quiere usted confesar o lo digo yo todo? - dijo el señor que no le daba importancia a la situacion.
- Yo... lo siento. Lo siento Isabel, de verdad. No sabes quanto lo siento yo... - fue interrumpido.
- Perdone, pero ahora es un poco tarde para disculparse y yo no tengo todo el tiempo del mundo, asi que permitame que le diga, que las disculpas al final.
-De...deacuerdo - dijo Jack.- yo, estuve por la mañana, co-con mi he-ermana, pe-pero luego no.
-Que hiciste luego?- ahora el señor parecia que se estaba aburriendo.
-Fui a ver a un tipo, que me dijo que - se quedo callado. Como si se hubiese bloqueado.
-Ese tipo, le dio la direccion para ir a cometer un secuestro.
Una lágrima se deslizo por mi mejilla.
No queria oir nada mas.
-Basta - dije mientras me caía otra lágrima, y otra y otra...
-Cómo? - El señor parecía sorprendido
-Basta!- me levanté de la silla, llorando desconsoladamente y empecé a correr hacia ninguna parte. De repente, una manada de murciélagos se abalanzó sobre mi. Empecé a gritar, llorar y correr ante la mirada de el señor y Jack.
Entonces Jack corrió hacia mi para ayudarme, supongo.
-Dejame! Alejate de mi! - no podía parar de llorar.
Ese era definitivamente el peor día de mi vida. Me dolía la cabeza, me temblaban las piernas y estaba realmente cansada. No pude aguantar la tensión y me desmayé.
