Episodio 16: Celebración.

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Alana se calmó y bajó a la cocina.

Se detuvo un par de segundos en el lumbral, para observar a su hijo, que hablaba por teléfono, mientras montaba la tetera en la cocina.

—¿Por qué vas tan lejos? —preguntó el joven. Asintió y agregó—. Es tu decisión, pero estás exagerando todo. —Se volvió a quedar en silencio. La mujer supuso que estaba conversando con Nathan—. No, papá, esto no se trata de lados, ella es mi madre y joder, tú la has lastimado un montón de veces... Mira, lo único que deseo es que me dejen fuera de todo esto —sentenció Jackson colgando la llamada.

Alana retrocedió un par de pasos e hizo como si recién llegaba.

—Hola. ¿Llamaste a Carlota? —indagó Alana tomando asiento.

—Sí, casi me deja sordo y dijo que ya venía para acá —informó el joven.

—Lamento mucho todo lo que te puedan afectar mis decisiones —murmuró la mujer con una sonrisa triste en su rostro.

Jackson rodeó la mesa y tomó el rostro de su madre entre sus manos.

—Lo único que debes lamentar, es no haber tomado esta decisión mucho antes. Nunca entendí, por qué una mujer como tú, se quedaba al lado de mi padre. Ahora me doy cuenta de que todo lo hiciste por mí.

—No quería que crecieras sin un padre, tampoco deseaba que mi familia hablara mal de mí, pero ya no me importa, debo rodearme de personas que me amen, que respeten mi opinión y que apoyen mis decisiones —afirmó Alana.

—Esa es mi madre —comentó Jackson con orgullo.

La puerta de la casa se escuchó, seguido de un par de tacones y una risa escandalosa.

—¡Buenas! —exclamó Carlota con alegría.

—¡En la cocina! —gritó Alana sonriendo.

La mujer caminó hasta donde se le indicaba y entró con una par de botellas de champaña, una en cada mano.

—Por favor, cambien esas caras, mañana planificaremos nuestra estrategia, pero hoy... Hoy se celebra. Jackson llama al amigo ese tuyo...

—¿Derek? —indagó el chico sonriendo.

—El que tiene cuerpo de pecado y una mirada de... —Carlota cerró la boca cuando miró la cara de Alan; suspiró y agregó—. Si tiene novia, que la deje, solo quiero un poco de colirio para los ojos, también dile a tu novia, esa chica me cae bien.

—Estás muy contenta —manifestó Alana riendo.

—Lo estoy, incluso romperé la dieta. Jackson, dile a tu amigo que traiga algo para picar, pizza tal vez —pidió Carlota.

—Mejor voy a buscarlos y pasó por la pizzería —comentó Jackson.

—¡Y más alcohol! —gritó la mujer.

Alana esperó que Jackson se fuera y contempló a su amiga.

—¿Qué haces? —indagó Alana serena.

—Escucha, mi sobri solo me ha dicho que te vas a divorciar. Dejando a un lado que deseo el chisme completo. Conociendo al desgraciado de Nathan, sé que no será un divorcio fácil, pero eso no puede apartarte de la hermosa realidad de que al fin has dado el maravilloso paso de dejarlo.

Alana analizó las palabras de su amiga, ella tenía razón. Había dado un gran paso. Por un segundo, se imaginó a su madre al saberlo y sintió una brisa liberadora.

—Vamos a la piscina, allí podremos hablar y celebrar, mientras los chicos se divierten.

Las damas subieron a ponerse un bañador.

Amarte; es mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora