Billy

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Sangre

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Sangre.

Había sangre en mi cintura.

Mi mirada bajó rápidamente al lugar que anteriormente había tocado Hargrove. Pude ver como en mi blanca blusa había una delgada línea inclinada de sangre, que llegaba desde mi ombligo hasta mis costillas. Demonios la herida se abrió. Trate de hacer presión pero solo hizo que saliera más sangre, mucha más sangre.

Billy dijo algo pero lo ignoré y volví a meterme a el baño, cerrando la puerta rápido. Me quite la blusa quedando en sostén.

Mierda.

Me puse la blusa se lana en la herida esperando a que deje de sangrar, ya no tiene que estar tan profunda. Esas herida tenía semanas, una gran rasguño ganado por no saber algo, regalo de una espátula de metal.

—Hey, ¿llamó alguien? Eso es mucha sangre. —hablo el rubio que estaba detrás de la puerta.

—Todo esta bien. No entres.

—No lo haré.

Abrí el grifo del agua para que no se pudieran escuchar mis quejidos. Esto dolía y mucho.

Tenía miedo de que Billy en cualquier momento abrirá la puerta, pues en mi casa ninguna chapa que no sea la principal o la trasera tenían seguro.

La herida posiblemente se empezó abrir cuando Steve me hizo cosquillas y cuando hice esfuerzo estirando los brazos para moverlo fue donde finalmente se abrió totalmente.

Quite con cuidado la camisa la cual estaba completamente roja. Pero la sangre ya no corría, de ese lado. Otras pequeñas cortadas por el esfuerzo también se abrieron. Agarre papel higiénico para detener las otras.

Mis manos estaba totalmente llenas de sangre. No solo mis manos, el piso, el lavabo, la mitad de mi cuerpo, pero no me molestaba la sangre ni me daba asco, estaba acostumbrado a ella. Me molestaba que después de que mi cuerpo se rindiera de sangrar tenía que limpiarlo. ¿Mi padre no podía elegir otro color para los baños que no fuera el blanco? Empecé a esculcar entre los cajones buscando mis pastillas. Y las vi, un frasco nuevo pero cuando las logré abrir mi frente se golpeo con el cajon que dejé abierto, haciendo que quede sentada en el piso, tirando todas las pastillas, mierda.

—Billy y si dejamos esto para otro día, no creo que....

Todo se empezó haber ver borroso, mis piernas se sentían como gelatina, no es algo raro pero creo que al final si perdí mucha sangre, demonios esta mancha en la blusa no se va a salir con nada. El tacto de la helada pared con mi piel desnuda me hizo estremecer, mis converse estaban llenos de sangre. Solo tomare un poco de aire, alcanzare una pastilla y limpiare esto.

—!Lexi! —golpeaban fuertemente la puerta— ¡LEXI! Voy a entrar.

—No lo hagas pervertido.

Y lo hizo. Billy Hargrove ahora estaba parado enfrente viéndome en sostén tirada en el piso de mi sucio antes blanco y ahora rojo baño.

Two Kids - Hargrove [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora