Capítulo (77)

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-Pues nunca lo hubiera dicho –le dije sinceramente- no te lo tomes a mal pero tienes más pinta de modelo que de fotógrafa...

-Vaya, pues gracias por el cumplido aunque tampoco vas muy desencaminado que también he hecho mis pinitos al otro lado de la cámara... -dijo Paula.

-¿Tú nunca has probado a hacer de modelo? –le preguntó Adrián a Sara.

-¿Yo? –dijo sorprendida y ruborizándose- qué va... me moriría de vergüenza...

-Pues estoy segura que lo harías bien –le aseguró Paula- y sí, puede que la primera vez pases algo de nervios pero siempre puedes hacerlo con alguien de confianza...

-Claro, te las podría hacer Paula –continuó Adrián- seguro que saldrías perfecta, es muy buena en lo suyo...

-No sé, no me veo capaz de hacer algo así... -siguió dudando Sara.

-Pues es una lástima –dijo Adrián- porque realmente eres una mujer muy hermosa y las fotos iban a quedar muy bien, estoy seguro de ello...

Sara lo miró sonrojada, fijando sus ojos en aquel rostro varonil que acaba de piropearla.

-Bueno, chicos –dijo rompiendo el momento Paula- ¿Y qué os parece esto? ¿Ya le habéis echado un ojo a las instalaciones?

-Sí –contesté yo- tiene todo muy buena pinta aunque cuando lo hemos visto estaba todo vacío...

-Ah pues eso no puede ser –dijo levantándose Paula de su asiento- para que os hagáis una idea de cómo es todo esto hay que hacerlo en condiciones, así que vamos a dar una vuelta y disfrutáis de la experiencia como dios manda.

Adrián se levantó también y nosotros lo hicimos después, no pudiéndonos negar a su ofrecimiento. Paula se cogió de mi brazo para mi sorpresa y Sara no tuvo más remedio que hacerlo del brazo de Adrián que lideró el camino.

Nuestra primera parada fue la sala de los reservados, bastante más animada que en nuestra primera visita, y donde ya pudimos ver a varias parejas besándose en los reservados y alguna mujer viendo devorado sus pechos por su amante de turno.

-¿Te gusta lo que ves? –Me susurró Paula- pues esto no es nada... espera y verás...

Claro que me gustaba lo que veía. Notaba crecer mi polla bajo el pantalón viendo aquellas escenas y más, por el morbo de no saber si aquellas personas eran pareja o no, que pudieran estar besándose con otra persona que no fuera su marido o mujer.

Delante de mí, a escasa distancia, Adrián también susurraba algo en los oídos de mi esposa, que asentía a las palabras del hombre y reía divertida de algo que él acababa de decirle.

Proseguimos nuestro camino y llegamos a la piscina donde, aunque estaba prohibido tener sexo, eso no impedía que cuerpos de hombres y mujeres se besaran, se acariciaran y se tocaran... y desnudos. Si lo de antes me había excitado, aquello ya me la puso dura del todo y eso no pasó desapercibido para Paula.

-Veo que esto sí que te gusta, eh bribón... -dijo divertida- menuda empalmada llevas, Carlos... y parece que a Sara también le está gustando lo que ve...

Adrián y Sara, varios pasos por delante, parecían más juntos que antes. Él seguía diciéndole vete a saber qué en su oído, no haciendo ella nada para separarse de él hasta que, no viendo rechazo alguno, él la agarró por la cintura de donde ya no apartó la mano.

-A mí tampoco me importaría que me cogieras por la cintura... -sugirió Paula y yo, de forma casi inconsciente, alargué mi mano hasta posarla en su cintura. Y de esa guisa, las dos parejas unidas de aquella manera, nos adentramos en la siguiente sala, la sala común donde estaban las camas redondas.

Matrimonio, timidez y perversión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora