- Déjame! Déjame ir! Porfavor te lo ruego
- Eres mía, no pienso dejarte ir. Eres Solo Mía... Souya ♡
En que momento? En que momento todo se volvió tan horrible... Por qué? Por qué tengo que sufrir esto...? Alguien ayúdeme... Porfavor.
- Quiero a mi...
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Pasaron los días muy rápido desde la última vez que los Haitani habían salido con las Kawata, el menor de los Haitani ya casi no venía a casa, eso preocupaba un poco al mayor, ¿A donde carajos va?
Ran- a donde vas tan apurado, Rindō? - cruzándose de brazos se recostó en el marco de la puerta -
El de mechas azules ignoró aquella pregunta y simplemente se levantó para salir de esa habitación.
Ran- agarró del brazo al menor - te hice una pregunta
Rindō- y yo no pienso responderla - dijo quitando el brazo de su hermano con fuerza -
Ran- que te está pasando?! Ya casi no estás en casa y solo entras y sales - empezó a mirar el interior de la habitación del más bajo - Rindō... Aquí te faltan cosas, donde estan?
Rindō- desvío la mirada -
Ran- no se que mierda estás planeando ahora Rindō, solo espero que no hagas ninguna estupidez como siempre.
Rindō- le dio la espalda al mayor y empezó a caminar - no estoy planeando nada, no me jodas.
El menor de los Haitani seguía desapareciendo de casa constantemente, el de trenzas entraba a menudo a la habitación de su hermano, cada vez sus cosas iban desapareciendo poco a poco hasta que finalmente no quedó nada.
Ran- Rindō, te estoy hablando! Donde demonios están todas tus cosas?! - seguía a su hermano menor por toda la casa -
Rindō- eso a ti no te importa!
Ran- carajo! Estás actuando como un niño pequeño, donde están tus cosas!
El de lentes ignoró a su hermano mayor y salió de la casa cerrando la puerta en su cara, definitivamente algo raro estaba planeando.
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Por otro lado las gemelas Kawata estaban teniendo una maravillosa tarde de hermanas, hasta que sonó el teléfono de la menor.
Souya- Hola? - respondió de inmediato la menor -
Rindō- Souya... Quisiera... hablar contigo -dijo el mayor-