Fuego | SEKS #5

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Bruno.

Ya estamos a miércoles, para cuando quiero darme cuenta, y Lena está echada en el suelo, junto a mí, pasándome las herramientas para arreglar un problema en la entrada de agua del camión hidrante.

Hace una hora que comenzó nuestro turno y ya tenemos este problema, así que espero que no suceda nada que requiera el camión o tendremos que derivar la emergencia a otra unidad hasta solucionarlo.

—¿Cómo estuvo lo de ayer? —pregunto.

Realmente me interesa saber cómo estuvo y qué tal fue su experiencia, pero admito que busco sonsacarle información sobre Alexis, para estar un poco anticipado a los que ella vaya a contarme.

—Siempre me deja con ganas de salir a romper todo —me sonríe.

Suspiro.

—Eso significa que hoy vas a golpear a alguien —suspiro —. Lena...

—Me comportaré —promete —. La marcha estuvo bien. He ido con Zaira y con Alexis —me dice —, pero supongo que ya sabes eso porque Alexis te lo contó.

—Dijo que iría —admito —, pero no hablamos luego de eso. Solo me dijo que estaba algo cansada.

—Es normal, la primera vez suele abrumar —murmura, mientras me pasa una llave inglesa —. Siento que tiene curiosidad por saber más, pero que a la vez le da un poco de miedo —dice —, pero lucía bien.

—¿En serio?

—Si, creo que lo pasó bien.

Bien. Supongo que eso es algo bueno.

—¿Y yo le puedo preguntar sobre lo de ayer o eso está mal?

Se ríe.

—Me resultas adorable cuando intentas ser un buen aliado —sonríe —. Puedes preguntar, Bruno. Siempre es bueno preguntar, pero no exijas los detalles —sugiere —. En los espacios de lucha pueden despertarse muchas emociones y no todas son cosas buenas, tal vez esté feliz o triste.

—Comprendo —suspiro y termino de ajustar la tuerca, antes de suspirar —. Esto ya está.

—Bien — Lena se pone de pie y yo la observo —. Me toca la clase de autodefensa con Owen, así que estaré en el gimnasio —me recuerda.

—¿Alexis va a venir?

—Supongo —mueve sus hombros y me sonríe —. ¿Por qué? ¿Ya le extrañas?

—Cállate.

Se ríe.

—Estás muy enamorado de ella, Bruno.

—No estoy... Solo me gusta y ya. Nos estamos conociendo.

—Ajá.

—Hablo en serio.

—Por supuesto, yo te creo —pasa por mi lado y golpea mi hombro —. Iré a entrenar, nos vemos luego.

—Espero que Owen realmente te haga correr.

Se ríe.

—Eres un idiota, comandante.

Ya no hay respeto.

Ella se aleja y yo me tomo mi tiempo para guardar las herramientas en mi caja, segundos antes de que Kaile, que estaba echada cerca de mí, se aleje.

Segundos más tarde, un carraspeo femenino hace que levante los ojos y voltee la cabeza, notando a Alexis, con una sonrisa leve. La perra está a su lado, moviendo la cola con felicidad.