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Bruno

Alexis todavía duerme para cuando despierto y observo su rostro tranquilo por algunos segundos antes de salir de la cama. Dormí para la mierda, de forma entrecortada, ansioso porque todo esto finalice y el capítulo se cierre y lo único que espero es que Alexis y Katia puedan ver esto como algo del pasado.

—Hola, Kai —cuando bajo las escaleras, la dálmata me recibe. No hace mucho por moverse de mi sofá, pero estoy seguro de que lo haría si fuera Alexis. Sigue sorprendiéndome el vínculo que crearon y escuchar los gruñidos bajos de Kaile durante todo el juicio, cada vez que el abogado de mierda hablaba, me hicieron sonreír. Me apresuro a preparar café, tostadas y poner todo en una bandeja, antes de animar a la perra para que me siga y despertar a Alexis, pero me encuentro conque ya está despierta, mirando la habitación con confusión —. Buenos días —me acomodo a su lado en la cama, dejando el desayuno entre nosotros y me ofrece una sonrisa cálida.

—Buenos días, Bruno —responde, mientras Kaile se echa sobre ella, logrando que ría —. Hola, Kai.

La dálmata jadea.

—Desayuna —le ofrezco una de las tazas de café y observo su perfil mientras bebe un poco. La escucho suspirar —. ¿Qué sucede?

—Nasa —la sonrisa que me da es claramente forzada —, es solo que necesito que todo esto se termine, pero, al mismo tiempo, no sé qué haré con mi vida cuando eso suceda —me responde en voz baja.

La observo por varios segundos sin estar seguro de lo que debería decirle.

—Tal vez puedas aprender a vivir sin miedo —le sonrío levemente.

—Ni siquiera sabemos cómo terminarán las cosas —me recuerda.

—Tengo fé —aseguro —, todo irá bien.

Y se lo digo en serio. Espero que la justicia nos de —le den a Alexis —la paz y la resolución que merece para poder estar tranquila. Espero que el juez falle por una condena firme, dejando a Victor para pudrirse en la cárcel, pero tengo mis dudas, sinceramente. Tras la primera capa de fé, hay miedo. Miedo por un sistema de justicia que va más allá del trabajo que están haciendo los abogados. Miedo por lo que podría pasar si es que deciden que Victor no es culpable ante la ley, aunque todos sepamos lo que hizo. No es como si fuera a dejar que se acerque nuevamente a Alexis. Supongo que si hablara sobre mis pensamientos con algún psicólogo, me darían un diagnóstico severo.

Sé que si Victor no va a la cárcel, irá a un cajón.

Alexis merece poder dormir tranquila, sin miedo del monstruo que la acecha y, si el Estado no se la da, se la daré yo. Solo estoy dejando que las cosas se intenten solucionar del modo más legal y pacífico, aunque bien podría desatarle un infierno a ese tipo en caso de que así no fuera.

—Estás callado —las palabras de Alexis me hacen observarla, notando que tiene las cejas levemente alzadas en mi dirección.

Le sonrío. Me acerco a ella y le paso los brazos por alrededor cuando deja la taza en la mesa de noche.

—Solo estoy pensando —le respondo, besando su mejilla. Acaricio la porción de piel expuesta de su abdomen cuando me inclino para besarla e inspiro el aroma familiar de su piel.

—Estoy nerviosa —juega con la cadena que rodea mi cuello, que llevo hace años conmigo y recorre mi cuerpo con su mirada antes de ofrecerme una sonrisa leve.

—¿Qué tienes en mente, cielo? Esa expresión me da miedo —le digo con burla mientras me acerco incluso más —. ¿Debería asegurarme de que Kaile quede fuera de la habitación?

Fuego | SEKS #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora