4.Retrato

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Chifuyu llegó como de costumbre después de un largo día de clases, algo cansado, abrió la puerta y paso, oliendo el aroma de la comida caliente que si madre había preparado, dejo su mochila en el sofá de la sala, e inmediatamente preparo la mesa y...

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Chifuyu llegó como de costumbre después de un largo día de clases, algo cansado, abrió la puerta y paso, oliendo el aroma de la comida caliente que si madre había preparado, dejo su mochila en el sofá de la sala, e inmediatamente preparo la mesa y coloco comida para pake JR.

Madre e hijo se sentaron juntos a comer.

Mama— llamo a la mujer, en medio de la cena.

—¿Que paso chifuyu? ¿Todo bien en la escuela?— pregunto con delicadeza le preocupaba que sus compañeros fueran crueles con el, el menor había entrado un año después de lo habitual y eso no estaba muy bien visto. Porque había decidido tomarse un año sabático en lo que decidía que estudiar, siendo veterinaria la decisión final.

Pico la comida, y la agito un poco, no estaba seguro si debería sacar el tema—Recuerdas a kazutora — a la mujer se le hizo peculiar la pregunta de su hijo de ahora veintiún años, casi veintidós.

Lo pensó un momento —si— su hijo había hablado mucho con ella durante el tiempo que había durado su duelo, con tanta sinceridad. —¿Porque?—

Dejo su comida y señaló su pecho con una mano  —solo siento que lo conozco— desvío la mirada —Apesar de que nunca haya convivido lo suficiente con el, pero siento— se trababa al hablar, y tragó saliva — algo en mi me dice que lo conozco, que debería conocerlo — suspiro, quería decir más, pero no encontraba las palabras, y eso lo hacía sentirse impotente. —Pero no sé si de verdad quiero conocerlo, o si sea prudente

Tenía miedo, porque no sabía cómo reaccionaria, lo de baji era asunto del pasado, pero que tal si todo volvia a flote al verlo, o convivir con el, por todo lo que había investigado, y lo mucho que pensaba en el, se sentía cercano y tan lejano a la vez.

Su madre no entendía por completo, pero trataba de hacerlo, había visto a su hijo odiar a esa persona, entenderlo, perdonarlo, ¿Ahora lo vería quererlo?, No le molestaba, sabía parte del pasado del pobre chico, no lo justificaba, pero era una víctima de la vida.

Tocó su mano —No se que decir, y tampoco entiendo del todo como te sientes, pero quiero tratar de hacerlo, y ayudarte—

—Talvez no debí sacar el tema— estaba retractandose, pero si había sacado el tema era porque tenía importancia para el.

porque no hablas con el— le sugirió.

El ahora azabache lo pensó unos minutos —No estoy listo para verlo—

Quería conocerlo, su interior se lo pedía a gritos, pero verlo era distinto, lo ponía nervioso, no sabría cómo actuar, o que decir, o que no decir.

Entonces envíale cartas—

—Y si no quiere saber de mi, si no las responde, y si lo hago sentir culpable—

Lo pensó más, debía ser difícil, baji era pasado de su hijo, uno que jamás podría ser borrado, pero estaba caminando hacia el futuro, y estaba sonriendo, solo había quedado admiración y amor de amigos.

Entonces que sea anónimo— sus ojos se iluminaron, la idea no era mala, podrían conocerse desde cero, y empezar con el pie derecho.

Una calidez se acumuló en su pecho, felicidad.

Inmediatamente después de regresar a prisión kazutora había tenido un examen psicológico, y había recibido la ayuda que tanto necesitaba, no tardó tanto en comprender que había lastimado a muchos con sus acciones

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Inmediatamente después de regresar a prisión kazutora había tenido un examen psicológico, y había recibido la ayuda que tanto necesitaba, no tardó tanto en comprender que había lastimado a muchos con sus acciones.

Y pensó en el joven rubio de ojos turquesa, no lo conocía, nisiquiera sabía su nombre, pero recordaba que era cercano a baji, había pedido disculpas a Mikey, pero no a ese chico, se imaginaba que tan duro debió ser para el perder a kaisuke.

¿Estará bien?, cuestionaba mirando la misma luna que chifuyu miraba todas las noches, el rubio probablemente estaba cargando con la pena, y el la culpa.

No quería olvidarlo, no le importaba mucho cuánto tardaría en salir, porque incluso se le hacía corta su sentencia, y no tenía nada por lo cual salir, o alguien que lo esperara, solo ocasionalmente recibía cartas de sus amigos, pero no era seguido, debían tener sus propios problemas, sus propias cosas.

Así que dibujaba su rostro en el tiempo libre que tenía, sobre la cama, con tanta dedicación, y paciencia, potencialmente lo odiaban, pero lo segundo que quería hacer al salir, era buscarlo y pedirle perdón, porque lo primero sería implorarle de rodillas a la señora baji.

Con el paso de los años su celda empezó a llenarse de retratos de la cara del chico, los más viejos estaban hechos a lápiz, con el tiempo y su mejora le habían dado lápices de colores, así que ahora todo era algo más llamativo, vibrante, jamás hubiera imaginado que tenía talento para el dibujo, o que sería de sus pasatiempos más amados. También había dibujos de baji, y de los miembros fundadores de la toman.

Quién diría que estando en la cárcel se sentiría más libre, los administrativos y terapeutas habían agarrado cariño con el, y a escondidas de vez en cuando en ocasiones especiales como su cumpleaños le daban pastel, o tiempo extra para hacer lo que gustaba, ese lugar estaba siendo más un hogar, que la casa en la que vivió su infancia con su padres.

Abrazo el cuaderno. —anhelo encontrarte—

¿Habrás cambiado mucho?— si asi era eso sería un problema, porque sería más complicado encontrar al chico, pero nada era imposible, y el no se rendiría jamás.

"Dueles Baji-San"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora