Pedazos de verdad

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No hubo necesidad de Kryptonita o que los ojos brillantes de Conner lanzaran aquel rayo contenido. Nada de eso fue necesario para calmar a la bestia. No. Solo hizo falta que Lex entrara en su campo visual, con una calma muy calculada y como una madre que regaña a su hijo indicara en un silencioso y mortal:

— Suéltalo.

Entonces Clark soltó a Conner como si quemara, retrocediendo al punto de golpear su gran espalda contra la pared y mirar sus propias extremidades; aliens sustituyendo sus manos, asesinos y crueles. Alzó su mirada al adolescente, que se refregaba su cuello como si doliera, pero tenía esa sonrisa sádica en su rostro, casi transmitía un: "lo sabía", y de alguna forma, esa replica silenciosa se tradujo en su mente con la voz de Lex: "sabía que eras un monstruo". Y todos sus temores le golpearon la cara como si fuera un puño envuelto en piedra verde y plomo. "Lo siento", murmuró, tan bajo que solo el otro extraterrestre de la sala podría oírlo, mientras que Luthor solo le regalaba una mirada llena de decepción, pálidos ojos transmitiendo todo el dolor que un padre podría guardar cuando su hijo hizo algo que sabía que estaba mal, pero aun así lo hizo.

— Lionel clonó tu ADN por primera vez después del éxito con mi clon —. Comenzó Lex, como si debiera de contar una historia pese a que nadie la pidió. Clark, se dio cuenta que estaba hiperventilando, y que la voz calma de narrativa del hombre calvo estaba distrayendo su mente sobre acelerada; apenas registro a Conner sentarse en el sofá con una pereza característica de un adolescente hastiado, sus pies golpearon con dureza la mesa y recibió una mirada de disgusto de su padre, eso pareció ser suficiente para que solo se cruzara de brazos y murmurara cosas sin sentido—. La clonación pura de tu ADN creaba monstruos, probablemente debido algún cambio genético generado por nuestra tecnología precaria.

Hay una sonrisa, irónica, mientras decía aquellas palabras. Clark no puede evitar imaginarse, pequeños monstruos con su cara, asesinos a sangre fría, conquistadores despiadados como la memoria de su padre biológico, corrupta y vengativa; quizás no era realmente una falla de la tecnología, sino la forma natural de su especie, al final de cuentas, a parte de su prima y memoria materna, no había ningún Kryptoniano que pudiera demostrar lo contrario; y él había sido criado por humanos, eso había hecho un gran cambio en su mentalidad. Hizo una mueca ante la idea, no demasiado extraña en su mente.

— Los he visto ser asesinados, como si fueran perros con rabia. Tenían tu rostro, tus ojos suplicantes, los he visto ser masacrados. Uno tras otro, Clark, como si no fueran nada. Siete niños, antes de que se le ocurriera la idea de enlazar tu ADN con la de un humano, pero ninguno era compatible, los fetos morían antes de desarrollarse plenamente en los vientres artificiales; porque tu ADN es demasiado invasivo —. Lex se sentó junto a su hijo, su mano se posó sobre el muslo del niño y apretó suavemente, como si buscara apoyo, este se le otorgó. Vio como Conner se volvía manso, tranquilo, estirándose en el sofá hasta recostar su cabeza contra las piernas de su "progenitor", y dejaba que este entrelazara sus delgados y largos dedos entre sus rizos rebeldes. No por primera vez en el día, sintió unos terribles celos—. Pero un segundo donante, mutado por las piedras de meteoritos y con capacidad regenerativa, era perfecta.

— El tuyo —. Agregó Clark, elocuentemente, a la conversación. Su respiración se había calmado y se había permitido sentarse en el suelo. Piernas abiertas y brazos apoyados sobre sus rodillas, mirando la situación "hogareña" de su clon, "hijo" de Lex y suyo, ¿no es ese el sueño más irrealista y deseado que alguna vez podría tener? Pero era todo tan retorcido, que ni esa pequeña pizca de euforia podría llenarlo. También reconoció esa información extra: no podría tener hijos con otro humano, no uno no mutado, seguramente lo mataría como mató a sus hijos no nacidos.

— Sí. Conner fue el segundo en crearse, el primero, Cael, había sido envenenado por mi padre; Conner fue usado como moneda de cambio, así que se conservó más a mi lado, fue influenciado principalmente por mi presencia —. Nuevamente, hay un tono autocritico, como si quisiera decirle: "y mira como salió"—. Luego llegó Conrar, Carter y Colin. Creo que al nombrarlos mi padre estaba intentando de transmitirme que sabía el origen de la muestra, un guiño sutil, ¿no crees? ¿Kal?

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