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Conforte

El viaje había sido tenso. Mientras que Conner y Lex estaban apiñados en un rincón, el resto de los adultos estaban separados: Clark del lado derecho, Oliver del izquierdo y los intermediarios en el centro listos para intervenir si algo sucedía. La sede nunca estuvo tan lejos. Parecían ser llevados hacia su juicio final, el cual, de alguna forma, no sonaba tan aterrador como uno creería considerando todo. Aún era de madrugada cuando el avión aterrizó en la sede terrestre. Chloe no tardó en aparecer, dando instintivamente soporte emocional a Oliver y luego preguntando, más suave, a Clark si todo estaba bien. La mirada que le regaló a Luthor no era para nada considerada, aunque sus ojos se sorprendieron y suavizaron ante la vista de Conner. La pequeña réplica de su presunto mejor amigo. Pero no llegó acercarse a este, Bruce rápidamente los guio hacia la enfermería del lugar, con la esperanza de revisar el daño que en la mansión no se pudo atender. Nadie puso réplica, mientras que los principales agresores fueron enviados directamente a una de las salas de junta, donde lentamente los miembros iban llegando. Oh sí, esto era serio.

Las pruebas fueron exhaustivas, todas hechas por el mismo Wayne y sin dejar que otra persona estuviera en medio. Cuando terminó de comprobar que la ligera intoxicación por exposición a la Kryptonita no había causado ninguna clase de daño en el menor y que las heridas corto punzantes que tenía Lex habían sanado por sí solas, los guio hasta la sala principal. Allí estaban todos los adultos sentados en silencio sepulcral, esperando, claramente, a los Luthor para comenzar el debate. Tomando espacio en la punta más alejada y manteniendo a su hijo cerca, el ex multimillonario esperó pacientemente. Bruce tomó asiento en la cabeza, con Diana a su derecha y Clark a su izquierda.

— Oliver Queen, has irrumpido en la propiedad de un compañero aliado con el fin de atacar a sus residentes —, comenzó Diana, tono diplomático y maternal. Como piedra, apenas llegó a mover sus ojos, como si quisiera rodarlos—, no solo siendo eso una falta de respeto hacia su camarada de armas, sino también contra toda nuestra unión quien ha llegado a un veredicto de que Lex Luthor y Conner Luthor actualmente están bajo el cuidado de Bruce Wayne y su vigilancia, tomando él la responsabilidad de cualquier acto que puedan cometer.

Ah. La noticia sobresaltó un poco a Lex, quien no se esperaba ser un refugiado "político" bajo la mano de su viejo amigo. Clark también parece sorprendido, sin saber cuando se llegó a dicha resolución. Una parte de él agradecido por el amigo y otra, más visceral e infantil, celoso de lo que las palabras podrían significar: Luthor no era ni sería nunca la responsabilidad del hombre murciélago; era suya y no gustaba demasiado compartir.

— No, ustedes llegaron a esa ideación, yo nunca acepté los términos —, mordió el acusado, sin siquiera medirse en su hostilidad. Chloe, que se había sentado a su lado, extendió su mano para apretar su brazo y presuntamente tranquilizarlo—. Están miopes por los sentimientos que presentan Clark y Bruce hacía eso —, señaló con desdén a los "victimarios", usando nuevamente el apelativo despectivo de objeto—, no ven la manipulación que hay detrás de todas sus acciones y palabras inocentes, no notan cómo están siendo enviados al abismo solo porque quieren creer que hay algo bueno en esa criatura. ¡Y no lo hay!, jamás lo hubo, ciertamente ninguno de sus monstruosos clones lo arreglará.

— Suficiente —, bramó Bruce para sorpresa de la mayoría—. Violaste mi confianza al ingresar a mi hogar, deshabilitar las alarmas y atacar a mis invitados sin razón real, más que presuntos supuestos —, concluyó. Oliver se burló abiertamente ante las palabras.

— Eso es rico viniendo de ti. Como si alguien fuera a creerte que realmente he inhabilitado todas tus alarmas —, Clark se estremeció ante la acusación. Oliver era contundente y real—. Admite que has dejado que suceda y entonces admitiré mis crímenes —, pinchó con fuerza. Su mirada se clava en el otro multimillonario, mientras alza su rostro retando a intentarlo. Sabía que no lo haría, ah, pero nunca estaba de más intentarlo. El silencio llenó el lugar. Kent miró a Luthor, quien no parecía para nada sorprendido de la acusación, mientras que Bruce, propiamente, parecía simplemente hosco. Conner soltó un gruñido bajo.