Clark rugió. Primitivo y salvaje. Atravesó la ventana dañada sin dudarlo y se arremetió contra los tiradores instalados en el edificio frente al suyo. Se las arregló para noquear tres de ellos antes que el cuarto sacara un pedazo, pequeño, de Kryptonita que lo hizo retroceder ante el golpe nauseabundo que lo rodeó, pero apenas tuvo tiempo realmente para aceptar el efecto de esta toxicidad contra su cuerpo, antes de atacarlo. Superman respiró, agitado como si acabara de correr un maratón, mientras pequeños gruñidos se filtraban entre cada exhalación. Él extendió su mano, sujetando el cuello del hombre inconsciente, como el resto de ellos, y apretó, apretó, apretó hasta que una mano se posó sobre la suya y dejó de hacerlo. El hombre cayó cual trapo al suelo, mientras que el Kryptoniano se giraba para observar a su "hijo", con la misma fiereza que él lo observaba, pero también determinación. Abrió su boca, dijo algo, pero el héroe no pudo oírlo por sobre el sonido del ruido que ha colmado sus oídos. Tarda mucho en poder centrar su cerebro y que comprendiera lo que veía en los labios ajenos.
— Te necesita —. Y oculto bajo un: "te necesito".
El resto fue extraño, como navegar –o volar- entre una espesa nube de goma. Volvió a su destrozado apartamento, notando su mesa dañada y los alimentos desperdiciados. Notó a Tim, quien se había armado con esos juguetes que tanto le gustaban a Batman y estaba listo para la siguiente ronda, paranoico y despeinado. Parecía que acaba de ser tirado con solo una cuchara al campo de batalla y no era diferente a la verdad. Bruce había sido más práctico, una bala había rozado su hombro derecho y una mejilla del mismo lado, pero lejos de verse perturbado por el ataque siniestro, había decidido proteger al niño que ahora era su hijo; quiera o no. Se había posado estratégicamente para ser el escudo de este, pero aun permitiéndole movilidad y permitiéndose, así mismo, la posibilidad de observar y evaluar sus acciones. La sangre seguía presente en el aire, agridulce y metálica, Conner se precipitó a su lado unos minutos después, murmurando "padre". Notó, al pasar este a su lado, que estaba herido ya que parte del aroma provenía de él y antes de que realmente pudiera alejarse lo tomó de los hombros, obligándolo a girarse.
— ¿Dónde te hirieron?
— Suéltame —. Gruñó como respuesta a la preocupación levemente ausente del hombre fuera de sí. Conner se agitó, con violencia, hasta que logró que el firme agarre lo dejara. Y Clark solo lo observó, inclinarse sobre el cuerpo de Lex y no pudo hacer nada, porque temía hacerlo. El terror estaba arraigado en su sistema, un pánico insoportable de moverse y descubrir que su recién encontrado Lex ya no estaba, nuevamente, y esta vez para siempre. Así que solo observó, desde una distancia crucial para protegerse, pero suficientemente cerca para descubrir la verdad.
Y allí lo vio. Las extremidades largas cubiertas de jeans que poco le convenían, se agitaron y la sangre se volvió más fuerte, como la urgencia de descubrir cuál era el alcance de las heridas, así que reaccionó, por puro instinto y como un muñeco, arrastrado hacia ellos y soltado sin preámbulo alguno. El sonido sordo de sus huesos golpeando el suelo produjo una mueca del hombre calvo, como si a él le doliera por sí mismo y luego clavó realmente su mirada en este individuo. Los ojos claros martillaron el cerebro acuoso de Kent, ¿y Kent?, sintió una oleada de alivio al ver que su pánico estaba lejos de ser lo primero ahora. Lex vivía, no tenía una herida mortal, considerando lo elocuente que era cuando regañaba al superhombre, como si fuera un niño pequeño. Su mirada se desvió, analizando superficial y profundamente cada parte de su ser hasta encontrar la perforación profunda en su pierna izquierda; la bala había atravesado la carne, por suerte no el hueso, y había salido con la misma eficacia que ingresó. Sangraba, dios, como sangraba, y el pánico regresó.
— Debes ir a un- —, pero no pudo terminar la frase. El olor a carne chamuscada llenó sus fosas nasales y observó a su clon, su hijo, quemar la herida para cicatrizarla con su visión de calor, con una eficacia casi clínica; como si fuera algo practicado y perfeccionado. Primero del lado frontal y luego, como si fuera totalmente normal, alzó la pierna de su padre prácticamente pegándose a su torso, y quemó la parte inferior. La visión de todo lo sucedido causó náuseas y terrible confusión en el mayor. Literalmente no entendía nada.
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General FictionLa Liga llega a un viejo laboratorio de Lionel, para descubrir que se guardaban demasiado secretos durante décadas y que el proclamado villano de Clark Kent no es nada más que una farsa. La verdad, como siempre, se esconde bajo cada escombro que se...