Quizás no fue coincidencia...

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George iba tarde a la universidad, de nuevo. La familia Davidson había comprado una nueva casa para facilitarle el camino al joven castaño hacia la escuela donde cursaría sus dos ultimos años, pero aun tenia la mala costumbre de levantarse después de 5 alarmas, gracias a eso había estado llegando tarde últimamente, saltándose las primeras clases del día, excusándose diciendo que no serian tan importantes y que podría recuperarse después de que se acoplara.

Se maldijo a el mismo, iba tarde, sin desayunar, sus agujetas estaban desatadas, su pelo iba mojado sin cepillar y tenia que manejar lo suficientemente rápido como para poder llegar al menos a la tercer clase, la cual acababa exactamente en 40 minutos. Era todo o nada. Para su mala suerte el GPS le marcaba todas las rutas que el conocía, atascadas, redirecciono una, dos, tres veces y esto le estaba desesperando, pero cuando sus ánimos simplemente iban decayendo, su celular redirecciono un lugar nuevo, el cual por suerte estaba vacío y por alguna extraña razón la ruta era muy corta.

Paro en un semáforo y por el retrovisor iba acomodando su cabello, sin percatarse que alguien se acercaba.

—BUBULUBUS FRIOS, CIGARROS, CHICLEEEEES.- Grito un rubio mientras sostenía una caja de cartón con todo lo mencionado, dejándolo a la vista de los conductores, hasta que llego con cierto chico.

—¿No te dolió?- Dijo el de orbes color esmeralda mientras se asomaba por la ventana que George había abierto con anterioridad.

—¿Disculpa?

—Cuando te caíste del cielo, ah te creas, ¿No quieres comprarme un bubulubu?, los doy a 100 pero a ti te lo doy a 10 nada mas por ser tu.- Le sonrió mientras le mostraba el producto, pero George no respondió, el solo se quedo embobado con el físico del rubio.

Portaba una playera de tirantes color negra, un pantalón roto y lleno de lo que parecía ser ¿Grasa? Una sudadera color verde que estaba amarrada a su cintura, unos tenis desgastados y un paliacate color blanco que evitaba que su cabello rubio cayera a su frente.

—Dame 2.- Pero para cuando respondió el joven alto había desaparecido y ahora solo escuchaba el pitido de los demás carros que estaban detrás de el y querían avanzar, ahora se quedo sin bubulubus, sigue yendo tarde y se había enamorado en la calle en un lugar no tan "bonito" para habitar.

Así que solo acelero pensando en como volvería a encontrarse con el rubio bubulubu. ¿Quién podría pasearse sin cuidado por un barrio como ese? Se pregunto teniendo respuesta al momento. Bajo del carro con su mochila en mano, su celular en su bolsa del pantalón, decidido para preguntarle a aquella persona.

—Tengo fe en que Alex lo conoce.- Se dijo a si mismo mientras corría hacia el salón donde se suponía que era su clase no sin antes tropezar por olvidar amarrar sus agujetas.

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—Eres un pendejo, Dream, ¿Cómo te pones a querer robar un carro a medio semáforo? Esta bien que seamos cholos pero tantita dignidad.

—QUE NO ME QUERIA ROBAR EL CARRO, SAPNAP.- Gritó el rubio para después tomarse su agua que se encontraba en la banqueta donde ambos amigos estaban sentados.

—¿Entonces? Ese wey yo creo pensó que te lo ibas a chacalear, se quedo tieso.- Sapnap rio alto, haciendo que el otro escupiera poca agua, bajara la botella y golpeara el hombro del pelinegro que igualmente tenia un paliacate blanco en su frente.

—Estaba guapo, Sap.

—Ese es mi gallo, pero no te quiero desilusionar mi buen, ¿Viste el carro que trae?

—¿Qué importa el carro, wey? Voy a andar con el si o si.- Se paro de la banqueta tomando su caja con lo que vendía, ya listo para el siguiente alto del semáforo, su amigo pelinegro igualmente hizo lo mismo pero con sus cosas para limpiar parabrisas.

—Culo si no.- Nick se encarrero para poder subir a un camión que le hizo señas para que le limpiara el parabrisas, mientras que el otro solo iba anunciando lo que vendía.

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—Entonces, déjame ver si entiendo, me estas diciendo que te presente al wey que vende dulces en el semáforo y crees que yo por vivir en un lugar bien pinche feo voy a saber como se llama, o sea si se pero me ofende.

—Si algo así.- Respondió George mientras miraba a Alex suplicante para que lo ayudara.

—¿Y por que tanta insistencia por conocer al que vende dulces?- Habló Wilbur curioso.

—Pues miren, opino que debería conocer mas gente, mas personas de aqui cerca ya que ahora vivo por aquí, no importa en que ámbito amoroso o amistoso, estoy bien con ambos...

—Con el de los dulces del semáforo.- Wilbur volvía a hablar, ganándose una mirada de odio por no dejar terminar al castaño, a lo que solo rio bajo y dejo de que hablara.

—Ajam, continuando con lo que les decía, en verdad creo que es una buena oportunidad, no dejemos que pase, por favor Quackity.

—No eres el primero que me lo pide y le doy un no, pero esta vez diré que si porque me deberías un favor, uno no sabe cuando lo necesitara.- Alex palmeo la espalda de George tomándolo como que era una respuesta afirmativa a su petición, ahora solo quedaba que se conocieran.

—¿Qué día quedamos en tu casa, Quack..

—Mañana los espero, les mando la ubicación hoy por la noche, así que si me disculpan, me iré a mi siguiente clase porque yo si tengo cosas que hacer.- Dijo parándose del lugar mientras se despedía.

—¿Como? ¿O sea yo también voy?- Preguntó el alto de de cabello rizado poniéndose de pie para seguir a George, ellos aun compartían la clase siguiente.

—Genial, nos vemos mañana.- George le dijo al chico mas bajo, agarro sus cosas y comenzo a caminar esperando a que Wilbur caminara igualmente a su lado. Estaba emocionado, todo salio de la nada, pero quizás no fue coincidencia encontrarse con el, tal vez fue el destino...

𝗗𝗡𝗙 𝖳𝖾𝗋𝖼𝖾𝗋𝗆𝗎𝗇𝖽𝗂𝗌𝗍𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora