𝗛𝗼𝘁𝗲𝗹 𝗥𝗼𝗼𝗺

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𝗗𝗲𝗱𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼 𝗮   P0u_Em0    carrecidio


𝗗𝗲𝗱𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼 𝗮   P0u_Em0    carrecidio

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Ivan Buhajeruk bufó exasperado ante la mirada recelosa y asustadiza de la recepcionista mientras se hacía a un lado y dejaba que su asistente tratara de solucionar el problema. Por si no hubieran sido suficientemente irritantes las tres horas que habían tardado en llegar desde el aeropuerto debido a la tormenta, ahora les salía otro contratiempo.

-¿No hay nada que podamos hacer para conseguir las dos habitaciones? La reserva está hecha de hace más de un mes -escuchó que insistía el joven y trató de no gruñir al ver cómo la chica movía la cabeza negativamente.

-Lo siento, señor Carrera, pero debido al temporal van a cerrar los aeropuertos y algunas carreteras y estamos obligados a tener habitaciones libres por si tenemos que hospedar a alguien con urgencia -volvió a repetir el mismo discurso que le había dicho al rizado, casi como un robot que solo esta programado para pronunciar un número limitado de palabras-. Ustedes no son los únicos que se han visto afectados por esta situación que escapa a nuestro control -enfatizó la última parte, recordándoles que la dirección del hotel no había decidido ofrecerles solo una habitación en lugar de las dos que tenían reservadas porque les diera la gana.

-Seguro que en otro sitio nos pueden dar lo que pedimos -interviene de nuevo Ivan, acercándose a la barra de recepción y fulminando a la pobre muchacha con la mirada.

-Pueden intentarlo, aunque estamos todos en las mismas condiciones -la dureza en la voz de su interlocutora los sorprendió a ambos, pues parecía realmente molesta con la actitud prepotente del cliente.

-Señor Buhajeruk - Rodrigo se dirigió a su jefe girándose hacia él y bajando varios tonos el volumen, para que su conversación se mantuviera entre ellos dos - sé que esto no es lo que pedimos, pero ya hemos perdido suficiente tiempo para llegar hasta aquí y buscar otro sitio donde nos den dos habitaciones nos retrasaría todavía más.

-No podemos llegar tarde a la reunión con los socios - caviló más para sí mismo que para su asistente, aunque aun así recibió un asentimiento como respuesta -. Está bien, nos quedamos aquí.

La recepcionista respiró con evidente alivio al escuchar la sentencia del huésped, quien aceptó a regañadientes la llave de la habitación que se veía obligado a compartir con su ayudante. No es que le molestara su presencia, al contrario, era bueno con su trabajo e incluso le caía bien, pero no estaba acostumbrado a tener que compartir dormitorio con nadie, así que estaba de mal humor.

Rodrigo no dejó de teclear en su teléfono móvil, respondiendo emails y poniéndole al corriente de las cosas que sucedían en la oficina desde que habían despegado. Él asentía y le respondía con algunas pequeñas directrices, como por ejemplo qué tarea debían priorizar o cuál de los encargos que había dejado ordenados no debía ser entregado sin su previa supervisión.

𝙐𝙣𝙚 𝘾𝙤𝙡𝙡𝙚𝙘𝙩𝙞𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora