𝗗𝗲𝗱𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼 𝗮 -IkuyiMM- carrexzv 😸
Ivan deja que sus ojos deambulen por los hombres del Instituto de Nueva York, su Instituto desde hace un par de años. Está complacido de notar que todos los ojos están enfocados en él y todos parecen escuchar atentamente su discurso.
"Nosotros..." Ivan traga, de repente sintiendo la mirada acalorada de alguien sobre él. Comete el error de mirar hacia donde está, apoyado casualmente contra la pared, con los ojos clavados en él.
Maldita sea. ¿Por qué Rodrigo tiene que ser tan malditamente atractivo?
Ivan se aclara la garganta, tratando de alejar el rubor que brota de sus mejillas. No es el momento de ponerse nervioso o imaginar las cosas que desea que Rodrigo le haga más tarde. No es el momento de imaginar su mano sobre su piel o enredada en su cabello. Es... hora de concentrarse.
"Necesitamos concentrarnos más cuando estamos patrullando. Los criminales están tratando de pasar por encima de nosotros y no podemos permitir que eso suceda. ¿Está claro?"
Ivan exhala en silencio, aliviado de haber recuperado la voz. Sutilmente reorganiza sus pantalones que le quedaron un poco más ajustados. Realmente debería estar prohibido lucir tan hermoso como lo hace Rodrigo.
"Bueno. Eso es todo, vuelvan a sus horarios". Ivan los despide con un movimiento de su mano después de verlos a todos asintiendo con la cabeza.
La habitación se vacía con la excepción de Rodrigo, quien lo mira como un depredador que acaba de localizar a su presa.
"Me encanta cuando te vuelves todo un líder con ellos", Prácticamente ronronea Rodrigo, caminando hacia Ivan a grandes zancadas. "Eres tan jodidamente sexy así".
Ivan traga saliva, su nuez de Adán se balancea visiblemente en su garganta. Rodrigo está ahora en su espacio personal, a solo unos centímetros de distancia. Ve el brillo en sus ojos que promete que algo sucederá pronto.
"¿Lo haces, eh?" Ivan presiona las palabras más allá del nudo en su garganta, su corazón late más rápido. Es asombroso cómo la sola presencia de Rodrigo puede irritarlo así, incluso después de todos esos años.
"Sí", afirma Rodrigo, dando otro paso adelante, con una gran sonrisa floreciendo en su rostro cuando Ivan retrocede.
"Me encanta cuando les dices qué hacer, y siempre lo hacen sin cuestionar. Y me encanta aún más que después, harás exactamente lo que quiero. Porque lo harás, ¿verdad, Ivan?".
Rodrigo se acerca un poco más, y de nuevo Ivan no puede evitar retroceder como en un baile con reglas tácitas de las que solo ellos dos son conscientes. Ivan está seguro de que la forma en que Rodrigo se acerca a él parece amenazante para un transeúnte, pero esa no es la razón por la que se retira. Quiere a Rodrigo cerca, pero el ojiverde es tan abrumador cuando está de ese humor. Y le gusta que lo persigan.