"Perdón"- fue la última palabra que salió de su boca antes de abrazarme mientras lloraba.
No quería aceptar que él ya no sería mío, si no de otra chica, que ni si quiera ama. Quisiera volver en el tiempo, para poder llegar a un acuerdo con sus padres.
"Me casaré en una semana"- dijo a centímetros de mi cara, mientras agarraba mis mejillas-"hay tiempo para armar un plan y escaparme."
Sus palabras me causaron ternura y un dolor en el pecho, significaba que si me amaba, pero ya estaba todo hecho, no hay tiempo atrás. Lo besé tan desesperadamente, sabiendo que, quizás, esta noche sería la última.
Estábamos acostados en la cama, Draco leía un libro, agarrandome de la cintura, y yo estaba acostada en su pecho, jugando con el cordón de su buzo grande y verde oscuro.
Lo miré a sus ojos grises, tan profundos que me pierdo en ellos, y sus labios, carnosos y pálidos, esa sonrisa tierna al ver mi cara admirandolo, era perfecto.
"¿Qué paso?"- preguntó riendo. Moví mi cabeza indicando que nada malo pasaba.
"Sólo que eres perfecto, te amo.."- me sorprendí al escucharme a mi misma. Acepté mi nueva yo, la que amaba a alguien con todo el corazón sin importarle cuan poco dure...nuestra relación.
Un rato más tarde Draco y yo nos estabamos besando, yo arriba de Draco, y alguien toca la puerta, Draco no escuchó entonces pensé que sólo me lo había imaginado, así que seguimos en lo nuestro, hasta que la puerta se abrió.
Nos quedamos mirando la puerta sin movernos ni un poco, como esperando que fuera un elfo o alguien sin importancia. Lucius entró, supongo que pensó que Draco estaba dormido..
Él llevaba una túnica negra, tan larga como la de mi padre, creo que se la ví a unos mortifagos, con unas botas de cuero negro, largas hasta la mitad de abajo de la rodilla. Una camisa blanca con un moño negro, y un pantalón como de gala.
Nos miró sorprendido, se acercó a la cama, me empujó para el otro lado de la cama, agarro la muñeca de Draco con fuerza y lo sacó del cuarto, muy enojado.
Luego de eso me quedé un rato en la cama, pensando que le haría a Draco. Escuché gritos y entré en razón. Salí corriendo del cuarto, y me dirigí hacia donde venían los gritos.
"¿No te da vergüenza? Estar acostandote con otras cuando en una semana te casas."
"Lo siento padre pero-"
"¿PERO QUE?"- gritó aún más enojado."¿que me dirás ahora? ¿Que la amas?"
"Pues sí, y ella no es ninguna otra, ella es la oficial, no me casaré padre, a no ser que sea con ella, porque yo la amo sinceramente, y me importa una mierda lo que tu y los demás piensen"
'Lo amo' pensé ' me importa muy poco si él realmente lo siente por mí' pero yo si por él'
Me dí cuenta que él estaba leyendo mi mente porque sentí un pinchazo en mi cabeza y él estaba sonriendo. Pero luego se nos quitó la sonrisa al ver a Lucius pegándole una bofetada muy fuerte a Draco.
"¡¿Que te pasa?! Entra en razón por el amor de Dios, ella no es tan poderosa como crees, el padre quiere abandonarla."
Mi corazón se paró al escuchar esa frase, empezé a reflexionar sobre esas palabras y como mi padre me trataba, su túnica en mi baño, cosas raras pasaban con él.
Salí corriendo viendo como Draco me miraba preocupado, sin siquiera importarle la bofetada que le pego el padre...le importaba más que él mismo...
Con las nubes negras de mortifago llegue con rapidez a Hogwarts, entre a mi baño y ahí seguía la túnica de mi padre, busqué por toda mi habitación y encontré una carta, de mi padre, pero estaba encima de mi escritorio, no pensé que me regalaría la respuesta.
En la carta decía:
'Hola hija, quería decirte que ya no serás parte de la familia a no ser que te cases con alguien decente. Ya descubrí tu amoríos con ese tal Draco Malfoy, y es de buena familia, yo te prometo que si se casan, tendrás mi apellido devuelta. TR/LV'Al terminar de leer la carta, mi corazón latía fuertemente, mi respiración se aceleraba y mis manos me temblaban. No podía dejar de llorar, Lucius tenía razón, mi padre no me quería.
Vi a Draco entrar por la ventana, se veía muy preocupado.
"Draco, mi cajón"- dije jadeando, apenas pudiendo respirar-"las pastillas, pequeña caja naranja".
Draco buscó rápidamente por el cajón, desesesperado. Al encontrarlo me lo trajo.
Lo tomé y poco a poco me relaje, Draco me levantó del suelo y le acostó en la cama, me abrazó por la cintura arriba mío, con su mejilla en mi pecho. Le abracé la cara con mis brazos.
"Gracias, por todo"-dije.
"¿Qué paso?¿Porqué estabas así?- dijo mirándome tiernamente-"fue por mi padre?"
"Tu padre no tiene nada que ver con esto, sólo que... mi padre me dejó una carta"-agarre la carta de mi escritorio y se la entregué-" de todas formas, no quiero hablar de esto"- dije mientras él leía la carta-"quiero hablar sobre lo del ministerio de magia."
Draco me miró, decepcionado de él mismo y empezó a recitar:
"Cuando tenía 16, tenía 'amigos' que se aprovechaban de mi. A esa edad yo solo los tenía a ellos, y hacía lo que fuera por que no los perdiera, me hacían hacer retos que no me gustaban para nada, pero eran mis 'amigos'. Poco a poco la dificultad de los retos subían"- Suspiró-" me retaban a violar a algunas chicas, a pesar de que no me gustara, lo hacía, por la estupidez que me hacían pensar. Todo eso no quita que no hubiera tenido opciones, yo tenía, y muchas, pero era estúpido, lo lamento por no haberlo contado antes"
"Entiendo Draco, lo siento por ti, a pesar que no me hayas contado antes, gracias por compartir tu vida conmigo."
Lo abracé con fuerza y nos quedamos dormidos...