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— Freddy, tiene sentido, es el principal de mi juego, no por nada se llama así, me gusta tu lógica

Scott agarró la llave del oso, la introdujo en la puerta y después giró la cerradura, la puerta se abrió, este entró, vio que estaba en una sala de operaciones de un hospital, un gran ventanal en una pared y en las otras solo repisas con cosas encima, Scott empezó a investigar en la sala cuando la puerta tras de sí se cerró.

Scott inspeccionó la sala, encima d ela camilla que había en medio se encontraba un pequeño maniquíe, este tenía la cara blanca con una sonrisa peculiar, al igual que una pequeña falda rosa.

— yo te conozco, Minireena — mencionó Scott sorprendido — vaya, ver tus creaciones así de cerca y de reales se siente fabuloso

En eso sintió un pequeño hormigueo por la espalda, miró por su hombro derecho, era un maniquíe parecido al de la camilla, estaba trepando por su espalda; Scott, con una grito de miedo, apartó a la muñeca con su mano, haciendo que esta cayera al suelo, pero, el suelo no estaba desolado, más de esos maniquíes pequeños se estaban acercando a Scott, trepando por sus pies y metiéndosele por el pantalón.

Scott trató de sacudir sus piernas y patear a las muñecas, varias se soltaban y otras no.

Scott agarró una silla de ruedas que estaba en el lugar, la levantó y la azotó contra el cristal de la pared, el espejo se rompió en pedazos de cristal que pudieron rasgar un poco la cara de Scott, el cual al devolver la mirad a donde estaba el espejo, solo pudo ver una pared de ladrillos, no había escapatoria de aquella habitación.

En eso sintió algo caer caer su cabeza, levantó la vista y vio como del techo más de esos maniquíes le caían encima, en los hombros y en la espalda a casi caer al suelo, Scott se sacudió la cabeza mientras seguía caminando por la sala, cada vez parecían ser más de esas muñecas, no parecían caerse o si una caía, otra inmediatamente la suplantaba.

Sus piernas estaban llenas de esas cosas, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera sobre la camilla, golpeando su cabeza contra la esquina de esta y cayendo al suelo adolorido, las pequeñas risas de las muñecas se empezaba a sonar en mayoría, su cuerpo estaba totalmente cubierto de esas cosas, sintió como su boca se empezaba a abrir, y después como algo empezaba a entrar poco a poco en él, como su garganta se extendía internamente y pasaba por esta hasta su estómago y pulmones, la respiración le empezaba a cerrar más.

Y después de pocos segundos, la asfixia de las muñecas metidas en medio de su garganta, hizo que Scott encotrara su pequeño, pero numeroso...

FIN

¡Nueva estrella desbloqueada!

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Atrapado en mi vida Vol. 1 ‐ FNAF - (libro interactivo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora